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Críticas ordenadas por utilidad
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7,7
52.923
3
2 de febrero de 2020
2 de febrero de 2020
29 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
No niego la dificultad técnica de rodar una película en plano secuencia , pero sinceramente no entiendo las puntuaciones tan altas que tiene esta película . Además de la parte técnica , yo voy al cine para que me cuenten una historia , y a ser posible empatizar con los personajes . La película se hace larga , con un plano secuencia interminable donde aparecen trincheras , trincheras y más trincheras , y para terminar ... más trincheras .
Se muestra la suciedad de la guerra , cierto, pero hay escenas que subestiman al espectador . No necesito que me suban el volumen y la intensidad de la música para decirme cuándo va a pasar algo, me recordó a las risas enlatadas de las comedias de los 90. Y tampoco necesito escenas absurdas y sin ningún sentido para que me recuerden lo malos que son los alemanes y lo buenos que son los protagonistas . Que por cierto me daba igual si vivían o morirían porque no se logra empatizar con ellos en ningún momento . Son personajes totalmente planos que van de una trinchera a otra. Fin de la historia .
Si no queréis malgastar dos horas en el cine pero no queréis perderos la experiencia de 1917, poneros un videojuego de guerra en casa .
Decepcionante
Se muestra la suciedad de la guerra , cierto, pero hay escenas que subestiman al espectador . No necesito que me suban el volumen y la intensidad de la música para decirme cuándo va a pasar algo, me recordó a las risas enlatadas de las comedias de los 90. Y tampoco necesito escenas absurdas y sin ningún sentido para que me recuerden lo malos que son los alemanes y lo buenos que son los protagonistas . Que por cierto me daba igual si vivían o morirían porque no se logra empatizar con ellos en ningún momento . Son personajes totalmente planos que van de una trinchera a otra. Fin de la historia .
Si no queréis malgastar dos horas en el cine pero no queréis perderos la experiencia de 1917, poneros un videojuego de guerra en casa .
Decepcionante

6,3
4.404
9
21 de agosto de 2019
21 de agosto de 2019
37 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jonás Trueba nos hace una propuesta interesante mediante este film , hacer turismo en nuestra propia ciudad.
Eva (Itsaso Arana) va a cumplir 33 años, nunca ha vivido fuera de Madrid, y sin embargo parece sufrir una crisis existencial que hace que se mueva errática por la gran ciudad. Y así la protagonista nos hace partícipes de su día a día, en concreto de la primera quincena de agosto.
Los que vivimos aquí, lo sabemos bien, agosto es un mes distinto, la ciudad se transforma, deja de ser la capital ruidosa y estresante llena de prisas y sin tiempo para simplemente caminar , en agosto las calles se vacían, el tráfico disminuye y aparece un Madrid más llano , mas de villa o pueblo o como lo queramos llamar, eso que lo hace único , una ciudad sin grandes cosas, solo lleno de vida, de gente y su cotidianidad sus costumbres y contrastres, porque Madrid acoge a todo el mundo y eso lo inunda de variedad y de rincones inesperados.
Eva (Itsaso Arana) va a cumplir 33 años, nunca ha vivido fuera de Madrid, y sin embargo parece sufrir una crisis existencial que hace que se mueva errática por la gran ciudad. Y así la protagonista nos hace partícipes de su día a día, en concreto de la primera quincena de agosto.
