Las noches de Tefía (Serie de TV)

Posee un hilo argumental tan original y emocionante, que, para ser una serie que trata sobre un campo de concentración, no lo pasas ni mal (como nos tienen acostumbrados todas las obras de ese tema). Tiene sus momentos muy duros, por supuesto, pero la imaginación hace que estos reclusos, también sean capaces de disfrutar. Y es que gracias a las dotes narrativas de uno de ellos y la colaboración de todos, son capaces de evadirse todas las noches, antes de dormir, durante un buen rato a un mundo creado para ellos. Este mundo de ilusión es tan real para los mismos, que pasan las duras jornadas de trabajos forzados, con la ilusión de que por la noche, la maravillosa historia del "Tindaya" (así es como llaman al club del que son dueños y donde tienen lugar todas sus aventuras), volverá a abrir el telón para proporcionar que sus sueños más imposibles, se hagan realidad. Un auténtico placer para los sentidos y también un homenaje y recuerdo a las pobres personas que cayeron en este campo de concentración. Yo sabía que durante la dictadura, se recuperó una supuesta y antigua ley de vagos y maleantes (que por aquel entonces ya ni estaba en vigor) y que se usó para encarcelar también a los gays. Éstos últimos sólo por serlo, ya que se consideraba delito de desviación sexual (hay que joderse). Pero de que habían existido campos como el de Tefía en Fuerteventura, no tenía ni idea. Y esas cosas es bueno que salgan a la luz. Para que nunca se olviden y sobretodo, no se repitan. Cuenta con magníficas interpretaciones, una muy buena dirección y una banda sonora acorde en cada momento. Y es de una sensibilidad aplastante. La recomiendo muchísimo y os animo a ver las maravillas que se hacen muchas veces en España, en cuanto a películas y sobre todo series, se refiere. He entrado un momento, después de escribir mi crítica.Y es que no me había fijado en que tiene puesto de nota un seis con uno. Y de eso ni mijita. Le había dado un ocho, pero se lo voy a cambiar al nueve. Y no le doy más porque sólo van tres. No vaya a ser que después el final no me guste. Ese era el motivo de haberle dado un ocho. Pero nada, cambiado al nueve queda, que lo que llevo visto bien lo merece.

La premisa de partida no puede ser más original. Si algo he echado en falta en esta serie ha sido un mayor recorrido, más capítulos que permitieran profundizar más en cada personaje. Pero en general, es una serie redonda.

La serie cuenta una realidad durísima de nuestra historia que, si no se hubiera edulcorado un poco con la parte musical y de comedia, habría sido imposible de aguantar.
Me ha parecido magistral el planteamiento y como han ido introduciendo esa realidad alternativa del Tindaya, pasando del blanco y negro al color, usando a los personajes como hilo conductor y creando multitud de paralelismos entre los conflictos de ambas realidades.
Quizá la tercera línea argumental, la ambientada en 2005 sea la más floja, aunque también es necesaria para poner en contexto las consecuencias de lo relatado.

En cuanto a la parte musical, si bien los números no poseen la espectacularidad de una producción de Broadway, son vibrantes y bien ejecutados.

Y por último destacar el reparto. Patrick Criado está excelso en su papel: con la dosis justa de pluma, de canallesco, de drama, y un acento andaluz que no suena nada impostado. Huele a premio. Del mismo modo, Raúl Prieto consigue que su personaje se haga querer, y el acento canario está muy conseguido.

Si, confieso que soy una verdadera sufridora viendo series y con algunas de ellas llego a sufrir muchísimo. Pero es que esta serie debería de conocerla y verla todo el mundo. No solo está perfectamente rodada e interpretada. Es que además es necesaria. Muchas personas (entre las que me incluyo) no tenían ni idea de que entre 1954 y 1966 hubo un campo de concentración para vagos y maleantes en Fuerteventura ni de las salvajadas que se cometieron allí contra personas inocentes cuyo mayor delito fue querer ser libres en una sociedad opresora y una dictadura atroz.


La nueva serie creada por Miguel del Arco que dirige junto a Romulo Aguillaume a veces duele mucho por lo terrible (y lo real) de lo que cuenta. Sin embargo, también nos ofrece una reflexión sobre el poder de la imaginación y la creatividad como vía de escape ante cualquier horror. Y es que pueden encarcelar nuestro cuerpo y torturarlo de mil maneras posibles, pero nunca podrán hacer lo mismo con nuestra mente. En nuestro interior siempre podremos encontrar la libertad que otros nos niegan. Por oscuro y desolador que sea el escenario en que nos toca existir, nunca nos podrán robar la alegría de vivir.


No exagero si os digo que estamos ante una de las mejores series españolas de este año y tampoco si afirmo que la considero una de las series más especiales que he visto a lo largo de mi vida. Su visionado me ha emocionado muchísimo. Entrar a Tefía supone experimentar una montaña rusa de emociones. A lo largo de sus 6 únicos capítulos consigue hacerte reír, llorar, odiar y temer a algunos de los personajes mientras te enamoras de la valentía y la fortaleza de otros.


