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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
5
26 de mayo de 2010
108 de 165 usuarios han encontrado esta crítica útil
A algunas películas, como Superman, se les perdonan muchas cosas por su mera condición de míticas. Los buenos momentos que nos hicieron vivir siendo niños y sus títulos rimbombantes abonan el terreno para que florezca la nostalgia y ésta nos nuble el juicio haciéndonos recordar las cosas mejores de lo que en realidad fueron.

Estoy completamente seguro de que buena parte de los usuarios que han valorado la película con calificaciones tan altas se replantearía su voto si volviera a verla hoy día. Y es que, mal que nos pese, Superman no es una buena película. Y no es una buena película, fundamentalmente, por culpa de los imperdonables defectos de un guión ya de por sí flojo, muy flojo, incluso en comparación con el resto de cintas de superhéroes.

Yo sólo exijo de una película dos cosas: que sea entretenida, y que sea creíble. No necesito más. Ni que tenga grandes actuaciones, ni que sea innovadora, ni que sea profunda... Y Superman quizá sea entretenida, pero no es verosímil. El guión resulta tan poco creíble, tan absurdo y ridículo que, cuando la veía de nuevo, a veces me he sentido como si los guionistas me estuvieran tomando por imbécil.

Porque algunas cosas son perdonables, como que nadie se dé cuenta de que Clark Kent es Superman cuando se quita las gafas o que su traje no se desintegre en el magma, pero otras son el colmo de la estupidez. He aquí algunos ejemplos:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
-¿Cómo es posible que Lex Luthor sepa que Superman es vulnerable a la kryptonita? De repente abre un libro de su biblioteca y ¡zas!, llega a la conclusión de que un pedrusco de Krypton lo matará. ¿Qué libro era ése? ¿?
-¿Cuánto le habrá costado a Luthor excavar ese palacete, con todas las comodidades, a 60 m bajo tierra en Manhattan? Un pastón, desde luego, ergo es millonario. Y si lo que quiere es ser más millonario todavía, ¿no le saldría más rentable invertir en, qué sé yo, Bonos del Tesoro, que es más seguro, legal y además no hace falta reconfigurar la superficie del planeta?
-¿Por qué si detona una bomba en la falla de San Andrés la placa occidental se hunde en el mar y la oriental no sufre daño alguno?, ¿porque él lo vale?
-¿Es que nadie en el ejército verifica que las coordenadas de impacto de los misiles sean correctas antes del lanzamiento? Ya me imagino al sargento Arensivia diciendo “¿qué verificasión ni qué niño muerto? déjate de ho’tia’ y suelta lo’ pepino’ ya, co’one’”.
-¿De dónde saca Luthor el camión y los disfraces cuando intenta manipular los misiles por segunda vez si eso no estaba previsto?, ¿y cómo pudo adelantar al convoy militar?, ¿cómo burló los controles?
-Se supone que Superman lleva el traje, capa incluida, bajo su ropa de calle, entonces ¿por qué se tira por una ventana y de pronto su ropa se transforma en el traje? Es que joder, parece que uno esté viendo dibujos animados.
-¿Qué somera tontería es ésa de que haciendo girar la Tierra en sentido contrario el tiempo retrocede? Y lo que es PEOR: si Lois muere porque él estaba ocupado rescatando a otras personas y luego hace retroceder el tiempo para salvarla, todas esas personas ¿no deberían estar muertas después? Jimmy, por ejemplo, tendría que estar criando malvas, porque cuando Superman hizo retroceder el tiempo salvó a Lois pero a él lo dejó morir. Y lo más gracioso de todo es que la segunda vez ¡ni siquiera se abre la grieta que se traga a Lois!, de lo cual se deducen dos cosas: a) que la presencia de Superman tiene efecto disuasorio en los terremetos y b) que Superman ha dejado morir a miles de personas cuando no había necesidad. Francamente, habría sido menos cruel que no las hubiera socorrido desde un principio. En fin...

De verdad que me sorprende que NI UNA SOLA CRÍTICA en filmaffinity recoja todos estos disparates. Sólo la nostalgia puede explicar el trato de favor concedido a esta película. Eso sí, es entretenida.
25 de mayo de 2010
101 de 169 usuarios han encontrado esta crítica útil
El día que vi Minority Report (casualidades de la vida, también de Tom Cruise) pensé que nunca vería una película de ciencia ficción más estúpida. Pues bien, estaba equivocado; porque en lo que a gilipolleces respecta, "La guerra de los mundos" gana por goleada. Es tan mala, taaan mala que, a su lado, auténticas abominaciones de su género, como "Independence day" o la mismísima "La guerra de los mundos" de los años 50, son "El Quijote" del cine moderno, el "Mesías de Haendel" de la Era Contemporánea.

