Hardware, programado para matar

Es una película hecha con cuatro duros y cuatro amiguetes pero resultona, hace poco la he vuelto a ver y también me gustó, es cierto que usa los recursos de las películas de ciencia ficción, pero consigue una atmósfera "sucia" que encaja con la trama de la película, un mundo postapocalíptico contaminado por la radiactividad. Los personajes son todo un logro, desde el misterioso explorador de la zona prohibida (un cameo de Iggy Pop de lo más friki) hasta el mercader de chatarra (un mutante por la radiación) o el vecino pervertido (que es de lo más cómico). El mark 13, bueno hicieron lo que pudieron pero la cabeza da canguelo. No es una obra maestra pero a mi no me aburrió, la historia me enganchó y tiene momentos buenos, ojo con la banda sonora que no tiene desperdicio, desde Ministry hasta Pil, pasando por Motorhëad, temazo final de Pil "the order of death"

La película es una serie B hecha con un amor desmedido por el ciberpunk post-apocaliptico. Ese amor por el género se nota y en el reside lo mejor de la película, por desgracia, a veces con eso no basta, y la trama se desarrolla a paso de tortuga para acabar siendo bastante manida, y la falta de habilidad del director para resolver determinadas secuencias pesa aún más que la falta de pasta.
Sólo para incondicionales del género que sin embargo sacarán algunas cosas interesantes de ella.

De entrada, conviene advertir que “Hardware”, adaptación cinematográfica del cómic “Shock!”, es una película de serie B, con todo lo que eso conlleva: poco presupuesto, actores mediocres, escrúpulos a la hora de sacrificar metraje innecesario y, por supuesto, entusiasmo a raudales.

Englobada en el género Cyberpunk, retrata una sociedad dominada por la cibernética y plagada de personajes decadentes, extraños, tan extraños que a veces resultan incomprensibles. De ambientación y espíritu postapocalípticos (con citas bíblicas incluídas), su mayor virtud radica en la fuerza y singular belleza de ciertos planos, deudores del lenguaje del videoclip (abuso de la cámara lenta, del contraluz, de los primerísimos primeros planos, etc.), ámbito del que proviene Richard Stanley, su director.

Se la ha comparado con “Terminator” o “Blade Runner”... A mí, en cambio, me ha recordado a la curiosa cinta japonesa “Tetsuo”, con la que comparte su adhesión al expresionismo postmoderno. En fin, un film bastante entretenido y simpático, sobrevalorado por algunos y menospreciado por otros.

Me uno a este club con esta misiva:

La vi de estreno en España, cuando los cines aún eran cines. Me gustó pero me dejó un sinsabor extraño, un buen argumento pero mal desarrollado, una historia que podría haber sido genial pero que resulta en un "le falta algo".

No hablaré de los actores ni de los implicados en dirección o producción ni del resto del staff: los que gustan de verdad del cine ya saben a que me refiero.

Hablaré en cambio de lo que sentí al verla (aún lo recuerdo): los de mi generación nacimos con 2001 y Star Wars, crecimos con Galáctica y Terminator, y nos hicimos adultos con "dirty dancing" (ya ves tu, ... que cosas tiene el destino o "como degenerar una generación").

No la he vuelto a ver desde entonces, mil excusas o razones, según se mire (mil horas de trabajo al día, la he buscado y no la encontré en ningún videoclub, no la encuentro a la venta ni en el rastro, ... no hago descargas ilegales), pero desde que salí del cine aquel día, muy de vez en cuando, vuelve a mi memoria y rememoro algunas imágenes, distorsionadas ya por el tiempo, pero que no cambian la esencia original: no nos equivoquemos, la película fue rodada para aprovechar el tirón cyberpunk de la época, mezcla entre Mad Max y Terminator, intentando recrear la atmósfera de Alien pero con luz (muuuuuucha luz).

Con esto no quiero decir que sea una mala copia, todo lo contrario: es un muy buen guion pero muy mal adaptado: tiene gancho y buena base, pero un desarrollo nefasto, pero esa base es tan buena, que aún a día de hoy, aunque pocos, hablamos de ella.

Es una de esas minijoyas en bruto, que por ser tan brutas, no llegan a joyas, pero que si merecería un remake con presupuesto suficiente para desarrollar los personajes lo suficiente para ser una película de culto: es una sociedad postapocalíptica, si, pero que conserva una muy cercana conexión con una época estructurada (desarrollar eso en el guion), el malo, el robot, es eso, un robot, deshecho de una época de guerras en la que el equipamiento militar automatizado tenía la capacidad de auto-preservarse para seguir destruyendo, eran programados para soltarse en el centro del conflicto, territorios dados por perdidos, y equilibrar la situación (este malo no es perverso, solo está sujeto a una programación defectuosa, no es culpa suya), auto-reparase y seguir luchando.

¿Que más decir? uhmmm ..... hay que verla, no es película de medias tintas: hay que verla como el que bebe un buen vino, puede ser el mejor caverné, pero me gusta mas el tempranillo. Hay que hacer un ejercicio en la distancia temporal y tener en cuenta cuándo fue rodada y todo lo que expuse antes: en este caso hay que ser subjetivo, si, muy subjetivo y verla con cariño y ganas, conocer de antemano sus carencias para darse cuenta que es una buena historia pero mal contada.

La aconsejo, porque sin ella, otras no tienen sentido o parecen peores (¿Cyborg?).

Un saludo y buena caza

Mezcla de terror, acción y humor negro, Hardware, es una rareza, no por el tema, ya que este tipo de historias venían proliferando desde Terminator, si no por su humor negro, muy bien logrado, cosa que no sucedía en la mayoría de este tipo de películas, el resto, un robot con capacidad de regenerarse con cualquier tipo de fuente de energía, es de lo menos interesante, porque robots que se vuelven perversos en el cine hay desde Una odisea en el espacio si no desde antes. Otra cosa que tampoco la beneficia es su lentitud, durante la mitad de la historia no pasa nada, es realmente un bodrio, los personajes secundarios son patéticos, que no agregan absolutamente nada a la trama, sobre todo el amigo amanerado y drogadicto del protagonista.