Los que vivimos aquí, lo sabemos bien, agosto es un mes distinto, la ciudad se transforma, deja de ser la capital ruidosa y estresante llena de prisas y sin tiempo para simplemente caminar , en agosto las calles se vacían, el tráfico disminuye y aparece un Madrid más llano , mas de villa o pueblo o como lo queramos llamar, eso que lo hace único , una ciudad sin grandes cosas, solo lleno de vida, de gente y su cotidianidad sus costumbres y contrastres, porque Madrid acoge a todo el mundo y eso lo inunda de variedad y de rincones inesperados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Eva, más perdida y desorientada que nunca , comienza este periplo alojándose en una casa que le presta un amigo (como cualquier persona que sale de vacaciones y durante unos días debe abandona su hogar) . Eva camina sin rumbo, hasta que decide subirse en un autobús turístico, allí empieza a fijarse en la gente y observa a una turista asiática que lleva unos auriculares, así se nos muestra una escena en la que Eva intenta imitar a esta turista poniéndose los auriculares , bajándose en la misma parada, visitando el mismo museo... y es que a veces, lo difícil es hacer un viaje a nuestra propia ciudad, a nuestro propio yo, a nuestra identidad, a veces lo difícil es ser turistas de nosotros mismos. “Hacerse una persona de verdad”
Este viaje interior es llevado de la mano de Jonás de una manera exquisita.
Para comprender la crisis de la protagonista no hace falta grandes dramas, no pasa nada espectacular, no ocurre una gran tragedia que lo cambia todo. Simplemente pasan los días, pasa la vida, las conversaciones de bar intrascendentes , un concierto en unas fiestas de barrio, una conversación a la salida de un cine, un encuentro inesperado con un ex, y ya está , sin más, sin que eso desencadene en volverse a ver otra vez, en definitiva la realidad, lo que hemos vivido los madrileños un día cualquiera de agosto.
Es eso, en mi opinión, lo que hace especial tanto a esta película como a su anterior trabajo, la sensación al salir de la sala del cine de haber asistido a un concierto, haberte sentado en una terraza, haberte tumbado en el sofá de casa y mirado al infinito mientras esperas que suene el móvil. Puedes sentir lo que siente la protagonista de la película simplemente porque ya lo has vivido. El cine de Jonás es así de simple y así de complejo.
Estupendos todos y cada uno de los actores, ninguno desentona, y aunque tenemos a la actriz principal que nos invita a pasear con ella por la ciudad, el resto de los actores cobran protagonismo más allá del tiempo que aparecen en la pantalla , junto con el último gran protagonista de esta historia : las calles de Madrid.
Este viaje interior es llevado de la mano de Jonás de una manera exquisita.
Para comprender la crisis de la protagonista no hace falta grandes dramas, no pasa nada espectacular, no ocurre una gran tragedia que lo cambia todo. Simplemente pasan los días, pasa la vida, las conversaciones de bar intrascendentes , un concierto en unas fiestas de barrio, una conversación a la salida de un cine, un encuentro inesperado con un ex, y ya está , sin más, sin que eso desencadene en volverse a ver otra vez, en definitiva la realidad, lo que hemos vivido los madrileños un día cualquiera de agosto.
Es eso, en mi opinión, lo que hace especial tanto a esta película como a su anterior trabajo, la sensación al salir de la sala del cine de haber asistido a un concierto, haberte sentado en una terraza, haberte tumbado en el sofá de casa y mirado al infinito mientras esperas que suene el móvil. Puedes sentir lo que siente la protagonista de la película simplemente porque ya lo has vivido. El cine de Jonás es así de simple y así de complejo.
Estupendos todos y cada uno de los actores, ninguno desentona, y aunque tenemos a la actriz principal que nos invita a pasear con ella por la ciudad, el resto de los actores cobran protagonismo más allá del tiempo que aparecen en la pantalla , junto con el último gran protagonista de esta historia : las calles de Madrid.

6,3
5.064
9
20 de noviembre de 2019
20 de noviembre de 2019
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y si no podemos amar a nuestros hijos por encima de nuestras creencias
Y si nuestros hijos no soportan el rechazo y tienen que huir lejos para olvidar el dolor.
Y si a pesar de la distancia siguen esperando nuestro amor.
Y si lo que nos inculcan está en contra de nuestra propia naturaleza.
Y si el libre albedrío es solo una ilusión que nos convierte en presos voluntarios haciéndonos creer que estamos donde estamos por decisión propia en pos de un mito: el de la libre elección.
Y si no nos atenemos a las normas establecidas, ¿estamos dispuestos a pagar el precio que exige la “desobediencia”?