Debo insistir en lo de la estupidez, porque el vocablo adquiere con esta obra una dimensión hasta ahora desconocida por la ciencia, sea ésta de origen humano o alienígena. Francamente, a mí si fuera Spielberg me daría vergüenza llevar esta película a cualquier festival, sala de cine o cadena de televisión. Es más, me daría vergüenza llevarla incluso a la sala de montaje.

Yo lo siento mucho pero no puedo ser menos categórico con películas tan mediocres como ésta. Para mí las críticas y notas tan positivas que algunos usuarios le otorgan son un misterio comparable al de la Santísima Trinidad o la vida más allá de la tumba. Mención especial a la crítica de Pablo Curt, que dice que "La Guerra de los Mundos"«contiene una sucesión de escenas deslumbrantes, una tras otra, estudiables todas en las escuelas de cine». Como diría Chiquito de la Calzada, ¡¿Jaaarl?!

Para empezar, el 98% del metraje de la película es INNECESARIO argumentalmente. La voz en off de la introducción y del epílogo condensa la totalidad de la trama, siendo el resto de la película una sucesión de escenas de Cruise coqueteando con la muerte para llevar a los niños con su ex y así demostrarle lo buen padre que es (claro que pierde un hijo por el camino...).

Pero lo que la invalida como obra apta para seres de inteligencia superior a la de un ficus no es la ausencia de argumento, ni mucho menos, sino el goteo continuo de mamarrachadas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Ejemplos:
-Los "trípodes" alienígenas disparan un rayo letal con el que desintegran seres humanos, edificios, corazas, tanques, pero ropa no... ropa no...
-Si los aparatos electrónicos no funcionan tras la tormenta, ¿por qué funciona la radio del coche de Tom?, ¿y los equipos de televisión de la periodista, los semáforos, etc.?
-Si hay cadáveres, ruinas y desolación por doquier y las carreteras están colapsadas con vehículos averiados, ¿por qué tiene siempre el camino libre cuando conduce?
-Mientras pernocta en casa de su ex, cae un avión que reduce a cenizas el vecindario. Hay montañas de inmundicias por todas partes, fuego, escombros humeantes... pero el coche no tiene el menor rasguño, oye.
-El hijo de Tom se escapa porque quiere ir a luchar con los militares y Tom trata de convencerlo para que se quede mientras deja a su hija de 8 años plantada a escasos metros de la línea de fuego. Unos extraños intentan llevársela y, a pesar de haber dado permiso a su hijo para marcharse, se tira más de 1 minuto mirando al infinito mientras los desconocidos secuestran a su hija. ¡Pero espabila, so panoli!
-Los extraterrestres tienen una tecnología infinitamente superior a la del hombre (ver punto nº 1); pero para explorar la casa en la que se esconde Tom emplean un aparatoso brazo mecánico muy fácil de burlar. Claro, los alienígenas se gastaron todo el presupuesto en un rayo letal que no dañara la lana y no desarrollaron tecnologías como la detección de fuentes de calor o la emisión y recepción de ondas.
-¿Por qué la niña sale corriendo a la calle cuando se asusta si sabe perfectamente que hay extraterrestres fuera?, ¿y por dónde sale, si la puerta estaba cerrada y las plantas que la cubrían estaban intactas?
-Los "trípodes" son del tamaño de una plataforma petrolífera. Ahora bien, Tom Cruise no lo ve (¡no lo ve!) cuando sale a buscar a su hija hasta que ya lo tiene encima.
-Tom se da cuenta de que los "trípodes" ya no tienen escudo porque ve cómo decenas y decenas de pájaros se posan tranquilamente en ellos. Claaaaro Steven, claro que sí... los pájaros, que no se asustan con nada oye, anidan en gigantescos ingenios mecánicos que no paran de moverse, hacer ruido y destruir cosas, claro que sí.
-Los extraterrestres están enfermos y por eso las naves se tambalean y caen. Muy bien. ¿Pero y por qué se desactivan los escudos? Y lo que es más inquietante, ¿por qué los faros delanteros se encienden y se apagan continuamente?
-Si los extraterrestres llevan estudiando nuestro planeta miles de años y tienen una tecnología tan superior a la nuestra, ¿cómo es posible que no hayan descubierto la existencia de virus y bacterias?, ¿y por qué no llevan traje espacial si son delicados cual flor de loto? ¿Por qué esperaron miles de años a invadirnos si antes tenían el camino libre?
-Si el hijo de Tom se va a combatir extraterrestres, ¿por qué aparece al final en casa de la abuela como si hubiera ido a merendar?, ¿cómo llegó allí?

