El arte de vivir... pero bien

Película adscrita a la fecunda tradición de la comedia rural francesa.
Por momentos me pareció ver en ella el germen de otras más recientes como “Un crimen en el paraíso” (marido buenazo y mujer déspota, con la muerte como medio de liberación) o “Eres muy guapo” (enviudamiento y posterior enamoramiento de moza joven y lozana)

Aunque simpáticas, no constituyen estas comedias agrarias mi género predilecto (exceptuando la maravillosa “La fortuna de vivir”), y tampoco es ésta la que me hace idolatrar este subgénero: para mí se deja ver y punto. Y simplona lo es un rato.

Philippe Noiret está muy bien como campechano hombre del campo. Lo acompaña una espontánea Marlene Jobert, musa de Chabrol en “La década prodigiosa”, y madre en la vida real de la popular Eva Green.

Brillante comedia sobre las penurias de un marido ante el abuso que su mujer ejerce sobre él en todos los órdenes de la vida matrimonial. La excelente actuación de Philippe Noiret bien acompañado por Marléne Jobert logran escenas y rutinas cargadas de comicidad y sarcasmo.-

Quién dijo que en lo complicado y rebuscado esta lo excepcional, en lo que transgrede y rompe las reglas?
No señor! A veces, y como decía un gran arquitecto: "MENOS ES MAS". Esta película es un claro ejemplo de dicho concepto.

Una historia que habla de vivir la vida en plenitud.
Voltaire decía: "He decidido hacer lo que me gusta, porque es bueno para la salud". Alexandre lo pone en práctica "de pe a pa". En forma de crítica a la sociedad, en forma exagerada claro, enviando un mensaje de como la gente pierde el tiempo haciendo cosas que sirven, pero no agradan. Pero también si ésto se lleva al extremo la estructura social tambalea y no progresa.

Actuaciones genuinas y naturales, sobretodo el protagonista Phillippe Noiret. Grande y bonachón como un gran bebote de buen corazón dueño de 120 hectáreas de campo y cosechas. El corazón le impide imponerse a su mujer que lo domina por completo y no le permite ni dormir. Encuentra en un perro la razón de todo lo que le importa en su vida. Y gracias a su perro se da cuenta que el hombre no tropieza dos veces con la misma piedra.

33/02(06/02/11) Simpática comedia rural francesa, el realizador Yves Robert ya lo tocó en su anterior trabajo ‘La guerra de los botones’, aquí hace una crítica al costumbrismo imperante en estos campesinos pueblos y se hace una alabanza del disfrute de la vida, aunque yo la moraleja que le encuentro es que no te dejes atrapar por una marujona que te mangonee y te convierta en un calzonazos que te anule la personalidad. Es una divertida fábula sobre un rudo campesino, Alexandre (excelente Philip Noiret), que está casado con una mandona que no le deja respirar para que no pare de trabajar, mientras él sueña con poder hacer las cosas que le gustan, hasta que un día la esposa muere en un accidente de tráfico y Alexandre decide darle un giro a su vida y se acuesta para hacer vida desde la cama, comer, tocar música y sobre todo dormir, ello con la ayuda de un gracioso perro, este comportamiento provoca en la villa una empatía en algunas personas que pretenden seguir su ejemplo a lo que las fuerzas vivas desean poner coto. Con este argumento se desarrolla una amena comedia en la que se hace un idealista retrato de la vida rural, en la que su desarrollo resultan bastante exageradas sus situaciones, pero si le damos esta licencia pasaremos un buen rato. El gran pilar en el que se sustenta la cinta es el carismático Philip Noiret que da vida de modo delicioso a este entrañable héroe que lo único que anhela es saborear los pequeños placeres que nos ofrece este mundo, es un personaje que desborda humanidad, empatizas rápidamente con él. Se ve con agrado, pero sin calado, es un film sin pretensiones, solo pasar un rato agradable. Fuerza y honor!!!