Sebastian Leilo nos plantea todas estas cuestiones mediante una historia de amor entre dos mujeres, Ronit (Rachel Weisz) y Esti (Rachel McAdams) ubicada en una comunidad judía ortodoxa en un barrio londinense.
O al menos a priori es lo que puede parecer , porque “Disobedience” de lo que habla en realidad es de lo humano y lo divino, a cuánto de lo humano , a cuánto de nosotros mismos debemos renunciar para alcanzar lo divino. ¿Debemos renunciar a la persona que amamos ? ¿A quienes somos? ¿A nuestros hijos?
¿Qué es más fácil ? Quedarse y obedecer o marcharse
Excelente comienzo de la película, donde ya se adivina las contradicciones que nos encontraremos a lo largo de la cinta ,donde se presenta a Ronit como una fotógrafa asentada en Nueva York ,aparentemente de éxito , fotografiando a un hombre con el cuerpo lleno de tatuajes, haciendo referencia en concreto al primer tatuaje que se hizo con 15 años en forma de Jesucristo y donde dice que el dolor que sintió al hacérselo mereció la pena por Él.
Para quien no lo sepa, los judios ortodoxos tienen prohibido hacerse tatuajes, puesto que no se les permite dañar su cuerpo ya que es una creación divina.
Y si nuestros hijos no soportan el rechazo y tienen que huir lejos para olvidar el dolor.
Y si a pesar de la distancia siguen esperando nuestro amor.
Y si lo que nos inculcan está en contra de nuestra propia naturaleza.
Y si el libre albedrío es solo una ilusión que nos convierte en presos voluntarios haciéndonos creer que estamos donde estamos por decisión propia en pos de un mito: el de la libre elección.
Y si no nos atenemos a las normas establecidas, ¿estamos dispuestos a pagar el precio que exige la “desobediencia”?
Sebastian Leilo nos plantea todas estas cuestiones mediante una historia de amor entre dos mujeres, Ronit (Rachel Weisz) y Esti (Rachel McAdams) ubicada en una comunidad judía ortodoxa en un barrio londinense.
O al menos a priori es lo que puede parecer , porque “Disobedience” de lo que habla en realidad es de lo humano y lo divino, a cuánto de lo humano , a cuánto de nosotros mismos debemos renunciar para alcanzar lo divino. ¿Debemos renunciar a la persona que amamos ? ¿A quienes somos? ¿A nuestros hijos?
¿Qué es más fácil ? Quedarse y obedecer o marcharse
Excelente comienzo de la película, donde ya se adivina las contradicciones que nos encontraremos a lo largo de la cinta ,donde se presenta a Ronit como una fotógrafa asentada en Nueva York ,aparentemente de éxito , fotografiando a un hombre con el cuerpo lleno de tatuajes, haciendo referencia en concreto al primer tatuaje que se hizo con 15 años en forma de Jesucristo y donde dice que el dolor que sintió al hacérselo mereció la pena por Él.
Para quien no lo sepa, los judios ortodoxos tienen prohibido hacerse tatuajes, puesto que no se les permite dañar su cuerpo ya que es una creación divina.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se interrumpe la escena y Ronit recibe la fatal noticia , su padre ha muerto. Aunque esto lo desvelará más adelante , tras una sucesión de escenas donde se ve a la protagonista en un estado de angustia buscando sentirse mejor bebiendo, teniendo sexo con un desconocido, o rompiendo su jersey para poder respirar. Todo esto ocurre a gran velocidad, la vida es frenética en Nueva York, hasta que coge un avión y regresa a su ciudad natal , al barrio de una comunidad judía ortodoxa donde se crió junto a su padre , el rabino , un gigante de la Tora . A partir de aquí la película se ralentiza , los colores palidecen , el ambiente es lento, gélido , incluso claustrofobico.Esta atmósfera asfixiante de personajes contenidos se va haciendo más presente a lo largo del metraje. Una comunidad donde el tiempo pasa despacio , incluso en ocasiones da la sensación de haberse detenido , donde las normas han de cumplirse y los mismos miembros de este colectivo son presos y guardianes de su cumplimiento. Esto queda claro en la escena donde Esti y Ronit son sorprendidas besándose y en seguida este hecho es conocido juzgado y castigado.
