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Arropiero, el vagabundo de la muerte

Documental Crónica de la vida de Manuel Delgado Villegas, 'El Arropiero', el mayor asesino en serie de la historia de España. Vagabundo errático que vivía de vender su sangre, confesó cuarenta y ocho crímenes, pero la policía sólo pudo investigar veintidós de ellos y probar su participación en siete, algunos cometidos en Francia e Italia. La justicia, la policía y los psiquiatras, incapaces de digerir semejante nivel de animalidad, deciden ... [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
9 de febrero de 2009
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por prudencia he escrito toda la crítica bajo el epígrafe de "spoiler" aunque es un documental y el espectador sabe de antemano quién es el asesino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Iznogud
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31 de enero de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la crónica negra española siempre se han dado casos puntuales de sucesos ocurridos en diferentes puntos de su geografía, con distintos móviles, la mayoría económicos y sociales. Ya en su día se disfrutaba de la prensa de "El Caso" que, por desgracia, ahora nos invaden cada tarde en directo y en el lugar de los hechos. Tanta casquería se puede dejar a un lado si se toma en serio un análisis profundo del reportaje sin caer en el morbo del directo, siempre aupado por un modo de hacer periodismo tan agresivo como infumable. Con la basura elevada al cubo y con una pérdida de interés ante el tema porque no se le da el rigor informativo necesario, son unos pocos que parecen motivados en recrear, y una pequeña gran mayoría visionar, documentales que por ser algo plastas, nos ayudan a mantener un cierto y mínimo interés sobre la crónica de sucesos que sin censuras pero bien limpia y refinada puede ayudarnos a procesar bien el cerebro y masticar bien sucesos del pasado como también del presente. Y así es como debería ser.

Balagué nos cuenta la historia de un asesino en série que llego a ser olvidado por la durísima justicia franquista ya bastante preocupada en encarcelar a sindicalistas ilegales, políticos y estudiantes cantando a la libertad guitarra en mano con la tristemente célebre Ley de Vagos y Maleantes. ¿Hasta qué punto se medían los índices de criminalidad en la psique de un trotamundos que llegó a vivir en las islas baleares, cometiendo uno de sus más atroces actos consiguiendo no solo salirse airado después de huir del lugar de los hechos sinó obligando a que "le cayera el muerto" a otro? Manuel Delgado Villegas "El Arropiero", alusión atribuida en su primer trabajo como vendedor de arropes (higos macerados con azucar del que se extrae un oscuro licor) se le muestra como lo que llegó a ser; un enfermo que pasó por sus momentos de gloria matando por placer hasta su internamiento en un sanatorio mental, aislado del mundo.

Este documental nos muestra de un modo indirectamente cronológico tan devastadora trayectoria. Des de su primera época en Puerto Santa María sucumbiendo a la vagancia, de mendigo a violador y asesino,... Durante su detención no se negó a confesar nunca sus crímenes con los policias que le escortaron en un macabro pelegrinaje a los lugares donde reconstruía sus crímenes... Los testimonios que le conocieron, policías y psiquiatras reconstruyen con una fidelidad sincera el perfil de un hombre temerario pero a la vez enterrado por el egoísmo de unas instituciones que miraban hacia otro lado.
Natxo Borràs
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25 de setiembre de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde luego uno no espera ver este tipo de documental y sentirse tan a gusto. Cuando te preparas para ver un reportaje sobre "el mayor asesino en serie de la historia de España" esperas otra cosa; esperas sangre, morbo, violencia, lugubridad,... algo así como si El Arropiero fuera nuestro Jack el Destripador.
Pero, resulta que anda tan lejos...

Nos presenta Balagué a un hombre, con graves problemas académicos, aún más graves problemas psicológicos, y una genética dispersa y propicia para el crimen. Nos presenta además, un conjunto de situaciones en las que, de querer matar a alguien, es el momento idóneo. Y nos presenta, agentes de policía mediante, la faceta más humana de este pequeño ser.
Dicho todo esto, no te olvidas en ningún momento de que matar es una elección y nadie quita la culpa a este personaje, pero si que comprendes que con una mente como la suya, el hecho no fué más que pura inercia (inercia que las autoridades de la época no supiero atajar).

"Arropiero, el vagabundo de la muerte", te da lo que le pidas, una explicación plausible de que condiciones llevan a un hombre a matar (y, sinceramente, no son tan caprichosas).
Follawski
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28 de julio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arropiero fue un desgraciado personaje de su época. Su sobrenombre “Arropiero” proviene de su padre, que mediante la fermentación de la conocida bebida que hacía a base de higos tomaba unas melopeas de renombre.

Carles Balagué se acerca a la figura mediante el documental, Arropiero, el vagabundo de la muerte (2008). No nos vamos a engañar, la factura de la película revela que Balagué no contaba con un amplio presupuesto cuando se decide rodar la película. De hecha la producción denota que estamos muy alejados de los documentales sensacionalistas del otro lado del charco, sino que al igual que nuestro personaje central, nos encontramos con un documental que se acerca de manera muy personal a la figura. Hay que decir que Carles Balagué ha trabajado ya realizando diversos documentales, la Barcelona de la Postguerra en La casita blanca. La ciudad oculta (2002) o el Madrid de los años sesenta en De Madrid a la Luna (2006).

