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Buscando la película (Verano 2020)

Documental Cuatro jóvenes desempleados, una cámara, un micrófono, una furgoneta y una tienda de campaña. Verano de 2020, una pandemia global representa una crisis más para sus sueños frustrados. No obstante, deciden salir a buscar la película, su película, un viaje a lo largo de toda la península que les llevará a descubrir como la generación Z vivió la crisis financiera y sanitaria provocada por el coronavirus.
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Críticas ordenadas por utilidad
15 de julio de 2022
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Incluso el prólogo y el epílogo tienen más de una bella y certera rima. El ratio del encuadre es distinto, propio de una película de ficción; propio de la película que nunca fue. Los primeros compases de Händel, mientras observo como arde el guion en la chimenea, me erizan por completo los pelos de la piel. Un inicio potente, trágico y melancólico de una opción descartada por imperativo mundial. El hipnótico crepitar de las llamas va destruyendo cada una de las ideas, en una macabra danza ritual de fuego devorador.

Me encuentro con su director, Enrique García-Vázquez (Los Comedores de Loto, 2020), a la hora convenida en los Cines Casablanca de Valladolid. Con una sonrisa en el rostro me estrecha la mano. Viene acompañado por la actriz, realizadora y productora Lucía Lobato; unos minutos más tarde, acelerada, llega a la cita Sofía Corral, sonidista del film. Los tres están nerviosos, no pueden ocultarlo, pese a que la película ha tenido un largo periodo de exhibición. Presentada en la 66 SEMINCI, dentro de la sección “Castilla y León en Largo”, ha recorrido festivales dentro de la República Dominicana y Marruecos; presentándose también en Palencia o, en el recién creado Festival de Cine Descentralizado, Lazos, iniciativa del propio García Vázquez.

El pistoletazo de salida comercial de ‘Buscando La Película (Verano 2020)’ (2021), tiene lugar en la provincia que vio nacer a su director, antes de que llegue su estreno nacional el próximo 29 de julio de 2022. Los tres comparten unas palabras conmigo antes de que se abran las puertas al público; allí, en la sala de cine vacía, me hablan sobre su modesto presupuesto. —Un equipo técnico y artístico de amigos que se conocen y que comparten inquietudes y vivencias—, el realizador hace el inciso; asienten sus compañeras mientras recuerdan la ausencia al estreno de Karu Borge, directora de fotografía del documental. Con gentileza, acceden a una serie fotográfica, tan solo unos minutos antes de comenzar la proyección.

Definir ‘Buscando La Película (Verano 2020)’ como un retrato de la pandemia, sería caer en una vaga y simplista descripción. Es esa película, la que no fue, la que pasados los meses iniciales de confinamiento empuja a nuestros cuatro protagonistas a la carretera. Con el gusto de las road movies, toman sendas que habían quedado vacías, pertrechados con un sencillo equipo del filmación. Es cierto que no había película: únicamente había que salir a su caza y captura. Poco a poco iremos conociendo a un completo y heterogéneo grupo de personas, en los distintos lugares en los que la peculiar diligencia va haciendo sus paradas. Asistimos a declaraciones en carne viva de sentimientos que habían quedado sellados tras las puertas de las casas. No sin precauciones y con una estela existencialista de cicatrices que no curan, los testimonios se desgranan ante la cámara. Escuchamos declaraciones reales y sensibles sobre la fragilidad del mundo y las consecuencias del coronavirus en toda la sociedad; un panorama descorazonador sobre el futuro, con momentos casi proféticos, que provocan un nudo en el estómago. La incertidumbre ha hecho mella en cada uno de nosotros y, cómo en un espejo, nos vemos reflejados en todos ellos: abnegados, pesimistas, pasotas y revisionistas de la Historia. Preguntas que, aún dos años después, tienen una difícil respuesta que apenas comenzamos a dilucidar.

La soledad invade el desierto Viña Rock que tampoco existió aquel fatídico año. La tienda de campaña se planta en lugares que deberían estar llenos. Nuestros amigos bromean en las largas noches, intentando quitar hierro al asunto, planteándose las mismas preguntas que los transeúntes que hemos dejado atrás ¿Volverá la normalidad?, ¿habrá futuro una vez pasado esto?, ¿será igual que antes?... —si tuvieras que vestir toda tu vida de verde o comerte un kilo de cucarachas, ¿qué elegirías?— (esta pertenece a las que quitan hierro a la lista de problemas).

Con un sentido fresco y revitalizador, Enrique García-Vázquez captura un mosaico realista e intergeneracional, en que lo único que han cambiado son los dígitos temporales; esencialmente el ser humano sigue siendo frágil y meditabundo desde la noche de los tiempos. Las redes sociales convergen un sistema de rápida digestión, en el que salir a la búsqueda real de los demás se está perdiendo; —un poco como acudir al cine—, me comenta el realizador al término de la proyección, en alusión a las útiles pero menos personales plataformas de vídeo. La realista fotografía de Karu Borge, se mimetiza con clips de nuestros días. Sofía Corral, realiza un exhaustivo trabajo como sonidista, recogiendo todos los sonidos posibles que habíamos olvidado, convirtiéndoles en sentimiento; desde la entrañable y sabia voz de Anxo en su cine de Galicia, o el sonido de la sidra escanciada a la orilla del mar.

García Vázquez, da en la diana no rotulando los nombres de las personas que intervienen. Usa la misma vara de medir con ellos, concediendo la sensación de reflejo en el espectador; provocando el encuentro y la catarsis. Sus deseos son los nuestros: esas cosas pequeñas que conceden la felicidad.

Enrique coloca el tarro de cristal con cenizas a su regreso. Vuelve el formato panorámico a inundar el encuadre. Son las cenizas de su desesperación, pasada y futura. Toman un tinte más amable en el presente, a modo de Ave Fénix que vuelve al trabajo no sin un mar de incertidumbres. Enrique, que curiosamente comparte nombre con el fallecido líder de Los Secretos, Enrique Urquijo: —“He muerto y he resucitado, con mis cenizas un árbol he plantado (…)”— que nos cantaba el vocalista madrileño. Se cierra el círculo del film con este bello símil de resurrección en la estantería.

(continúa en spoiler sin desvelar contenido)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Marcos B
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