Especial atención a la conversación que Ronit tiene con su amigo Dovid “ Es importante que esta semana se lleve con honor ,no hay nada más importante “ a lo que Ronit contesta “por supuesto “. Este diálogo nos da la clave para entender mejor a esta sociedad devota y de firmes convicciones que antepone el honor a la libertad de elección que les lleve a una auténtica felicidad .
Como si de autómatas se tratasen , todos los personajes se comportan como se espera de ellos, reprimiendo sus emociones, es muy interesante la escena donde Esti mantiene relaciones sexuales con su marido de manera programada y mecánica sin ningún tipo de emoción en contraposición con el precioso e intenso encuentro entre las dos mujeres en la habitación de un hotel, donde Esti se desinhibe y recuerda quién es ella realmente.
En cuanto a la escena de la saliva , de la que he leído varías críticas , Leilo consigue, en mi opinión dos cosas :crear una escena mucho más íntima , nos hace sentirnos como un voyeur e incomodarnos por ver algo que no debíamos haber visto . Y por otro lado provocar cierto desconcierto ,rechazo o incomprensión consiguiendo que aunque el espectador no tenga prejuicios ante una relación homosexual, en el momento que algo se sale de lo esperado o de la norma volvamos a la casilla de salida.
También es de destacar la lucha interna de cada uno de los protagonistas:
-Dovid deberá enfrentarse a la verdad , un matrimonio donde la máxima es el respeto mutuo pero donde nunca hubo amor, o al menos por parte de su mujer, a la que finalmente le dará su libertad, porque al fin y al cabo ella nunca fue suya. Esta situación hace que comience a aflorar en él un pensamiento crítico por lo que finalmente entiende que no no puede suceder al rabino ya que no puede inculcar la obediencia ciega.
-Ronit tendrá que aceptar la muerte de su padre sin obtener su redención. Magnífico final donde ella le hace finalmente una foto a su tumba consiguiendo reconciliarse con su padre.
-Esti luchará entre sus convicciones religiosas y su verdadera naturaleza, la mujer que siempre fue, y que quedó olvidada tras vestimentas grises y pelucas, y a pesar de que parece que ha encontrado la fuerza para marcharse del lugar que la tiene oprimida para dar la libertad a su bebé que ella nunca tuvo, lo cierto es que es lo único que ha conocido. Y aunque el final nos deja un sabor agridulce , la mayoría de las veces es lo que ocurre en la vida real . Aunque podemos vislumbrar un atisbo de esperanza cuando ambas mujeres prometen estar en contacto. Quién sabe si finamente tendrán un futuro juntas.
En definitiva , una hermosa historia magníficamente interpretada, eso si , “Disobedence” es de esas películas que se entienden y se disfrutan más en un segundo visionado.
Especial atención a la conversación que Ronit tiene con su amigo Dovid “ Es importante que esta semana se lleve con honor ,no hay nada más importante “ a lo que Ronit contesta “por supuesto “. Este diálogo nos da la clave para entender mejor a esta sociedad devota y de firmes convicciones que antepone el honor a la libertad de elección que les lleve a una auténtica felicidad .
Como si de autómatas se tratasen , todos los personajes se comportan como se espera de ellos, reprimiendo sus emociones, es muy interesante la escena donde Esti mantiene relaciones sexuales con su marido de manera programada y mecánica sin ningún tipo de emoción en contraposición con el precioso e intenso encuentro entre las dos mujeres en la habitación de un hotel, donde Esti se desinhibe y recuerda quién es ella realmente.
En cuanto a la escena de la saliva , de la que he leído varías críticas , Leilo consigue, en mi opinión dos cosas :crear una escena mucho más íntima , nos hace sentirnos como un voyeur e incomodarnos por ver algo que no debíamos haber visto . Y por otro lado provocar cierto desconcierto ,rechazo o incomprensión consiguiendo que aunque el espectador no tenga prejuicios ante una relación homosexual, en el momento que algo se sale de lo esperado o de la norma volvamos a la casilla de salida.
