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Nido de ratas

Drama Johnny Friendly (Lee J Cobb), el jefe del sindicato portuario, utiliza métodos mafiosos para controlar y explotar a los estibadores de los muelles neoyorquinos. Terry Malloy (Marlon Brando), un boxeador fracasado que trabaja para él, se ha visto involuntariamente implicado en uno de sus crímenes. Cuando Malloy conoce a Edie Doyle (Eva Marie Saint), la hermana de la víctima, se produce en él una profunda transformación moral que lo lleva ... [+]
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Críticas 117
Críticas ordenadas por utilidad
22 de marzo de 2006
133 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
La actitud de E. Kazan durante la “caza de brujas” del senador Mc Carthy fue sencillamente canallesca, pero aun aceptando la teoría de que Kazan rodó “La ley del silencio” como una justificación a su conducta delatora, el film emerge como la obra maestra de su autor y como uno de los mejores de la década de los cincuenta.
Film duro, de una tensión dramática implacable, sin embargo no renuncia a momentos bellísimos de un lirismo arrebatador. A caballo entre el film de denuncia y el melodrama social, “La ley del silencio” retrata con crudeza los bajos fondos de los muelles de Nueva York y el control que sobre los mismos tenían los sindicatos del crimen, pero por encima de todo nos habla de seres humanos, perdedores que buscan su redención y un lugar bajo el sol. El Terry Malloy de Brando y la Eddie Doyle de Eva Marie Saint son dos seres que intentan sobrevivir al desarraigo, al fracaso, y a la desesperación. Como alguien dijo “su amor nace de dos soledades compartidas que crece en un medio hostil”, y que camina hacia la toma de conciencia de él y al perdón, a través del amor, de ella. Kazan con su magistral dirección nos ofrece una extraordinaria película que se sustenta en la fuerza de la historia, basada en un hecho real, en un excelente guión, y en una extraordinaria dirección de actores, todos ellos maravillosos, recompensada con nominaciones a los Oscar para Lee J. Coob, R. Steiger y K. Malden, y con la estatuilla para Eva Marie Saint (actriz secundaria) -en su brillante debut en el cine- y para Marlon Brando (actor principal) como justo premio a la que probablemente sea la mejor interpretación que jamás ningún actor ha plasmado en una pantalla de cine. La sublime secuencia de Brando hablando con su hermano (Steiger) en el coche, o algunas de las secuencias pudorosamente intimistas entre Brando y Eva Marie Saint en las que el actor alcanza niveles insuperables son suficiente argumento para corroborar tal afirmación. La brillante fotografía en blanco y negro de B. Kaufmann y la espléndida partitura de L. Bernstein, colaboran a hacer de “La ley del silencio” una obra maestra incontestable del cine.
Un clásico a reivindicar, para ver sin prejuicios previos y en imprescindible V.O.S.

Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona 23 de marzo de 2006
Harry Lime
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30 de mayo de 2010
110 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tanto Elia Kazan como Budd Schulberg, volcaron en la película todo el ostracismo que sufrían por su condición de traidores, se empeñaron en justificar y defender su papel, existen hechos que son justificables y otros no lo podrán ser nunca, pero son el tiempo y la historia, los que quizás lleguen a perdonar.

