La universidad de los zombis

El cine nos ha ofrecido un buen ramillete de lobotomizaciones, las hemos visto en clásicos incontestables como De repente, el último verano (Suddenly, Last Summer) o en trabajos menores enfocados al público adolescente, como por ejemplo Comportamiento perturbado (Disturbing Behavior). Entre ambas Ron Link rodó este cutre subproducto a menor (sí, he dicho menor) gloria de Virginia Madsen y la guapísima Sherilyn Fenn. Madsen interpreta a Andrea, una nueva estudiante que descubre con estupefacción que sus compañeros actúan como robots sin alma, por lo que decide investigar qué ocurre.

No hay que dejarse engañar por el título, no estamos ante una película de zombis (al menos no en el sentido tradicional). Aquí no hay terror, ni intriga, ni emoción o humor involuntario, sólo malas interpretaciones, una dirección tan plana como la del más chabacano programa de televisión y una trama ridícula y mal llevada (la tensión brilla por su ausencia y aunque sólo dura hora y media se hace eterna). Aviso para navegantes: su visionado es una terrible pérdida de tiempo.

La idea con la que empieza la película no es mala, porque es interesante tratar el tema zombi desde ese punto de vista y por la razón por la que se crean eses zombis pero la pelicula no se sostiene pasando por la mitad del film llegando a un final francamente malo que acaba por estropearla del todo. Esto es el ejemplo de como no saber plasmar en un film de terror una idea interesante. Es decir, buena idea original pero mal dirigida, interpretada y enfocada.

Este intento de película de ¿terror? ¿suspense? de ínfulas científicas y corte juvenil resulta un desastre a todos los niveles. Torpe dirección, pésimas interpretaciones y ni tan siquiera cuenta con efectos especiales, si no recuerdo mal ni uno solo. Será porque estos zombis no son muertos vivientes al uso, sino jóvenes lobotomizados, que visto como actuaban antes de la operación puede que hasta alguno de ellos saliera ganando con el cambio de cerebro.
La película, que tiene el peor de los tufos a telefilm, es tremendamente aburrida, para rematar el cúmulo de defectos.
En resúmen, no merece la pena en absoluto. Si la dejo en Floja es porque se percibe (aunque no en el mejor de los sentidos) ese aire ochentero y eso a uno, como espectador y cinéfilo, siempre le acaba tocando cierta fibra nostálgica.