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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
31 de enero de 2017
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película he tenido sentimientos encontrados. Me explico. Antes de verla, tenía ganas, pero también pensaba que sería la típica que voy dejando en la lista de 'películas que quiero ver' por ser lenta y no acabar de convencerme la sinopsis.
Pero tengo un buen amigo cinéfilo de esos que ya no quedan, al que le gusta el cine de autor, y hables del director que hables nunca te responderá con un: ¿Quién es ese, qué películas ha dirigido?
Es como una buena enciclopedia de cine, y con un gusto exquisito. Por eso, me convencí de verla. Y para qué nos vamos a engañar, la empecé a ver sin mucho entusiasmo.

Tras un par de tomas, empecé a enamorarme.
Me enamoré de Manchester, de sus paisajes, de sus habitantes y de su historia por contar, hasta tal punto de haber buscado su localización en el mapa, y querer ir a visitar esa ciudad que tanto me ha hecho sentir.
Además de todo esto, la banda sonora crea una fluidez maravillosa, que se integra perfectamente con todos los elementos que la rodean y hace que sea un placer aún más grande ver 'Manchester frente al mar'.

La historia es sencilla, tortuosa, apremiante, sorprendente, pero siempre sencilla. Algunos pensarán que estoy loca, pero no creo que sea una película que se base en grandes acontecimientos.
Llegados a este punto y a esta conclusión, creo que he de explicarme una vez más. Sí que hay grandes acontecimientos, pero están tan bien contados, son tan reales, que dejan al espectador con la sensación de haber visto una historia que no cuenta mucho.
Podrían pensar que eso no la hace una buena película, pero no lo hagan, sería una gran equivocación.
Las escenas se van sucediendo una tras otra, de una forma sutil, bien hilvanada y con una forma de narrar tan imperceptible, que resulta natural como la vida misma aunque las situaciones que se crean no lo sean.

No conocía a Kenneth Lonergan, pero al ver unas pocas secuencias he podido entrever que cuida cada detalle, cada fotograma y cada actitud de sus actores. Y que el duelo y la miseria son dos sentimientos que sabe plasmar perfectamente con una dirección genialmente estructurada.

Solo me queda decir que Casey está sublime en su papel, su personaje (Lee) esconde una gran historia tras esa fachada de introversión, hasta tal punto en el que habrá momentos durante el metraje en los que no puedan contener una pequeña lágrima cayendo por sus mejillas, casi sin darse cuenta. Podría dar un curso acelerado y ponerme a hablar de técnica, pero hay veces que los tecnicismos se quedan pequeños para describir sentimientos. Sientan a su personaje, no hace falta saber mucho para darse cuenta de que Casey Affleck ha dado con el papel de su vida.

Hace poco vi una entrevista en la que decía que cuando había llegado el guión a sus manos se había quedado tan fascinado, que pensó que no le importaría que nadie fuera a verla al cine, que merecía la pena correr el riesgo. Y no se equivocó. Eso sí, puede que después del 26 de Febrero de 2017, Matt Damon se tire un poco de los pelos por haber pasado el papel a su amigo.
Haga lo que haga este año la academia, este señor ha construído un papel de Óscar.

No puedo dejar de nombrar a una Williams espectacular, no en vano, es una de las grandes actrices infravaloradas de los últimos años.

Y por último pero con la misma importancia, debo nombrar a Lucas Hedges. Lo había visto en alguna producción siendo aún más joven de lo que ya es y la verdad es que no le había dado mucho crédito. Tras ver 'Manchester frente al mar' será difícil borrarle de mi retina. Casey se echa sobre los hombros la mayor parte del metraje, tal como su papel requiere, pero sin Patty (Lucas Hedges) nada cobraría ningún sentido. Créanme que lo entenderán al recorrer las casi dos horas de duración de la producción.

Me quedo con dos grandes personajes principales, con una historia dura, que destruye, pero también recompone, y con cómo la familia puede suponer la salvación para uno mismo.
5 de agosto de 2019
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras tres intentonas, por fin, una servidora, se ha enganchado. Tanto que he terminado la serie en un mes. Escribo que no es para todos los públicos porque puede parecer una serie aburrida. Yo misma creí eso hasta en dos ocasiones. ¡Ay, tonta de mi! ¡Lo que me estaba perdiendo!

Lo primero que tengo que decir es que es bella. Cada fotograma es pura belleza. La iluminación, los colores, el vestuario y las mil y una ambientaciones en las que transcurre la serie. Pero no solo la estética la hace bella. Los personajes la hacen aún más. Lejos de referirme a sus físicos, fíjense en la actuación de cada uno de ellos.Todos hacen que les quieras, que les odies o que simplemente les sientas. Pero te despiertan algo, desde el primer capítulo. Son pura maravilla. Demos gracias a esta serie por meter en nuestras cabezas a una grandiosa Elisabeth Moss (no dejen de verla como protagonista en 'El cuento de la criada').
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Don Draper: el gran personaje. Guapo, exitoso, inteligente, misterioso, con su vida perfecta y su familia perfecta. Lejos de todo eso, se presenta como el antihéroe: machista, mujeriego y mentiroso. A pesar de que le quieres, acabas odiándole para volver a quererle. Y eso es lo mejor de la performance de Jon Hamm, ¿cómo lo consigue? Esa sonrisa, ese porte y esos trajes de caballero andante. Podría criticar una y mil veces el modo en el que las mujeres caen en sus redes. Pero pónganse en su situación, yo lo he hecho y también sería una de ellas. El encantador de serpientes.

