Girly

Últimamente sólo veo películas con gente como una regadera, pero es pura casualidad, no las busco, son ellas las que acuden a mí…

“Girly” no es una excepción. Freddie Francis, director británico especializado en el cine de terror con una concepción muy clásica, ha dado algunos títulos interesantes en su dilatada filmografía, tales como “El abismo del miedo” (1964) o “Doctor Terror” (1965). En “Girly” nos muestra una familia muy peculiar, compuesta por una asistenta, una mujer y dos jóvenes. Los “niños” (Vanessa Howard y Howard Trevor) son unos veinteañeros que se comportan como si fueran unos chiquillos de primaria, alentados por su “madre” (Ursula Howells) que los trata como tal. Las “criaturitas” sólo piensan en pasar el día haciendo travesuras y en jugar, pero cuando conocen a alguien y lo convierten en su compañero de juegos, el pobre incauto no sale bien parado.

Freddie Francis juega en “Girly” a un juego psicológico con el espectador, confundiéndolo al principio con la extraña inocencia de los jóvenes y la permisividad de la mujer que los cuida, y posteriormente desvelando las trastornadas personalidades de todos los integrantes de la mansión. Los diálogos son tan anormales como los personajes que los desarrollan, y están presentes en prácticamente todo el metraje, creando esa sensación de locura, a ratos cómica, a ratos inquietante.

Vanessa Howard da el pego como la traviesa “Girly”, respirando inocencia de malsana perversidad, mientras que Ursula Howells convence en su trastorno de la realidad apenas contenido. Sin embargo, la película adolece de ritmo y algunas situaciones son enormemente ridículas, lo cual le quita muchos enteros.

Rareza a descubrir, pero con cautela.