También es de destacar la lucha interna de cada uno de los protagonistas:
-Dovid deberá enfrentarse a la verdad , un matrimonio donde la máxima es el respeto mutuo pero donde nunca hubo amor, o al menos por parte de su mujer, a la que finalmente le dará su libertad, porque al fin y al cabo ella nunca fue suya. Esta situación hace que comience a aflorar en él un pensamiento crítico por lo que finalmente entiende que no no puede suceder al rabino ya que no puede inculcar la obediencia ciega.
-Ronit tendrá que aceptar la muerte de su padre sin obtener su redención. Magnífico final donde ella le hace finalmente una foto a su tumba consiguiendo reconciliarse con su padre.
-Esti luchará entre sus convicciones religiosas y su verdadera naturaleza, la mujer que siempre fue, y que quedó olvidada tras vestimentas grises y pelucas, y a pesar de que parece que ha encontrado la fuerza para marcharse del lugar que la tiene oprimida para dar la libertad a su bebé que ella nunca tuvo, lo cierto es que es lo único que ha conocido. Y aunque el final nos deja un sabor agridulce , la mayoría de las veces es lo que ocurre en la vida real . Aunque podemos vislumbrar un atisbo de esperanza cuando ambas mujeres prometen estar en contacto. Quién sabe si finamente tendrán un futuro juntas.
En definitiva , una hermosa historia magníficamente interpretada, eso si , “Disobedence” es de esas películas que se entienden y se disfrutan más en un segundo visionado.
10
26 de enero de 2025
26 de enero de 2025
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No comprendo las críticas negativas que estoy leyendo.
Ver a Almodóvar rodando con otros escenarios, en inglés y con actrices no españolas, me despertaba una gran curiosidad, y la película no me ha decepcionado. Ha conseguido trasladar su estilo a un entorno completamente diferente, sin perder lo que lo hace único.
Las protagonistas, dos mujeres maduras, encarnan un intenso drama donde predomina la calma. Esa calma que Almodóvar domina como nadie: planos pausados, primeros planos que capturan hasta el más mínimo detalle, y una paleta de colores vibrantes, el verde, el amarillo y el rojo, siempre el rojo.
Se acaba el tiempo, pero no hay prisa. Esa capacidad de detener el tiempo sin forzarlo es una de sus mayores genialidades. Logra que la intensidad no sea estridente, que el drama nunca pierda su elegancia. Almodóvar nos envuelve en un ritmo pausado, pero lleno de vida aunque el tema sea la muerte, donde la calma nunca es sinónimo de vacío, sino de profundidad.
Aunque aborda temas actuales y complejos como la eutanasia o el cambio climático, en el fondo es una historia sobre la conexión humana, los lazos familiares, la amistad y la forma en que las mujeres se apoyan entre sí.
Esta vez no hay madres abnegadas, no son personajes excéntricos o que vienen de la marginalidad, esta vez tenemos una reportera de guerra y una escritora de renombre, podrían ser personajes de un film neoyorquino al estilo Woody Allen, pero su esencia es inconfundiblemente almodovariana.
Es una película que mezcla lo nuevo con lo conocido, demostrando que Almodóvar puede moverse en otros territorios y seguirá siendo Almodóvar.
Sin embargo, no es una película para cualquiera. Si no tienes un bagaje previo en la filmografía de Almodóvar o no eres fan de su estilo, puede que esta historia te resulte fría o distante. Pero si conoces su universo, reconocerás en cada escena su inconfundible sello y su capacidad para emocionar sin adornos.
Recomienda encarecidamente verla en versión original, el doblaje aunque correcto deja fría la película y se pierde la esencia de los diálogos y los silencios así como los matices de las actrices tan importantes en las películas de este director.
Ver a Almodóvar rodando con otros escenarios, en inglés y con actrices no españolas, me despertaba una gran curiosidad, y la película no me ha decepcionado. Ha conseguido trasladar su estilo a un entorno completamente diferente, sin perder lo que lo hace único.