Cuenta con un elenco de lujo. Patrick Criado realiza la mejor interpretación de toda su carrera. Un papel muy diferente al que nos tiene acostumbrados y es que rompe totalmente con los típicos toles que había interpretado desde su debut como actor siendo un niño en ‘’Águila Roja’’. Me ha encantado que le den esta oportunidad donde ha podido demostrar con creces su valía como actor y su capacidad para interpretar a cualquier personaje que se le presente. Su ‘’Vespa’’ es uno de los personales más mágicos y especiales de la historia de la televisión. Supone todo un ejemplo de cómo hallar alegría en nosotros mismos incluso en los momentos más terribles. Su positivismo, su humor y su risa son realmente contagiosos. Su lucha por sobrevivir y seguir siendo el mismo es admirable. Y ese acento andaluz resulta demasiado creíble, tanto que incluso habrá quien pueda sorprenderse cuando descubra que el actor es madrileño y no gaditano. Javier Ruesga (al que veo por primera vez aquí) realiza a su vez una gran interpretación como ‘’La Sissi’’ (el alma del Tindaya y la mujer inquebrantable que siempre supo quién era). Marcos Ruiz ya me emociono en ‘’Las leyes de la frontera’’ en 2021 pero aquí nos regala a otro pedazo de personaje. Airam o ‘’La bambi’’ como lo apodo el ‘’Vespa’’ a su llegada al campo de concentración cuando apareció muerto de miedo, experimentará una gran transformación a lo largo de la serie. Jorge Perrugoría también consigue emocionarnos interpretando su versión adulta. Miquel Fernández como Charli y Raúl Prieto se suman al grupo con actuaciones convincentes interpretando a Charli o ‘’El seriales’’ y al Boncho. Jorge Usón se mete en la piel de Ramón llamado por los otros presos ‘’La majareta’’ (un huérfano de la guerra que padece una minusvalía intelectual por la que la gente de su pueblo lo ha prostituido y vejado toda su vida logrando que acabe en Tefía por ello) uno de los personajes más importantes de la trama que nos ofrece algunos de los momentos más emotivos y desgarradores. Carolina Yuste (una de las mejores actrices españolas de la actualidad) consigue dejar una huella femenina en la producción al interpretar a Nisa (un personaje creado a través de los recuerdos de una mujer que amo Charli y que será muy importante en la trama del Tindaya y en la vida de los presos). La actriz a la que conocimos en ‘’Carmen y Lola’’ y que no ha dejado de brillar ni en un solo momento desde su debut no deja de sorprendernos gratamente. Tampoco quiero olvidarme de la ternura e inocencia de Luifer Rodríguez como Tinín o ‘’La Pinito’’. Roberto Álamo, Israel Elejalde y Mingo Avíla son los tres villanos despreciables de la historia, bordando sus papeles de malos malísimos.


El apartado técnico de la serie es sublime. Los números musicales son esperanzadores, brillantes y coloridos. Además, están muy bien ubicados dentro del contexto de la historia real que esconde el Tindaya. Resulta impresionante ver como la pantalla fusiona la estética y los sentimientos de los protagonistas pasando del blanco y negro (siempre asociado al campo de concentración, el dolor, el hastió y el sufrimiento vividos) al color (la emoción y la esperanza de encontrar un oasis en mitad de una realidad tan devastadora). Y nosotros también pasamos del sufrimiento a la esperanza deseando que llegue cada noche para poder ser libres y disfrutar del Tindaya. Al final el Tindaya (un club imaginario inventado por Charli para hacer más llevadera las vidas de los presos) se convierte en un refugio seguro frente a la crueldad extrema de Tefía. Como ocurre con sus personajes, recordamos más real su existencia que la del campo de exterminio y conservamos con más cariño los recuerdos felices que nos produjo, aunque fueran imaginados.


Uno no puede cambiar el pasado, pero puede elegir qué y como recordar. Y eso ya es una victoria, una inmensa.

No puede ser que hayamos visto la misma serie.
Esta serie no es una serie.
Es un aborto que pretende ser cinematográfico.
No puede, porque intenta hacer teatro y el cine es otra cosa.
Sí, Truffaut y otros hicieron buenas películas teatrales.
Del Arco no es Truffaut.
Los actores son mediocres hasta decir basta, nada raro.
Lo que es raro es que un director de teatro los escoja.
Hasta ellos se venden en el audiovisual.
No aguantarían dos horas en una función de Shakespeare y lo sabe.
Ni aunque les trasplantaran un cerebro nuevo.
Eso pretende tener esta serie, cosa, aborto: mucha inteligencia clásica.
Lo único que tiene es mucha pedantería, muy mal hacer y mucho ridículo.
Señor Del Arco dedíquese usted al teatro (con buenos actores).
Porque el cine resulta que es otra cosa muy distinta.
Lo siento por los muchos amigos que usted tiene y pretenden hacerle la pelota.
Yo no soy uno de ellos.
Y ESTO ES UNA SANTA Y MITOLÓGICA MIERDA.