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Una chica afortunada

Romance. Comedia J. B. Wall (Arnold) es un rico banquero de Wall Street que está harto de los dispendios económicos tanto de su ocioso hijo John (Milland) como de su esposa Jennie (Nash). Indignado, tira por la azotea la última adquisición de su mujer, un costoso abrigo de marta. El abrigo cae encima de Mary Smith (Jean Arthur), una mecanógrafa que trabaja en una revista infantil. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
8 de noviembre de 2009
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película recuerda en cierta medida a la increíble "Uno, dos, tres" de Billy Wilder, por su ritmo frenético y porque desde el primer hasta el último minuto estás en tensión ya que no puedes parar de prestar atención para no perderte ni un solo segundo de diversión.

Desde luego, este tipo de películas son escasas en la historia del cine y cuesta encontrarlas.

Recomiendo esta joya a toda persona que quiera sentirse muy afortunado, al menos, mientras dure la proyección.
cuenta
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8 de diciembre de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy divertida película, con un ritmo frenético, una historia divertida, el matrimonio de banqueros te hace reir continuamente, -él con buen corazón, pero harto de los dispendios económicos de su esposa y de la vaguería de su hijo Ray Milland, también genial-. Jean Arthur actúa muy bien como chica humilde que le cae la fortuna caída del cielo y consigue con su cara angelical que te enamores de ella. Guión francamente fantástico, con diálogos muy buenos y divertidos. Contiene escenas realmente geniales y largas, como la de la cafetería, con esa invasión de la gente, o como la de los vaivenes de la bolsa, provocados por la decisión de la chica humilde, que preguntada, por error, afirma que el cobre va a bajar, cuando ella no tiene ni idea de temas bursátiles.
Nada que criticar, es divertida hasta la escena final.
Gracias a Preston Surges y a Mitchell Leisen.
Nota 10 sobre 10.
Así que corten esta crítica, enciendan el televisor y música maestro.
Piano y yo
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15 de noviembre de 2014
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue un subgénero muy popular durante los años 30 y 40, que se caracterizaba por sus situaciones ridículas, decorados lujosos, diálogos rápidos, equívocos hilarantes, mujeres con una fuerte personalidad que suelen ser el centro de la trama involucrada en una historia de amor romántico. Y sobre todo con la clara intención de evadir al espectador que en aquella época de penurias por la depresión económica y los tiempos convulsos que iban a propiciar el gran conflicto bélico mundial. Una comedia casi desconocida en España, con un gran guión del posteriormente cineasta Preston Sturges, sobre un argumento de Vera Caspary, Leisen consigue un perfecto maridaje entre las pretensiones de la historia y los resultados de su puesta en escena.

La trama no puede ser más descabellada, Mary Smith (Jean Arthur) es una humilde trabajadora que viaja en un autobús descapotado por la 5ª Avenida neoyorquina, cuando de repente le cae sobre su cabeza un abrigo de visón que le cambiará la vida. El abrigo en cuestión es de la esposa de un banquero millonario, J. B. Ball (Edward Arnold) que tras una discusión, éste lo arrojó por la azotea. La chica intenta devolverlo pero al hacerlo toda la ciudad cree que se trata de una “amiguita” de Ball y por circunstancias equívocas, comienzan a agasajarla con todo tipo de lujos. Pero, no es menos cierto que tras la caída del visón en su cabeza, ella se gira hacia el asiento trasero, inquiriendo: “¿Qué es esto…?, a lo que un hombre de aspecto hindú, le contesta imperturbable, “Kismet” (el destino). A partir de entonces comienza la peripecia jocosa e increíble, esa (vida fácil) a la que alude el título original del film, pero también plena de ironía y sarcasmo sobre una estúpida sociedad obtusa.

Si hay un film que rezuma el lujo y la fascinación por el glamur que desprendía el cine americano de los años 30, este es sin duda “Easy living”, cuando las privaciones como consecuencia del crack económico no remitía, el cine ofrecía un rato de entretenimiento y diversión a un precio módico. Sólo la pantalla grande proporcionaba la posibilidad de asomarse a un mundo maravilloso, poblado de millonarios excéntricos, iracundos y ridículos, jóvenes idealistas y secretarias que dormían en sábanas de seda, en un ambiente suntuoso y frívolo. Leisen, de hecho recurre a dos tipos e humor: a la comedia elegante, romántica – invirtiendo los roles sociales –, y al “slapstick” del cine mudo, como la famosa escena del restaurante “self service” con la irrupción de todos los mendigos.

Mención especial merecen Jean Arthur, prototipo de chica americana moderna e independiente, el orondo Edward Arnold, como el irascible banquero, alias “The Bull”, el toro en alusión al monumento en Wall Street, no es casual que ambos fueron actores requeridos para las emotivas y divertidas fábulas del maestro Frank Capra. Ray Milland como galán e hijo pródigo del millonario que quiere ganarse el sustento sin los favores paternos. Sin olvidar el excelente cortejo de secundarios imprescindibles. Una pena que a Michel Leisen, los aficionados no podamos disfrutar de algún ciclo televisivo sobre su gran obra, repito, casi desconocida.
Antonio Morales
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28 de mayo de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta atípica y brillante pieza cómica fue escrita por el genial Preston Sturges y dirigida por el siempre solvente Mitchell Leisen, uno de los duos más efectivos de la comedia clásica. Ni screwball ni slapstick comedy, pero sí las dos a la vez, Easy Living es más bien una farsa en la larga tradición del Maese Pathelin, con personajes y situaciones extravagentes, mucho ruido y ritmo frenético, que juega con las vicisitudes de la suerte, las trampas de la especulación y las vueltas del amor. Los personajes están dibujados a trazo grueso, no hay que estar buscando sutilezas, Jean Arthur es la ingenua más encantadora, Luis Alberni el más inescrupuloso de los charlatanes buscavidas, Edward Arnold una joya de banquerazo temerario y bonachón, enfín hasta los personajes de reparto como el peletero y los oficinistas son cada uno una pinturita.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
qarikani
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28 de febrero de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Una chica afortunada” vale como claro ejemplo de un tipo de cine de estudio, inteligente, bien planificado, con una estructura impecable, buenas interpretaciones y situaciones alocadas al más puro estilo screwball comedy.

Con Mitchell Leisen a los mandos (hombre de estudio y gran gusto cinematográfico: “Mentira latente”, “Si no amaneciera”, “Casado y con dos suegras”, “Medianoche”, “Recuerdo de una noche”, “Vida íntima de Julia Norris”…) y el colosal Preston Sturges a los guiones (hablar de “Los viajes de Sullivan” o “Las tres noches de Eva” son palabras mayores) el producto no podía defraudar, y así fue.

Historia simple pero efectiva, con una Jean Arthur guapísima y elegante como siempre y un jovencito Ray Milland, Edward Arnold da vida a un banquero (padre de Milland) aportando tablas y presencia escénica (memorables sus escenas con la Arthur).

Con momentos realmente divertidos como la escena del autoservicio y diálogos ágiles y ácidos con el sello de Sturges, el film se disfruta con una sonrisa en la cara desde que comienzan los títulos de apertura hasta el fin.
Luke_Cage
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