Y podría seguir y seguir…
11 de abril de 2010
49 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde siempre mi madre me ha dicho que cuando uno no tiene nada positivo que decir sobre algo, lo mejor y más prudente es callarse. Esta máxima yo la cumplo a rajatabla en esta web y la mayoría de bodrios que tengo la desgracia de ver (o visionar, como se dice ahora en fino) se llevan de premio únicamente una mala nota, así como mi más profunda indiferencia. Ahora bien, a veces hay casos de películas tan sobrevaloradas (tanto por la crítica como por los usuarios de esta web), como La Niebla, que no puedo por menos de escribir un comentario al respecto para equilibrar un poco la balanza.

Lo cierto es que las primeras escenas de la película son interesantes. "Niebla. Un grupo de desconocidos atrapados y rodeados de lo desconocido. Terror psicológico -me dije-, la cosa promete". Pero a medida que la trama avanza, la historia que nos cuentan se vuelve menos y menos verosímil y más y más irritante hasta llegar a un punto en el que lo único que deseamos es que los monstruos entren de una vez en el súper, se los coman a todos y podamos así dedicar nuestra atención a menesteres más amenos como rellenar los impresos de la declaración de la renta, limpiar el baño o ponernos a contar lentejas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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El principal fallo de la película es la conducta absurda de sus personajes; un fallo garrafal teniendo en cuenta que la trama se centra básicamente en eso, en la reacción de un grupo de personas atrapada en un recinto rodeado de monstruos. Continuamente cambian de planes y de criterio para plegarse a las exigencias del guión y que así podamos contemplar las muertes per cápita que marca el género.

Algunas escenas son un auténtico lastre para el ritmo de la película y especialmente enervantes para el espectador. Es un grave, gravísimo error hacer que los personajes discutan y debatan durante minutos incontables sobre la existencia de algo que el espectador ya ha visto. Primero nos enseñan los monstruos y luego a los protagonistas tratando de convencer al resto de su existencia y, por tanto, perdiendo el tiempo y poniendo a prueba nuestra paciencia.

Por si fuera poco, hay minutos y minutos de diálogos irracionales como aderezo a situaciones que tampoco tienen pies ni cabeza. Hay una niebla sobrenatural que envuelve el supermercado; todos han visto al tío ensangrentado que vino de la niebla y han oído los gritos de agonía del temerario al que se le ocurrió salir. Y aún así, y después de habernos convencido de la necesidad absoluta de refugiarse en el recinto, los empleados del súper salen fuera "a ver qué pasa", burlándose de las advertencias del protagonista.

Lo de los insectos también tiene tela. No se dan cuenta de que las luces atraen a los bichos (dios mío, qué cosa tan rara, ¿eh?) hasta estar ya prácticamente sepultados por ellos. Que por cierto, vaya una idea de bombero la de ocultarse en un súper de los monstruos y encender lámparas en el escaparate. Impresionante. Digo yo que tampoco hace falta ser una lumbrera para darse cuenta de que la idea muy buena no es.

Y respecto al final... sí, sorprendente es, pero no por ello deja de ser una estupidez totalmente injustificada que los guionistas se sacan de la manga. Podrían haberse quedado en el súper tranquilamente, pero no... se juegan la vida veinte veces yendo de monstruo en monstruo para al final pegarse un tiro porque se quedan sin gasolina. Inverosímil y ridículo.
17 de mayo de 2009
55 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada, me gustaría aclarar que, como persona pacífica que soy, rechazo y condeno la violencia en todas sus formas y expresiones. Ahora bien, eso no quita para que si algún día me cruzase por la calle con el señor Petersen lo agarrase del cuello y le arrancase la piel a tiras en nombre de las artes y la cultura. Nuestros hijos nos lo agradecerían. Y los hijos de los hijos de nuestros hijos.

Cuesta creer que un clásico de la literatura universal pueda haberse tergiversado, distorsionado y retorcido hasta el punto en que lo ha hecho el señor Petersen con su abominable película. Aún hoy me pregunto cómo ha sido capaz de deformar de una manera tan atroz una historia a prueba de idiotas como es la Ilíada. Y es que el director ha demostrado una habilidad sin par en lo que a destrucción de la cultura se refiere, igualable únicamente a la de Hitler y sus famosas “sesiones de lectura junto al fuego”.

