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Orquesta Club Virginia

Comedia Tony es un muchacho de diecisiete años que se une a la banda musical de su padre, la "Orquesta Club Virginia". Están especializados en música de los años cincuenta: boleros y mambos. Pero el tipo de música que le gusta a Tony es bien distinta y, además, lo que verdaderamente le atrae es la posibilidad de conocer mundo y ligar con muchachas extranjeras. Nada más incorporarse a la orquesta, todos marchan rumbo al Próximo Oriente. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
17 de octubre de 2007
31 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un 5,2 de media, 900 votos y ninguna crítica es un bagaje demasiado lacónico para esta película a la que se debe rescatar del olvido. Tiene un plantel de actores que generacionalmente han marcado una época en el cine y en la televisión española (a veces para bien y otras para mal): Sanz, Resines, Ramos, Echanove, Suarez y San Francisco , este último componiendo uno de los personajes más cómicos por su brusquedad (en especial con las mujeres) que he visto en un film. Cada personaje tiene una personalidad distintiva y la historia transmite sentimientos de alegria y efusividad mezclados a ratos con la nostalgia y la tristeza, remarcado todo por la voz en off del protagonista. Para ser cine español, es cine del bueno.
McKnight
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18 de octubre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre lo chocarrero y lo lírico. Entre la comedia desinhibida y el melodrama sensiblero.
Sentimentalismo contenido, picaresca de medio pelo y gamberrismo Landista.
Humilde historia que cuenta las tragicómicas hazañas de unos músicos patéticos. Hacen una gira por el norte de África y Oriente Medio; una serie de bolos lamentables que sirve de excusa para ilustrar un muestrario de anécdotas más o menos graciosas.
La intención es homenajear a la banda; recrear un tiempo pasado con cariño y ternura; hablar con nostalgia de esa época, de aquellos maravillosos años de aventuras, borracheras, amistades y miserias. El tono es elegíaco; de tristeza y reivindicación de unos perdedores; de exaltación de la bohemia más perdularia y olvidada. Esa bienintencionada aproximación queda depauperada por la flojera general; una sucesión de tópicos, personajes poco desarrollados, situaciones demasiado obvias, explicaciones y giros de guion simples y poco elaborados.
Desde las gracias/burradas de San Francisco hasta la utilización cochambrosa de las imágenes de archivo.
Se ve con agrado; es entretenida y tiene algún momento brillante y divertido. Simpática y anodina.
Ferdydurke
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16 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Manuel Iborra (1952) crea en 1999 una comedia de corte biográfico basada en la figura de Santi Arisa (habitual colaborador de sus bandas sonoras). Para llegar a ese objetivo habría de pasar algunas décadas en las que el autor nos muestra su diversa creación cinematográfica reflejada en obras como: Caín (1987), El baile del pato (1989), La mujer vacía (1994), o Pepe Guindo (1999). En la comedia que nos ocupa, Orquesta Club Virginia (1992), Iborra nos muestra los entresijos de un grupo de músicos trashumantes de sus propios destinos sociales y profesionales con una amplia generosidad de caracteres.

Las interpretaciones de los diferentes personajes son creíbles y repletas de agridulces y emocionales sensaciones en las que en todo momento se complementan profesionalidad y experiencia social a desigual nivel entre ellos: Toni (Jorge Sanz) se quiere comer el escenario y el mundo tocando los acordes de sus admirados modernos, enfrentándose al experimentado y dominante director Sr. Domenech (Antonio Resines), quien en una brillante interpretación entra en constante polémica con El Negro ( Santiago Ramos), músico de frágil asiento, aunque no tan necesitado de las bravuconadas verborreas de Curt (Enrique San Francisco), muy alejado del siempre pacífico y soñador El Maño (Juan Echanove) pretendido conocedor y apaciguador de su entorno, completado por el aventurero Solimán (Pau Riba) quien no duda en vivir sus aventuras sin el menor recato.

El guitarrista, el director y pianista,El trompetista, el saxofonista, el contrabajista, y el batería conforman La Orquesta Club Virginia junto a otras raleas propias de los oscuros mundos donde la interminable diversidad de los transitorios personajes que copan el elenco interpretativo (Verónica Forqué, Emma Suárez o Rocco Torrebruno entre otros, nos ofrecen un interesante resultado sobre los conflictos y las interioridades de un grupo de gente agradablemente reflejada en el guión que Manuel Iborra y Joaquín Oristrell escribieran en su día.
avanti
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6 de agosto de 2010
11 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una grotesca sandez que, tratando de imprimir un tono feliniano a la peripecia de una orquesta de boleros en gira por Oriente Próximo durante los años 60, no nos ofrece sino una burda comedia en la que los protagonistas muy bien hubieran podido ser Fernando Esteso, Mariano Ozores, Juanito Navarro, Andrés Pajares y Paco Martínez Soria. Yo casi lo hubiera agradecido. También nos habríamos ahorrado la cargante narración en off de Sanz –cuando todavía vocalizaba-. No sé de qué va esta historia, ni qué cuenta o qué pretende contar, ni qué sentido tiene, ni nada de nada. Contiene episodios de auténtico bochorno como el del taxista cairota y las naranjas, pasando por la pelea entre Ramos y San Francisco o la chorrada del disparo en plena actuación. Demencial, y lo que es peor, sin ninguna gracia. Por fortuna, apenas son 80 minutos de despropósito.
Shinboneniná
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14 de enero de 2010
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Andanzas de un combo por África, y buen reparto. Interesante punto de partida. Lástima que el guión haga aguas, básicamente porque retrata unas situaciones poco creíbles. Pero lo que creo que “mata” esta película de una forma especial son las secuencias en que la orquesta interpreta sus canciones, más falsas que Judas, no sólo porque no cantan ni tocan ellos, sino también porque la sincronización entre los gestos de los actores y la música está muy mal hecha. La ambientación, que parece trabajada, no logra su objetivo: por decirlo de alguna manera, canta mucho que no se fueron precisamente a Egipto a rodarla.

También tiene pinta de que los actores, que ya sabemos que son muy buenos, se lo pasaron muy bien rodándola, pero ni realizaron su mejor trabajo (concretamente, Jorge Sanz está fatal) ni, lo que es peor, transmitieron algo consistente al espectador. Una película de las que se suelen llamar fallidas...
esteve
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