En líneas generales, podemos decir que el documental se aleja del morbo. Evidentemente siempre que nos acercamos a una figura histórica como el Arropiero (el psichokyller o asesino en serie con mayor número de víctimas de la historia de España) y entramos en detalles y casos particulares hay que entrar en profundidad contando historias que resultan bastante desagradables, pero la película se aleja de la tendencia a por ejemplo del periódico “El Caso” que por aquel entonces en la España franquista trataba estos casos que hoy en día cadenas de televisión privadas se encargan de airear a las masas públicas. De hecho, mediante los mismos testimonios que son los que recrean la película se da por momentos una visión compasiva del asesino. No se cuenta la historia sentimental de sus víctimas, sino que simplemente se realiza un monográfico sobre la figura del asesino. No hay una hagiografía claro está, pero si se nota cierto tono compasivo. Todos los testimonios que configuran la película son personas que lo vieron en persona. Desde los criminólogos que recrearon con él los diferentes asesinatos que él Arropiero había causado hasta algún compañero suyo. Son las voces que describen la trágica vida de Manuel Delgado, más conocido como el Arropiero.

El arropiero fue un caso bastante lastimoso y a todas luces un hijo de su época, eso ya quedaba claro antes de ver el documental. Cuando fue capturado y trasladado en uno de los múltiples viajes, la radio del coche policial estaba encendida y en ella se contó que un asesino en serie mexicano había sido capturado, el Arropiero espetó, déjenme un par de días y alcanzo el número de víctimas de ese hijo de perra.

No recibió nunca una educación esmerada y fue un analfabeto durante toda su vida. La proyección de la película de Richard Flesicher, El estrangulador de Rillington Place, le marcó cuando ya había cometido diversos crímenes. En su retorcida mente él quería convertirse en un asesino tan afamado como el que la película mostraba. Él quería ser Tony Curtis, aunque a la vez se pavoneaba que él era más listo porque a él no le habían capturado. Se le atribuyen veintidós víctimas pero él se jactaba de cometer bastantes más. Lo cierto es que el arropiero no era un asesino glamouroso si es que alguna vez se pueda hablar de este término. También es cierto que el asesino trabajo en los ambientes mafiosos de la Marsella de aquella época y era difícil precisar cual había sido su actuación en la Francia de aquella época, porque los lazos policiales que existen ahora no los había en aquellos tiempos.

Tenía una obsesión y carecía de moral alguna. El psiquiatra que elabora su perfil psiquiátrico en la película duda de que estuviera realmente loco, sino que obedecía unas pautas diferentes a las habituales. Otros criminólogos que aparecen en el documental nos cuentan que tenía todos los números desde su nacimiento para convertirse en el monstruo que se convirtió. Una infancia destrozada (se vio obligado a prostituirse sexualmente desde su adolescencia), una nula educación, un cuadro psiquiátrico complicado (trastorno anti social y otras enfermedades mentales) y una vida alejada completamente de la corriente.

El vagabundo de la muerte. Es la crónica de una España Negra.

http://neokunst.wordpress.com/2013/07/28/arropiero-el-peor-criminal-de-la-historia-de-espana/
Kyrios
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1 de agosto de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy, mamá ha muerto. Jamás se ha descrito el Existencialismo como en la primera frase de El extranjero de Camus.
Habiendo estudiado concienzudamente Carlos Balagué – director de El Arropiero, el vagabundo de la muerte - la vida de Manuel Delgado Villegas parece increíble que no se dé cuenta de la ocasión perdida.
La pregunta es inmediata, ¿qué habría hecho Patino, Herralde o Chavarri con tan poderoso material? Desde luego nunca esta película.
Porque El Arropiero jamás se aproxima ni por asomo a esas tres obras maestras documentales que deberían ser su santo y seña: Queridísimos verdugos, El asesino de Pedralbes y El desencanto quedándose más bien en un interesante reportaje sobre la vida de uno de los más grandes asesinos psicópatas de la España Profunda. Insuficiente para un director de cine, magnífico para un realizador televisivo.
Pero esto es cine y el cine requiere mayor entusiasmo, más profundidad y muchas más dosis de riesgo ausentes por completo en esta obra.
Con El Arropiero podría haberse apostado por el reflejo de Mersault - el protagonista de El extranjero - un tipo totalmente desesperanzado ante la vida pues ambos protagonistas son víctimas del pesimismo de una época marcada por la guerra, de la carencia de valores del mundo contemporáneo. Frío.
Carlos Balagué esconde la cabeza cual avestruz y se limita a contar la vida y milagros del monstruo, además de manera torpe utilizando la redundancia - recurso tabú del cine – con repetitivas declaraciones que ralentizan el avance del drama.
¿Y el terror que se le supone a una historia que podría poner los pelos de punta? ¿Y la exploración de la psicología del criminal? ¿Y la crítica burlona a la pasividad de los funcionarios? Más frío.
Sin embargo el peor de los olvidos del documental es el de dar cuenta sobre la impotencia en la definición del monstruo, sobre la ignorancia de las causas de su creación, que viene a ser sin duda el fracaso de la ciencia ante la naturaleza del azar… ¡Existencialismo de nuevo! Congelado.
Como la muerte en el patíbulo de Mersault, las declaraciones finales de “el Arropiero” y su patético deambular por el manicomio ante su inminente ocaso – lo mejor de la película – no tienen más sentido del que ha tenido su vida.
Ironía filosófica, puro existencialismo desapercibido.
billywilder73
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