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The Big Boodle

Drama. Thriller La historia está ambientada en La Habana precastrista. Debido a un malentendido relacionado con la falsificación de dinero, la policía perseguirá a un inocente (Errol Flynn). La historia se completa con la inevitable presencia de una bella rubia. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
6 de diciembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una rubia y una morena que están 1.000.000 de veces mejor que la soplillo aka tetas de goma pululan por el mundo de Errol Flynn sin pena ni gloria. Lo de sin pena ni gloria mejor sería el film de Richard Wilson, que si exceptuamos los primeros minutos, la rubia, la morena poco aporta al género. El género es de intriga pero la intriga es tan escasa igual que son escasos los conocimientos del que todo lo copia sin el libreto de turno. The Big Boodle lleva un librillo pero eso lo dejo para los incondicionales del mirar. Me juego 100 a 1 que en mi casa hay más libretos que en toda la vida coleccionará el mirón de turno. Y también metemos al de mundodvd que el hombre hace tiempo no da señales de vida, era un jubilado. A mí me queda poco para la jubilación igual que le pasaba al Errol Flynn de The Big Boodle: la buena vida que se pegó ya la quisiera yo para un día.
El rey del NOIR y voy sobrado
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19 de diciembre de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Errol Flynn tenía 48 años cuando rodó esta película. Aparentaba 60, eso siendo buenos chicos. El alcohol y las drogas habían hecho mella en su cuerpo, antes atlético y ágil, y en su cara, donde cada arruga hablaba de una vida agitada y descontrolada.
The Big Boodle, rebautizada Noche en La Habana para su edición en DVD, es una película rara pero fallida, o mejor, fallida pero rara. Está rodada en La Habana cuando Batista ya notaba el aliento de los Barbudos en su nuca. Flynn, cansado, ajado, harto de todo, interpreta a un croupier al que endosan unos billetes falsos. Se los endosa una rubia curvilínea, claro está, una tal Rossana Rory, italiana, con un a cara muy difícil y unos bonitos atributos. Era italiana y clausuró rápido su carrera, en 1962, para ser exactos. La morena de la función es Gia Scala, que también se salió por la tangente muy deprisa, con la ayuda de alcohol y pastillas. Pedro Armendáriz aparece torvo y exagerado como siempre, y el resto del reparto hace lo que puede. Es bonita la fotografía de Lee Garmes, que capta una ciudad en la que no parecen existir pobres ni gente fea, cosa que debió complacer al dictador. No deja de ser curioso que Flynn volviera antes de morir a Cuba, esta vez para rodar una cosa muy poco vista titulada Cuban Rebels Girls, a mayor honra y gloria de los revolucionarios. Poco después, su corazón dijo basta y el mejor Robin Hood de la historia del Cine pasó a peor vida.
El argumento es de baratillo, y más o menos es predecible lo que va a ocurrir. La escena final, rodada en El Morro, está dirigida con brío, aprovechando las luces y sombras de la lóbrega prisión, pero todo el pescado está vendido ya, y el espectador agradece el final. El director, Richard Wilson, era un tipo competente, ayudante de dirección de Orson Welles, al cual idolatraba. Es autor de un thriller bastante bueno, Al Capone, y de un western extraño y bien ejecutado, Invitación a un pistolero. En The Big Boodle no alcanza cotas de excelencia, tal vez debido al errático guión de Jo Eiseinger, que firmó Gilda y Noche en la ciudad. Fueron tiempos mejores.
Para coleccionistas de rarezas y amantes del gran Errol Flynn.
Eduardo
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14 de enero de 2022
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Hombre, no está tan mal. Intriga un tanto rocambolesca, con un Errol Flynn ya en sus últimos años y muy bien ambientada en la Habana pre-Castro. La trama es bastante convencional y previsible por momentos y yo creo que Flynn ya no estaba para estos trotes y quizá hubiera ido mejor un protagonista con mayor frescura. El resto del reparto tampoco ayuda mucho, amén de que los personajes están bastante estereotipados. ¿Lo mejor? La ciudad de La Habana, que es el protagonista con más carácter y la forma de fotografiarla y ofrecérnosla. Bien rodadas especialmente las escenas finales en el castilo del Morro. Lo dicho, no vale mucho, pero no está tan mal.
Troglo
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30 de enero de 2018
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como si unos fuegos de artificio iluminaran repentinamente la pantalla, el patio de butacas queda deslumbrado en las primeras escenas y su estela luminosa ejerce una atracción irresistible.
No se trata de un espejismo.
La historia es magnífica, el guión está tratado con una profesionalidad que tiende hacia la excelencia y la dirección (R. Wilson) se ciñe a los criterios de eficacia, de sobriedad y de pulcritud.
Y, por si faltaba algún ingrediente, el impecable E. Flynn encarna al héroe de la peripecia habanera.
La película mantiene un alto nivel durante todo su desarrollo -armónico, equilibrado y lleno de intensidad- pero el desenlace, algo turbio y precipitado, desentona en parte con la excelencia que hasta ese momento había sido norma.
ABSENTA
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