Para mí el oro... para ti el plomo

Astracanada sin prácticamente ninguna gracia, tonta y mal realizada, del que solo se pueden salvar, primero la belleza de Ida Galli (más conocida por Evelyn Stewart) y Rosalba Neri, aquí con bigotillo y todo, y por la escena, tonta pero simpática, del crecepelo que le echa el protagonista a un bandido calvorota que a medida que le sigue para pegarle le va creciendo el pelo hasta convertirse en un melenudo capaz de integrarse en cualquier comunidad hippie.
Por lo demás, vergonzantes diálogos, chuscas situaciones y una interpretaciones sin ninguna clase de matiz (y eso que sale Nello Pazzafini, al que de tanto verle en cintas de parecido pelo (casi siempre de malo, y en esta ocasión haciendo el ridículo de falso monje) ya le he cogido cariño).
Como suele ocurrir en muchos malos spaguettis (la inmensa mayoría en la época en cayó en la más mísera parodia el simpático (sub) género), la música está bien, norma de la casa del famoso Bruno Nicolai, que no cabe duda que después del maestro Morricone, es de lo más potable en esta clase de productos (en este caso (sub) producto).
En definitiva, que es una chorrada de tomo y lomo y desde luego no merece la pena su visión. Lo considero una pérdida de tiempo (si lo sabré yo...).

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