Goddess of Love

Stripper rarita pero buenorra conoce a chico.
Chico va a casa de la chica buscando una aventura tras el suicidio de su esposa.
Chica se ilusiona y, justificadamente, entra en un juego de paranoia y progresiva esquizofrenia por la atención del chico.
Hasta que al final...

Al final nada, eso es lo que es: una puta loca con la que, encima, nos hacen empatizar para nada.

Lo triste de 'Goddess of Love' no es su historia simplona, tampoco su estética cutrilla pero entrañable de cine erótico-terrorífico, ni siquiera su evidente falta de medios.
Es la total y absoluta ceguera respecto a sus propias virtudes, que elige sacrificar por el efectismo baratucho y sin sentido.
Porque es fácil empatizar con Venus nada más verla, con su aire inocente sustentado por una efectiva interpretación de la desconocida Alexis Kendra. Y aún más fácil entrar en el particular infierno que se desata a su alrededor, donde perturbadoras imágenes y bruscos cambios de personalidad se hacen cada vez más frecuentes.

¿Quién no ha sentido alguna vez el infierno de los celos?
Uno en el que el móvil silencioso te devuelve la mirada sin moverse, tus tareas diarias carecen de importancia hasta el punto de anularse y la dependencia del amado pasa a ser más fuerte cuánto más deja claro que le importas muy poco.
Desde ese punto de vista, el infierno de Alexis es dolorosamente real, y más injusto cuánto más la conocemos. No extrañan los desvaríos y odios que surgen en el abandono, porque en una situación de celos de repente uno se encuentra conque gana el que menos escrúpulos tiene, el que más cruel se muestra con quien ama.
Venus encuentra una diosa en su interior, y probablemente pueda ser la del amor, pero está furiosa porque se ha mancillado su nombre.

Pero nada, carpetazo y cierra la película que ya han corrido los minutos.
Una decisión que deja esta historia más cerca de la pedantería inútil que de la tontería orgullosa de serlo.