Codón es un máquina

Desconozco cómo puede ser percibida esta película por los que no conozcan a la pareja protagonista en alguna de sus múltiples facetas (podcasts, blogs...) En mi caso, fan irredento de TDC, Aristócratas, Vicisitud y Sordidez, etc, me lo he pasado pipa con la química de este dúo, con algunas frases para enmarcar, la crítica teñida de humor, y la inteligente interpretación de un atontao por parte de Codón. Un pelín larga quizás, pero entiendo que con la de horas de improvisación que comportó este rodaje les dolería cortar algunos de los chistes.

Volviendo a la frase con la que encabezaba este texto, no sé como percibirá un neófito en el denominado Foxverso este film, pero seguro que a poco que entre en el juego, tres o cuatro carcajadas se va a echar seguro. Los fans del cine cultureta sin sentido del humor, posiblemente no, pero allá ellos, ya que reirse de lo que uno ama es una gran virtud

Mi primera reseña y se la dedico a una propuesta peculiar.

No hay guión. Y eso no ha de ser necesariamente malo. Pero se percibe a menudo una voluntad de improvisación forzada, y eso ya no es tan bueno. Hay en ocasiones frases elocuentes que logran esbozar una sonrisa en el espectador pero no son suficientes. Se nota la profesionalidad de quienes se dedican al medio y cabe lamentar que en esta falsa industria nuestra a actores como Daniel Retuerta no se le hayan concedido más oportunidades. Esperemos que Elena de Lara sí tenga más oportunidades porque se las merece.

Dicho esto, y hablando de oportunidades, aunque no me haya convencido del todo considero que esta película merece que le echéis un vistazo, aunque sólo sea para que tengáis una opinión propia sobre la misma

Codón es un máquina, no sé qué es. Una película desde luego que no. Códon y Fox se pasan 90 minutos haciendo un podcast ficcionado que el Tito Norber, armado con dos black magics graba durante una tarde.

Si no eres un fan de Codón y Fox, no creo que te haga gracia alguna. Incluso si eres seguidor de estos dos, creo que tampoco te hará demasiada gracia. A mi me cuesta creer que estos dos, con todo lo que saben de cine, y las pullas que sueltan a diestro y siniestro siempre hagan estas mierdas. Al menos no es tan dura como la de Cinebasura y desde luego tiene menos pretensiones. Es que esta gente apunta a Troma, y no llegan ni a Vick Campbell.

A mi Codón, cuando se cubre bajo la sombra de Don Víctor Olid, me tiene un pase. Francisco Fox ni solo ni acompañado le encuentro el talento; no veo que destaque más allá del timbre de voz aflautado que bien podría sustituir el ruido del pulsador de una bicicleta. Sin acritud.

No pierdan el tiempo. No merece la pena. Los 4 iluminaos que han hecho otras críticas son oyentes de esos podcasts que les han granjeado esta "fama" en el entorno underground podcastil. Poco más que una broma privada.

Aunque FilmAffinity sea, supuestamente, un lugar para aportar opiniones en relación a películas que en función de tus gustos puedan parecerte interesantes, el paso del tiempo ha hecho que como en casi todo en internet, haya acabado por convertirse en un apéndice del ¨cuñadismo¨ que nos asola. Precisamente, ése es el valor de la película, que nos ocupa. Porque durante poco más de 90' se ríen de todo el postureo, ornamento y ¨bienquedismo¨ que hay dentro de (la iba a llamar industria, como si en realidad la hubiese) todo lo relacionado con el cine español. Principalmente el destinado a festivales, premios otorgados casi por inercia y escasa o nula repercusión, ya no solamente en taquilla sino a nivel social. No hay mejor ejemplo que echar la vista atrás para ver cómo van quedando relegadas al olvido multitud de películas que se vendían como poco menos que el cénit de cine de autor y al final si las analizamos son prácticamente un calco entre ellas mismas. Y con esa falta de personalidad, que muchas veces tienen tanto el público, como la crítica o los propios académicos (sería largo de explicar que para no verse todas las pelis ¨a considerar¨, los académicos acaban más o menos siempre viendo las mismas, las de mayor renombre y por eso, normalmente los premios acaban estando tan poco repartidos) y se sobrevalora en exceso un estilo de cine que en muchas ocasiones, mas allá de los planos largos con el sonido de las chicharras de fondo y algún que otro plano jugando ligeramente con la profundidad de campo, nos aportan poco más que nada. Y poco más que nada, pero con medios más limitados que los delanteros de mi amado Real Sporting de Gijón, pero improvisando y metiendo el dedo en todo tipo de llagas, es lo que nos acabamos encontrando en Codón es un máquina. Una película que no está destinada a todo tipo de públicos y tampoco lo pretende. Más bien, al contrario, cuanto más logre molestar, mejor resultado habrá conseguido. Por lo que sobra decir que si eres fan de Fox y Codón, ¨disfrutarás un montón¨. Y seguramente te cueste mucho meterte en ella si no sabes "a lo que vas", pero coime, que nos hace falta un poco más cachondeo y menos chicharreo. En la vida no hay que tomarse las cosas tan en serio. No le den más vueltas, no tiene sentido. O sí o yo qué sé.

Ya no recuerdo cómo conocí a estos dos tipos tan peculiares. A estos dos merluzos que parecen sacados de un cómic de Bruguera. Porque Paco Fox y Ángel Codón, cuando se ponen en plan caricatura para reírse de las beatas y de los idiotas, parecen salidos de la pluma de Ibáñez y podrían ser dos vecinos cinéfilos en el número 13 de la Rúe del Percebe.

Llevo cuatro años escuchándoles en sus podcasts del underground -"Tiempo de Culto" y "Foxverso"- y me parto el culo de la risa. Y aprendo cosas de cinéfilo ramplón. Y rescato, gracias a ellos, películas olvidadas o que en su día desdeñé. No siempre estoy de acuerdo con sus opiniones pero eso le añade más salsa a la relación. Ellos, y sus adláteres del micrófono, que también son unos frikis del copón, me hacen compañía cuando paseo por el monte o me acerco a la Gran Ciudad a cumplir con las burocracias. Fox y Codón son además unos rojos de campeonato, y se ciscan en la corrección política, y si tienen que cagarse en alguien muy importante pues se bajan los calzoncillos y se defecan. Fortuna y gloria, que dijo el doctor Jones.

Pero no recuerdo, ya digo, como di con ellos en la selva de los podcasts. Los podcasts tejen una red de interconexiones que hace imposible recordar quién los mencionó por primera vez, quién me los recomendó justo ahora que Pumares ya andaba moribundo –y de hecho se nos murió, el pobre- y que el otro Carlos, el Boyero, amenaza cualquier día con desaparecer. Justo cuando me iba a quedar huérfano de críticos cáusticos y sinvergonzones aparecieron Hernández y Fernández y me adoptaron.

(“Codón es un máquina” es una broma, una boutade, una gansada. Fox y Codón son como Jesús Puente y Adolfo Marsillach en “Sesión continua”: dos entusiastas del cine que hablan todo el rato de cómo hacer una película, de cómo venderla, de cómo disfrutar con otras películas... Es pasión por el cine pero en plan cutre, gilipollesco adrede, haciendo guiños a la audiencia que los sigue. Codón y Fox se ríen de sí mismos y de paso nos reímos los demás. Es imposible recomendársela a los gentiles. No iba a entender nada. Es un pequeño mundo de referencias. Misterios para iniciados).

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