Noche infernal

Pasable cinta, que lamentablemente fue de más a menos. Buenos intérpretes, excelentes locaciones, pero la trama se fue enredando en demasía. Muchas circunstancias quedan sin explicar. Aun así, no es un bodrio y sirve para entretener.

Una de esas películas setenteras de terror inglesa, mezcla de terror psicológico con cierto tinte sobrenatural.
Interesante la forma en que se desarrolla, tiene algunos giros inesperados, y hay que reconocer que cuesta desentrañar el gran misterio que ocultan los miembros de la fundación.
Buenas interpretaciones de Christopher Lee y Peter Cushing, como de costumbre.
La película no pierde el ritmo, es oscura, y de a poco va revelando cada uno de los secretos en una escena que para la época, debió ser muy impactante.

Peter Sasdy firma un largometraje en el que se mezclan el suspense, la ciencia-ficción y una trama convenientemente paranoica de conspiración, formando un batiburrillo atractivo, pero no demasiado consistente, en el que un final tramposo y efectista trata de pasar por alto todo lo que no se ha querido, o podido, explicar a lo largo de la retorcida trama. Con todo, me parece un film interesante, que recuerda por más de un motivo a la coetánea película británica "El hombre de mimbre" (The Wicker Man, 1973), de Robin Hardy: si en la obra de Hardy la acción transcurre en la isla escocesa de Summerisle, en la de Sasdy la acción se sitúa en otra isla escocesa, Bala; además, en ambos largometrajes trabaja como actor el recientemente fallecido Christopher Lee, y en ambas películas hay una investigación policial.

Christopher Lee era un hombre muy interesado en Carlomagno, y creía que era un lejanísimo descendiente suyo; de ahí que, al crear su propia productora (porque es el productor de este film, además de uno de los protagonistas) la llamara Charlemagne. Por lo demás, ver a Diana Dors -una mala muy cutre, y muy pobre en medios con respecto a los verdaderos malos de la historia- huyendo de los helicópteros de la Policía, y sobreviviendo en un medio hostil, como un héroe del posterior cine de acción, es algo que no tiene precio. Como tampoco lo tiene el hecho de ver juntos, una vez más, a Lee y a Peter Cushing.

Primera película producida por el actor Christopher Lee, que aquí no se asigna el papel de protagonista, pero sí un rol muy importante, el del inspector de policía que lleva el caso criminal.
Parte de una historia en sí atractiva, que el cine inglés solía abordar con solidez y eficacia en los años sesenta y setenta, principalmente, pero que aquí, en manos de Peter Sasdy no llega a trascender por la ramploneidad de la realización, sin imaginación ni chispa.
No aburre y hasta interesa, sobre todo en su primer tercio, ya que existe intriga, más que nada porque no se sabe el intríngulis de la cuestión.
Al final, cuando se sabe de qué iba todo el tinglado uno/a siente la sensación no de que se le haya engañado, pero sí que todas las expectativas que había acaban en un pequeño disparate argumental, un dislate que sorprende, pero no precisamente de forma positiva.
En definitiva, que se puede ver, las interpretaciones no son malas la banda sonora de Malcom Williamson está bien, pero no cuaja su desarrollo de forma finalmente satisfactoria sino sí decepcionante.
Además, su final recuerda no poco a la excelente y muy superior "El hombre de mimbre", con el que tiene no pocas semejanzas (cosa que se sabe al final).

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