Las protagonistas, dos mujeres maduras, encarnan un intenso drama donde predomina la calma. Esa calma que Almodóvar domina como nadie: planos pausados, primeros planos que capturan hasta el más mínimo detalle, y una paleta de colores vibrantes, el verde, el amarillo y el rojo, siempre el rojo.
Se acaba el tiempo, pero no hay prisa. Esa capacidad de detener el tiempo sin forzarlo es una de sus mayores genialidades. Logra que la intensidad no sea estridente, que el drama nunca pierda su elegancia. Almodóvar nos envuelve en un ritmo pausado, pero lleno de vida aunque el tema sea la muerte, donde la calma nunca es sinónimo de vacío, sino de profundidad.
Aunque aborda temas actuales y complejos como la eutanasia o el cambio climático, en el fondo es una historia sobre la conexión humana, los lazos familiares, la amistad y la forma en que las mujeres se apoyan entre sí.
Esta vez no hay madres abnegadas, no son personajes excéntricos o que vienen de la marginalidad, esta vez tenemos una reportera de guerra y una escritora de renombre, podrían ser personajes de un film neoyorquino al estilo Woody Allen, pero su esencia es inconfundiblemente almodovariana.
Es una película que mezcla lo nuevo con lo conocido, demostrando que Almodóvar puede moverse en otros territorios y seguirá siendo Almodóvar.
Sin embargo, no es una película para cualquiera. Si no tienes un bagaje previo en la filmografía de Almodóvar o no eres fan de su estilo, puede que esta historia te resulte fría o distante. Pero si conoces su universo, reconocerás en cada escena su inconfundible sello y su capacidad para emocionar sin adornos.
Recomienda encarecidamente verla en versión original, el doblaje aunque correcto deja fría la película y se pierde la esencia de los diálogos y los silencios así como los matices de las actrices tan importantes en las películas de este director.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La ironía de las leyes que nos alejan de lo humano
Una de las escenas que más me hizo reflexionar es cuando la protagonista va al gimnasio y su entrenador personal le explica que no pueden abrazarse debido a que la normativa del gimnasio prohíbe el contacto físico entre clientes y entrenadores para evitar las demandas. Incluso le explica que corregir la postura de sus clientes es complicado solo con palabras. Este tipo de normativas, que se presentan como una protección, en realidad nos alejan de lo más humano: la conexión y el afecto. Es fascinante cómo, en su intento de regular la vida de las personas, las leyes terminan despojándonos de la calidez que define nuestras relaciones.
El tema de la eutanasia también se trata con profundidad, poniendo de manifiesto una verdad incómoda: las leyes que supuestamente nos protegen a menudo nos roban el control sobre nuestra propia vida, e incluso nuestra muerte. Nos quedamos atrapados en un sistema que, lejos de liberarnos, nos impide ejercer nuestra autonomía
deshumanizándonos al imponer límites sobre nuestras decisiones más personales, dejando de lado la libertad y la dignidad humana.
Una de las escenas que más me hizo reflexionar es cuando la protagonista va al gimnasio y su entrenador personal le explica que no pueden abrazarse debido a que la normativa del gimnasio prohíbe el contacto físico entre clientes y entrenadores para evitar las demandas. Incluso le explica que corregir la postura de sus clientes es complicado solo con palabras. Este tipo de normativas, que se presentan como una protección, en realidad nos alejan de lo más humano: la conexión y el afecto. Es fascinante cómo, en su intento de regular la vida de las personas, las leyes terminan despojándonos de la calidez que define nuestras relaciones.
El tema de la eutanasia también se trata con profundidad, poniendo de manifiesto una verdad incómoda: las leyes que supuestamente nos protegen a menudo nos roban el control sobre nuestra propia vida, e incluso nuestra muerte. Nos quedamos atrapados en un sistema que, lejos de liberarnos, nos impide ejercer nuestra autonomía
deshumanizándonos al imponer límites sobre nuestras decisiones más personales, dejando de lado la libertad y la dignidad humana.
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