This is My Land... Hebron

Antes de empezar me parece alucinante que no haya ninguna crítica sobre esta maravilla documental en la que Amati y Natanson nos dan una dosis de realidad como si de un puñetazo en la cara se tratase, tratando de equilibrar la balanza de la imparcialidad ofreciendo no solo las dos caras de la moneda, sino también cada milímetro del canto.

En esta pieza se ve la objetividad con la que se trata el tema de la colonización de Hebrón por parte de los israelíes gracias a la diversidad de testimonios de todas las partes en el conflicto (desde los portavoces de las colonias en Hebrón hasta activistas palestinos, pasando por periodistas israelíes en contra de las colonias) que dan su opinión sin pelos en la lengua.

Es maravilloso -y perdónenme la expresión dado el tema en el que nos movemos- que en un conflicto social como el que nos atañe no exista la censura a la que estamos acostumbrados en conflictos similares en otras partes del mundo. Esta apertura de los canales de la opinión no solo favorece el conocimiento de los que no vivimos "sobre el terreno" y por tanto ignoramos el día a día, sino también abre las barreras dentro del propio territorio para que cada uno pueda decir libremente: "Odio esta situación, odio que esta gente reclame la que considero mi tierra y pretenda tener los mismos derechos que yo. Los mataría a todos". Cito aquí a Voltaire, antes de que me echen a los lobos: "No comparto lo que dicen, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo".

De un modo tremendamente inteligente y apoyándose en todo momento en la necesidad de ser objetivos para ser profesionales y, sobretodo, convincentes a la hora de enviar al espectador el mensaje, Amati y Natanson buscan la diversidad en los testimonios que utilizan en la pieza, todos o casi todos profesionales y expertos en el tema y cada uno desde su punto de vista hacen que te posiciones claramente en un bando. Los argumentos de unos caen por su propio peso mientras los de otros se alzan como si fuesen verdades universales y entre esta disparidad te ves, de repente, pegado a la pantalla, sin poder pestañear mientras notas cómo la sangre te hierve y simplemente dejas de creer en uno de los axiomas más importantes que te han enseñado desde pequeño: que el ser humano es un animal racional.

No puedo decir que este sea el mejor largometraje documental que he visto en toda mi vida -que no es muy larga- pero sin duda puedo decir que es el producto audiovisual que mejor trata un conflicto social y político. No sé si es gracias a la profesionalidad de los directores, o gracias a la preparación a la que se han sometido, o simplemente a la suerte de estar en el lugar adecuado y el momento adecuado. Nada de eso importa cuando el resultado es tan bueno que no cabe cuestionarse el porqué.