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Nebulossa: Zorra (Vídeo musical)

Musical Vídeo musical del tema de Nebulossa: Zorra
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
9 de febrero de 2024
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace ya bastantes años hasta nuestros días, no puede esperarse ni un mínimo de calidad, en cuanto a música se refiere, si uno se sienta en el sillón frente a la televisión y se pone a ver Eurovisión. Se trata del Festival de la Canción y parece ser que lo que menos importa son las canciones. Décadas atrás hasta podían escucharse dignas canciones y verse nombres relevantes. Quizás cuando todavía el festival tenía cierto prestigio y servía verdaderamente como escaparate e impulso para quienes participaban en él y más para quien conseguía proclamarse vencedor. Pero dudo mucho que quien realmente ama la música, dedique ni un solo minuto a su visionado. Quien guste de la música actual o, simplemente, lo tome como un mero entretenimiento para pasar una tarde-noche viendo un espectáculo de luces, colores, efectos y extravagancias varias, desde luego lo pasará en grande. Y España, tan vanidosa ella cuando se mira al ombligo cuando los de fuera nos ven como el destino ideal para hacer aquello que en sus países no pueden (vamos, “el coño de la Bernarda” de toda la vida) pues va y presenta “Zorra” al susodicho festival. El caso es que, tanto si gana, como si cierra la cola o se queda en tierra de nadie, nada nos podrá sorprender. Y es que, en este loco mundo, no se sabe quién es más loco, si el loco o el loco que sigue al loco.

Y como la cosa parece que anda entre la locura, recordemos algo que dijo El loco de la colina, mi admirado don Jesús Quintero: “Creo que, cuando los malos y lo malo se impone como norma, como sucede en estos tiempos, hay que defender, con más coraje que nunca la bondad, la calidad, la verdad, la autenticidad, el trabajo bien hecho… No dejes que te convenzan de que lo malo es bueno. Lo malo es malo, aunque ocho millones de espectadores lo bendigan. Y los malos son, y serán siempre, un mal ejemplo, aunque los mimen los medios. Aunque se lo lleven calentito. Aunque sean guapos, ricos y famosos. Aunque tengan todo el poder del mundo, no dejes que te confundan. Mientras tú y yo lo tengamos claro, no estará todo perdido, hermano. Lo malo es malo, aunque tenga veinte millones de espectadores. Leonard Cohen… me pone”.

Y ahora leamos algo que dijo un entendido de la música como es Robe Iniesta: “Que le gustes a mucha gente no quiere decir nada porque la mayoría de la gente es idiota. Dudo que un grupo sea mejor porque le guste a más gente, por tanto, ¿qué grupos serían los mejores? ¿Serían mejor las canciones del verano? ¿Sería la música clásica una puta mierda? Yo no lo creo. ¿Eres mejor si le gustas o te aguanta muchísima gente o si a poca gente le gustas mucho?”

Y esto no es más que el reflejo de lo que tenemos hoy en día. Pero no solo en la música, sino en otras muchas manifestaciones artísticas y culturales, la política, los medios de comunicación, la educación, la telebasura, esa horrible y peligrosa tendencia hacia un pensamiento único que no para de hacer y enfrentar bandos, los colectivos radicales, ciertos movimientos y corrientes que marcan una moda, una tendencia, una forma de pensar, de hacer y de ser, una tecnología descontrolada y unas redes sociales que están matando (o han terminado de matar) las auténticas relaciones sociales. Pero el mundo ha escogido un camino. La economía ha escogido un camino. Han amoldado los cerebros de las nuevas generaciones a la forma de sus intereses, pero de una forma tan perfecta para que el ignorante con carrera y máster siga creyendo que piensa y elige por sí mismo. Y así, pasamos de Julios Anguitas a Pablos Iglesias, de Claras Campoamores a Irenes Monteros, de Gárates y Di Stéfanos a Moratas y Vinícius Júniors, de Josés Marías Garcías a Tomás Ronceros, de Chiquitos de las Calzadas y Martes y 13 al humor blanco, de Diez negritos a Y no quedó ninguno, de A fondos y Redes a Las islas de las tentaciones y Grandes hermanos, de un “buenos días”, un “por favor”, un “disculpe”, un “gracias” a un “dame”, un “quiero”, un “necesito”, un “lo merezco”, o de Van Morrisons a Nebulossas. Encima, hay que tragarse soplapolleces que se dicen acerca de que rompe moldes y lucha contra la nueva moda del edadismo. Es lo que tiene hablar sin tener ni puta idea. ¿Me puede decir entonces alguien qué coño hacen o hicieron hasta casi el final de sus días Deborah Harry, Patti Smith, Joan Baez, Tina Turner, Joan Jett, las hermanas Ann y Nancy Wilson, Dolly Parton, Luz Casal, Nancy Sinatra, Chavela Vargas o hasta la mismísima Madonna, entre otras tantísimas? La estupidez no toca techo jamás.

Cierto que no he realizado una reseña valorativa sobre el videoclip en cuestión, pero, ahí va: analizando la música, la letra, la voz, el vídeo y la forma que tiene tan patética y llena de mal gusto de transmitir un supuesto mensaje de liberación y empoderamiento, me recuerda a un todavía caliente y humeante montón de mierda al sol donde las moscas que se posan y revolotean sobre él, vendrían a simbolizar esa legión de seguidores que aplauden y bailan hoy esta “obra de arte” hecha canción, para pasado mañana ni acordarse de ella cuando termine encerrada con llave en el cajón del olvido para no ver la luz nunca más. Y así ocurre con el panorama musical actual de masas. ¡Viva Mozart!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Travis Bickle
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