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Murallas humanas

Drama En 1908, en la pequeña localidad de Jericho (Kansas), Dave Connors, el fiscal del condado que está casado con una mujer alcohólica, se siente atraído por Julia, una compañera de profesión. Al mismo tiempo es acosado por Algeria, la mujer de su amigo Tucker. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
23 de enero de 2016
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Melodrama del especialista John M. Stahl donde se abordan temas tan interesantes -algunos típicos en la filmografía de este realizador- como la disección de la burguesía provinciana americana, las relaciones amorosas, la condición humana, las ansias de poder, los celos, la problemática de la mujer, la difamación, las manipulaciones periodísticas o el descrédito político.Todo ello ambientado a comienzos de S. XX en una pequeña ciudad llamada Jericó. Grandes cuestiones que merecen una gran realización plena de nervio, de sensibilidad y de pasión.

Pero la película tiene, al menos, tres problemas. Por un lado, no se logra, en algunos aspectos, transmitir ni esa intensidad ni esa emoción necesarias -algo extraño en el gran director que es Stahl- que requieren esas temáticas, tan serias y trascendentes, en las que apenas se profundiza. Por otra parte, existe reiteración en el contenido de muchas secuencias (fiestas y recepciones que nada sustancial aportan), provocando un deterioro en la fluidez narrativa del film. Y, finalmente, se distingue cierta frialdad en la relación entre los personajes que los distancian de sí mismos y del punto de vista del espectador.

Aunque el auténtico clasicismo que destila, la elegancia de su factura, el memorable plantel de actores y muchos acertados momentos en su segunda parte, hacen que esta cinta sea contemplada con facilidad y resulte atractiva.
Luis Ángel Lobato
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20 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El protagonista (Cornel Wilde) es el "procurador del condado" de la pequeña ciudad de Jericó, a principios del S. XX, tiene aspiraciones políticas que parece que llegarán a buen puerto, ya que se ha ganado la confianza tanto de la "buena sociedad" de la ciudad como de los campesinos de la zona.

Ni siquiera el hecho de que su esposa (Ann Dvorak) tenga serios problemas con el alcohol parece que le vaya a cortar las alas, hasta que llega a la ciudad Algeria (Linda Darnell), que se acaba de casar con su amigo (Kirk Douglas), el acaudalado dueño del periódico local.

Es curioso que este melodrama del especialista en el género John M. Stahl sea relativamente poco conocido, e injusto porque no le faltan méritos para ser tenido en cuenta.

A tener en cuenta la escena de la fiesta de bienvenida que ofrecen en casa del procurador a Algeria, la forma sutil en la que se deja de manifiesto hasta qué punto es superior (dentro de la escala social) a sus anfitriones, su condescendencia, los nervios y derrotismo de la mujer del procurador que se siente mal en cuanto contempla el sombrero de su invitada...

También el momento de la despedida entre el personaje de Cornel Wilde y el de Anne Baxter en la estación, mientras una conocida de la mujer habla de trivialidades y ellos solo se pueden comunicar con la mirada.
BelénLo
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29 de abril de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha encantado. Director para mi desconocido. No había visto nada suyo, pero me parece una gran película, que anuncia un gran director. Claro antecedente de Douglas Kirk, por otra parte...
Tiene ese algo de clásico y decadente, esa sensación de estar viendo lo de siempre, pero dicho de otra manera.
Una historia conocida, una maldad de mujer hacia un hombre, probablemente porque le guste más de lo que debería, y que es capaz de subvertir el orden normal de las cosas para hacerle daño, a través, además de su propio marido, que era amigo del damnificado.
Pero esa historia está ya contada, se ha hecho muchas veces. Lo que cuenta Stahl es otra cosa, es cómo el dañado es capaz de renunciar a sus sueños profesionales y a su vida personal con tal de seguir siendo quien parece que es.
No deja a su mujer, ni pretende vivir su amor haciéndola daño. Ella forma parte de su paisaje, es él mismo, y nada puede hacer para evitarlo, para evitarse.
La centralidad de la obra va virando desde la mala malísima y su influencia (Linda Darnell, tan guapa como siempre) hacia la abogada que estaba desde niña enamorada del Procurador (un estupendo Cornel Wilde) pero que no le va a obligar a dejar a su esposa (una morrocotuda Anne Baxter, absolutamente impresionante, en un papel que podría haber bordado Susan Hayward, por ejemplo).
Y es en ese camino en donde la película se vuelve preciosa. La primera parte es aburrida, un poco lo de siempre, a mi me ha recordado mucho a "Medianoche en el Jardín del bien y del mal", de Eastwood, aquí es Jericó, allí es Sabana, pero es la misma intensidad de pueblerismo, esa mirada en la espalda que sientes solamente por ser quien eres, tan características de sociedades provincianas y atrasadas...
Tengo que ver más películas de este director, que me da a mi que no es muy recordado, que no creó escuela.
Pero tiene algo muy interesante. Dicen que es cielo la juzgue es un mejor cinta. Mañana la veo. O pasado...!!!
ÁAD
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