Considerada por el American Film Institute, como una de las mejores películas de todos los tiempos, “La ley del silencio” es también una clara defensa del individualismo y de la honestidad. Un solo hombre se enfrenta a un enrevesado sistema de corrupción, y al que sabe que no puede derribar, salvo que arriesgue su vida con una delación y así mismo ponga en peligro a su hermano, mano derecha del “jefe” del sindicato de estibadores. Marlon Brando alcanza definitivamente el estrellato con una portentosa interpretación (para muchos la mejor de su historia), en el papel de “Terry Malloy”, un boxeador fracasado (porqué lo han hecho fracasar), un hombre convertido en la quinta esencia y encarnación de la mediocridad, hará que los cimientos del status de la mafia portuaria se tambaleen como consecuencia de su declaración, fundamental para la resolución de un asesinato del que él ha sido testigo directo. El reparto estelar lo completan: Eva Marie Saint como “Edie Doyle” hermana de la víctima de los mafiosos, Karl Malden como “el padre Barrie”, Rod Steiger como el hermano de “Terry Malloy” y Lee J. Cobb como el capo “Johnny Friendley”. La excelente fotografía de Boris Kaufman acercan la cinta a esa bella atmósfera neorrealista que describe perfectamente el ambiente portuario y a los propios personajes que lo pueblan. Kazan impone al guion de Malcolm Johnson un tono absolutamente poético como medio para intentar transmitir los motivos que pueden impulsar a una persona a declarar contra otras. La composición musical de Leonard Berstein es excelente. Sin duda una magistral película, entre las obras maestras de la historia del cine.
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Vfoul
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11 de octubre de 2006
68 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque Kazan siempre afirmó que la idea de proyecto de esta obra era anterior al fatídico proceso de la "Caza de brujas", lo cierto es que su difícil situación en dicho proceso actuó de percutor a la hora de acometer este proyecto, lleno de simbolismos y conceptos filosóficos...

Todos sin embargo, críticos y público, coinciden en señalarla como una gran obra cinematográfica, al margen de la odiosa y ventajosa comparación metafórica que Kazan usó en beneficio propio a la hora de comparar el perseguido bando izquierdista o comunista de los EEUU con los mafiosos del muelle de Nueva York...

Rodada en blanco y negro por la cámara del fotógrafo Boris Kaufman, prestigioso y reputado colaborador de Jean Vigo ...,el proyecto surgió del interés que el propio Kazan focalizó en las mafias existentes en aquella época en los muelles de NY y Nueva Jersey...

De hecho fueron los artículos de Malcom Johnson basados en hechos reales y titulados "Crime on the waterfront", lo que indujo a Kazan a encargar un proyecto literario consistente que sirviera de inspiración y sustento a una obra cinematográfica posterior y suya... Fue primero Arthur Miller el encomendado dado su anterior trato y colegueo primero en las filas del partido comunista y después en los rondos literarios con cooperaciones como "Muerte de un viajante" del propio Miller...

Su posterior felonía le costó la rotunda negativa de Miller al encargo, encomendándosela definitivamente al escritor Budd Schulberg, que tantos problemas tuviera durante el rodaje con un atormentado, díscolo y conflictivo Marlon Brando, sobre todo tras la muerte de su madre...

La introducción de una iniciática Eva Marie Saint, nada decepcionante con el elenco estelar del proyecto...

La mano ensangrentada del colombófilo y golfo Terry Malloy (Marlon Brando), la misma que jugara con el guante de la virginal y luchadora Edie Doyle (Eva Marie Saint) en un intenso acceso del método Stanislavski refundado y recreado por el prestigioso Actor´s Studio cofundado por Kazan...,la misma mano que en una épica última escena final izara temblorosa el garfio de estibador a su maltrecho hombro y se encaminara en lenta agonía hacia aquella libertad que predicara el padre Barry (Karl Malden), cual Jesucristo camino del calvario, en una de las escenas más líricas y poéticas que jamás se hayan visto... enfundado en su nueva chaqueta, aquella que perteneciera a su amigo también colombófilo y hermano de Edie, Joey Doyle...más limpia y justa que aquella otra de cuadros que portara cuando jugaba a ser un golfo...
Aquí entraríamos de lleno en las metapreferancias de John Elster, pero esa sería otra historia...más filosófica...

"...Yo podría tener clase. Podría ser boxeador. Podría ser alguien, en lugar de ser un don nadie, que es lo que soy, aceptémoslo"...