No entraré a valorar el apartado técnico del film, ya que no merece mención especial alguna (la misma fórmula drama/romance/acción reconocible en cualquier superproducción hollywoodiense y vista hasta la saciedad). Tan sólo señalaré la increíble pobreza escenográfica de la que hace gala. Cuesta creer que una película que costó alrededor de 200 (¡doscientos!) millones de dólares tenga estos escenarios tan lamentables. Para mí que alguien se gastó el grueso del presupuesto en fulanas y drogas de diseño, porque si no, esto no hay quien lo entienda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Pero volvamos a lo más grave de Troya: la ignominiosa adaptación del director. El problema no es que no haya sido fiel a la Ilíada, la “novela” (ja ja), como la llaman algunos. Ni tampoco que haya querido contar la historia desde un punto de vista más realista (una idea que podría haber sido muy interesante si se hubiera llevado bien). No. El problema es que Petersen ha usurpado una obra maestra de la literatura y la ha hecho encajar a base de martillazos en los esquemas comerciales de Hollywood hasta asesinarla. Y es que, a consecuencia de la paliza de Petersen, la historia está tan desfigurada que apenas se la reconoce.

Así, los personajes que en la Ilíada sobreviven a diez años de contienda aquí cascan a la primera de cambio, y los que perecen noblemente en el combate aquí se van de rositas. Petersen ha simplificado la trama y la psicología de los personajes hasta reducirla a una distinción vergonzosa de “buenos y malos” que insulta a la inteligencia. Por supuesto, los malos mueren y los buenos viven, como el dólar manda. De esta forma, Menelao (una especie de vikingo mal peinado), que según la mitología gana la guerra y se lleva a Helena de vuelta a Esparta, muere transcurridos 20 minutos escasos de película (qué ganas tuve de marcharme del cine en ese momento).

El papel de Aquiles no puede ser peor, y no por culpa de Brad Pitt, cuya profesionalidad está fuera de toda duda, sino por la visión del director de lo que debe ser Aquiles: un metrosexual de playa que sirva de ídolo a adolescentes histéricas con las hormonas desatadas.

Si tuviera dinero suficiente, compraría todas las copias existentes de esta abominación y las lanzaría en un cohete al espacio en pos de la dignidad y el decoro humanos. Espero, eso sí, que no haya vida inteligente ahí fuera, porque si no, pobrecillos.
13 de mayo de 2009
32 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando terminé de ver la película, en lo único que podía pensar era en cómo hacerle pagar a Stanley Kubrick las dos horas y cuarto de martirio sufrido.

No dudo de que en 1968, ciertos aspectos técnicos de la película causasen un asombro sin precedentes en el espectador medio. Ni tampoco cuestiono el realismo del entorno creado por Kubrick para la película ni lo original de muchas de las técnicas a las que recurre. Todo eso está muy bien. Pero esto no es un ejercicio de técnica: es una película y como tal debe ser valorada.

Y como película, lo cierto es que es un bodrio; un auténtico tormento capaz de agotarle la paciencia al espectador más estoico; un castigo divino que ríete tú del de Sísifo, obligado a hacer rodar una roca por toda la eternidad. Bueno, quizá esté exagerando un poco. Es posible que a Sísifo se le desgaste la roca de puro uso antes de que termine la película. Aconsejo a los inconscientes espectadores potenciales de 2001 que no se olviden de regar las plantas o dar de comer a sus mascotas antes de sentarse a ver la película o, de lo contrario, puede que los encuentren a medio fosilizar al finalizar ésta.

Y es que no existen palabras para expresar la lentitud y ausencia de ritmo que tiene este barbitúrico para elefantes hecho cinta. Los minutos y las horas pasan, y… no ocurre nada. La “trama” (ay, que me río) no avanza.

No me extraña que cada uno interprete el “argumento” (ji ji ji) como le parece. Sencillamente no hay tal cosa en la película. Kubrick nos proporciona al principio unas cuantas premisas que se prometen interesantes pero que al final no llegan a ninguna parte. En las escasas ocasiones en que pasa algo, nunca se nos explica por qué, ni se nos da las claves si siquiera para que podamos imaginarlo nosotros mismos. Nada tiene sentido. La película está envuelta en un halo de pseudo-filosofía barata con el que pretende engañar al espectador medio (cosa que, por lo visto, consigue fácilmente) y desviar su atención del flagrante vacío argumental.

La BSO… bueno, digamos que la parte conocida (la de los monos) encaja bien con el espíritu del film. Ahora bien, la música que acompaña el resto de escenas no podría ser más desafortunada. Con el “Danubio azul”, parece que las naves mariposeen por el espacio para recolectar margaritas, y los coros estridentes y discordes de las escenas de tensión, aparte de inspirar “miedo a lo desconocido”, estimulan el instinto de matar a célebres directores de cine.

Las actuaciones de los protagonistas están desprovistas de toda humanidad. Tengo un cactus en salón que derrocha más sentimientos que los actores de esta película.

En definitiva, una película decepcionante, más todavía viniendo de Kubrick. Recomiendo ver en tandas de 15 minutos, tomándose un descanso de 7 días antes de retomar la tortura.

Lo mejor: Puede reproducirse para castigar a los niños si se portan mal.
Lo peor: Conviene, no obstante, alejarse durante la reproducción.
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