Lo he intentado una y cien veces, pero es imposible: soy incapaz de ver con gusto y sin bostezos esta especie de musical, drama, romance, cómic, y broma.
La película prometía, y la primera vez que la vi, empecé con ilusión, pero según avanzaban los minutos, me poseía más y más el aburrimiento y a la vez la sorpresa. El aburrimiento por la lentitud del desarrollo; por la ñoña, cursi, y pastelosa trama; por la horrible puesta en escena; y por los vomitivos momentos musical, momentos, por cierto, que no merecen llamarse "musicales", sino más bien ataques sin compasión a la sensibilidad del espectador.
La sorpresa por la capacidad que tiene Nicole Kidman para espantarme cuando actúa; por que Ewan McGregor se prestase a interpretar el papel de Christian y por las buenas críticas que leí antes de verla.
Lo mejor: el final, ese momento en el que ves que no vas a tener que sufrir más.
Lo peor: Nicole Kidman, el atrezzo, y las canciones

Sin poder negar que nunca será una de las grandes películas de la historia, tenemos que reconocer que sí pasará a la historia en nuestros corazones. Marcó época. Sensualidad, inocencia, fervor, deseo, inexperiencia, calidez, electricidad... confluyen de manera
exquisita y placentera en la relación de la tímida Baby y el ardiente Johny. Todas quisimos ser esa chica del montón, que no puede evitar la revolución de sus hormonas antes los sexys movimientos de cadera de su profesor de baile; todas quisimos el verano posterior a verla, ir a un campamento de verano y dejarnos guiar por los impulsos del corazón, la música, y el deseo de la mano de un Johny como Patrick, sin importar el qué dirán, la escala social y los valores establecidos. Todas hemos querido rebelarnos como Francis sin perder nuestra dulzura e ingenuidad. En definitiva, esta película marcó todos nuestros corazones, y si bien no será nunca un peliculón, será siempre La Película que nos hizo querer amar y ser amadas, al ritmo de la música.

El amor, el egoísmo, la soledad confluyen en esta película de una manera formidable. Lejos de ser una ñoñería, este film apuesta por dos adultos ya maduros y experimentados, que renacen y viven experiencias nuevas durante los que serán los cuatro mejores días de su vida. La psicología de los personajes no podría estar mejor pensada y estructurada, y el argumento no podría ser más lógico y emotivo a la vez.
Lo mejor: Meryl Streep como siempre, el emotivo final, y el realismo del desarrollo.
Lo peor: Clint Eastwood nunca me ha gustado como actor, si como director.

Película fantástica para pasar un rato de alegría y optimismo. Para los amantes del buen cine, quizás no sea recomendable, ya que la puesta en escena y el argumento dejan un poco que desear. Si lo que quieres es olvidar durante hora y media los problemas (y te gusta ABBA), adelante, es tu película; si, sin embargo, quieres deleitarte con una película brillante en aspectos técnicos, desarrollo y argumento, ni se te ocurra mirar ni el título.
Lo mejor: como siempre Meryl Streep, la isla, y ABBA.
Lo peor: el argumento forzado, Amanda Seyfried, y Pierce Brosnan cantando.

Es innegable que en ocasiones la película resulta cuanto menos cargante, pero es también innegable que cuando termina te deja satisfecho.

El típico drama familiar en la América más profunda, depresiva y agonizante, se convierte en este film en algo sencillamente sobrecogedor. La actuación épica y sin igual de Julia Roberts, acompañada de la siempre genial Meryl, transforma la historia en algo vivo, con sentido y fuera de lo común. Termina la película y te das cuenta de que realmente ninguna de las tramas es novedosa ni sorprendente (enfermedades, vicios, sueños frustrados, miedo al fracaso, infidelidades...¿en serio?), sin embargo Roberts lo convierte en algo cargado de emociones que traspasan la pantalla. Sin duda, si no fuese por ellas dos, sin desemerecer al resto del reparto que está muy bien también, esta película pasaría al olvido según se hubiese estrenado.

Lo mejor: la sorprendente Julia Roberts, la fotografía, y los momentos serenos de Streep
Lo peor: no dejarte llevar por las actuaciones, y fijarte en lo insulsa que es la trama estrapolada de quien interpreta.
Un ocho.