B R U T A L.
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burton
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15 de febrero de 2008
104 de 154 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hecho de que Elia Kazan estuviera implicado en la Caza de Brujas que McCarthy llevó a cabo en los años cincuenta en EE. UU. ha sido un condicionante imperdonable para muchos de los espectadores de 'La Ley del Silencio', que vieron en esta película un alegato con el que Kazan intentó excusar su más que discutible comportamiento y salvar el pellejo ante todos los dedos acusadores que lo señalaban como un traidor sin escrúpulos.

En mi opinión, toda esa historieta de los comunistas y el macarthismo debe dejarse a un lado a la hora de valorar este film: la intención del director podría ser la de equiparar a sus antiguos colegas de partido con los viles mafiosos que extorsionan a los estibadores de los muelles neoyorquinos - e incluso puede que se viera identificado con el heroico personaje de Terry Malloy -, pero, ciertamente, la película no tiene el más mínimo atisbo de cariz político.

¿Qué falla, pues, en 'La Ley del Silencio', si no es el intento del director de salvaguardar su honestidad personal ante la imagen pública? Pues un irremediable tufo aleccionador que invade toda la película, que convierte al espectador en un niño al que llevar de la mano por los detestables senderos moralistas que nos muestra el padre Barrie. Ese personaje con alzacuello tan extremadamente irritante, que cada vez que aparece en escena provoca un sentimiento de profunda aversión en el espectador, con sus largos sermones y sus grandilocuentes doctrinas dogmáticas.

Y es que poner al padre Barrie como ejemplo de ser humano de dignidad intachable (no sabía si reírme o llorar con frases como "Si te callas podrás salvar tu vida, pero ¿que será entonces de tu alma?") que ilumine a Malloy y lo guíe hacia la salvación es cuanto menos risible.
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Malkav
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14 de marzo de 2007
53 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La ley del silencio” no es la mejor película de Elia Kazan ni tampoco la mejor interpretación de Marlon Brando y no es desde luego una cinta para que se lleve 8 Oscar de la Academia pero sin embargo lo que me resulta más patético y sobre todo ridículo es que algunos la descalifiquen por el mal llamado asunto de la delación y que eso no haga que se valore de forma justo tanto en un lado como sobre todo en el otro.

Además repito había que relativizar lo de la delación ya que traicionar a alguien es cuando perteneces a un grupo determinado y defiendes unos ideales, si los cambias de la noche a la mañana, eres un traidor. Pero en el caso de Elia Kazan eso ya no era así y su época como director de teatro afiliado al Partido Comunista quedaba ya muy atrás. Y es que encima en aquella época no era para sentirse muy orgulloso de ser comunista viendo lo que Stalin había aportado a la humanidad y que en aquellos años ya empezaba a ser conocido y salir lentamente a la luz.

Y es que la historia de los sindicatos portuarios no es ficticia, ya que sí funcionaban como una organización mafiosa controlada por obreros de izquierdas y que tenían poco de inocentes.

Luego está la presencia de Marlon Brando. Siento una especial admiración por este actor, no solamente era un actor grande, muy grande, sino que además sabía estar en su sitio y no le dio por hacer lo que no sabía a pesar de poder hacerlo ya que dinero tenía y clase también tal y como demostró cuando dirigió “El rostro impenetrable” que nos regaló una película maravillosa donde también trabaja su amigo y excelente actor Karl Malden que también realiza aquí una soberbia actuación, aunque algunos no les gusten el personaje de “cura bueno” ya que piensan que son todos “muy malos”.

No creo que Brando se arrepintiera de hacer esta película, por lo menos en sus biografías así lo atestigua. Su papel además le viene como anillo al dedo. Un hombre que polemiza con su entorno y le planta cara. Puro Brando, no caer en clichés y luchar contra quien tengas encima de ti.

Recordemos lo que dijo en cierta ocasión: “Un tipo como yo resulta siempre un fastidio para todos. En mi país te acusan de comunista y pretenden haberte clasificado. ¡Pero que comunismo! Yo estoy a favor de la justicia, de la paz. Este es mi verdadero partido y mi ideal.”
vircenguetorix
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