Los personajes femeninos son los que hacen que esta serie gane fuerza.
Joan y Peggy. Para mi los dos mejores personajes de la serie. Joan con sus curvas, su erotismo y su forma de manejar los hilos. Peggy con su constante lucha por escalar en un mundo de hombres, contra todo machismo. ¿Lo mejor de todo? Se gana el respeto no solo de Don, si no del espectador. Es una maravilla ver cómo Don, en su momento más bajo, se aferra a ella, haciendo evidentes dos cosas: que es la única persona que se ha interesado por él de manera real y desinteresada; y que es un personaje imprescindible a lo largo de toda la serie (¡Larga vida a Peggy Olson!).
Betty. Ay, Betty. La odiada y envidiada Betty. Con su soledad infinita, con su matrimonio hecho pedazos desde la primera escena y con una hija que merece ser nombrada: Sally. La pequeña Sally. Con su aguante, sus rebeldías, su amor por sus hermanos y su extraña relación con un padre ausente. Merecía ser nombrada.

Roger Sterling, Cooper, Ted, Harry, Ken, Stan, Grinsberg, las secretarias y los inmumerables clientes. Sin ellos, todo el excentricismo de esta maravillosa epopeya no tendría sentido.
Pero no puedo terminar sin nombrar a Peter. ¡Oh, Peter! Tan ambicioso, tan infeliz, tan trepa. Y a la vez tan sorprendentemente carismático. Con su eterno afán por escalar, por el dinero y el reconocimiento. Me parece casi imposible empezar odiando a un personaje y acabar amándole. Pero sin saber por qué ni cómo, Campbell va entrando en el corazón del espectador sin prisa pero sin pausa, despacito y con buena letra. Y le abres las puertas de par en par. Si algo me gusta en esta vida es que un personaje me haga tener malos sentimientos. Porque a través de la pantalla hacer reir o suspirar es fácil, pero hacer estar enfadar es complejo. Lo consigue y con creces.

Siento nostalgia, como cada vez que termino una de esas series que creo y profeso serán las mejores de mi vida. De esas que marcan, de las que hablas sin cesar, de las que siempre recordarás alguna anécdota e intentarás enganchar a todos tus amigos. Porque claro, ¿qué es una serie si no la puedes comentar con nadie?
24 de enero de 2021
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que tengo que decir es que he disfrutado de todas y cada una de las escenas de esta delicada miniserie.

Disfrutar es algo que se puede hacer de muchas maneras; y yo he disfrutado suspirando, llorando, me he frustrado y hasta he querido tener la capacidad de ser la voz en off para empujar a los dos protagonistas a hacer lo que debían (o mas bien, lo que yo creía que debían hacer). He disfrutado del paisaje, de las conversaciones, del cuerpo de ambos, de sus vidas y de sus peculiares ‘amigos’.

Algunas tomas me han recordado a aquellos amigos que tenía Logan en ‘Las chicas Gilmore’. Aquella ‘Brigada de la vida y la muerte’ de la que todos querríamos haber podido formar parte. Si no entienden esta referencia, les ruego encarecidamente que corran a ver una de las mejores series que existen y existirán. Si la han entendido: bienvenidos a mi equipo.

Lo mejor que he visto junto con Love Life en 2020. Ambas rodeando la misma temática, en la que lo principal son las relaciones, pero haciéndolo de una manera tan diferente que compensa muchísimo ver ambas.

Ha sido como revivir One Day (Siempre el mismo día), ese libro del que me enamoré y esa película que me descubrió a Jim Sturgess. Aquella película en la que empecé echar cuenta de la existencia de Anne Hathaway (algo que debería haber hecho hacía mucho tiempo). Mismo concepto, pero distintas personalidades. Una relación entre dos personas que se quieren, para bien o para mal, a lo largo de los años.

He disfrutado muchísimo de todo, pero creo que tengo que centrarme en los dos personajes principales.
He de reconocer que comencé la serie con muchísimas ganas. Pero la realidad ha superado la a la expectativa. Es lo mejor que he visto en mucho tiempo en una actuación, tanto femenina como masculina. Incluso al ver a Marianne, me he acordado de aquella sutilmente explosiva Eva Green de la que nos enamoramos todos viendo ‘The dreamers’ (parece que lo mío va de referencias cinematográficas).
También tengo que reconocer el desprecio que sentí hacia Connell en los primeros momentos. Entre toma y toma, he ido enamorándome sin saber ni cómo ni por qué, de ese melancólico e introvertido chico del rural irlandés, al que por cierto no le entiendo ni una sola palabra de lo que dice, pero me gusta mirar mientras habla. Ese acento me trae loca, aunque no creo que esté siendo la objetividad en persona ahora mismo. Es lunes, y los lunes uno siempre se siente más frío y solo.
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Cambiando de tercio y volviendo a lo que nos compete aquí: he odiado ver a Marianne refugiarse en los brazos de otros hombres, pero a la vez he encontrado sorprendida al poder empatizar con ella en esas ocasiones. Uno no puede estar eternamente esperando a la persona de sus sueños de adolescencia. Lo que no he llegado a entender es esa forma de torturarse estando con personas que no la querían como debieran. Marianne acepta esa forma de tortura porque piensa que es lo que merece, o eso es lo que puedo llegar a extrapolar. Al igual que acepta ciertos tipos de prácticas sexuales que solo se entienden si tenemos en cuenta esto mismo, que ella cree no ser merecedora de un amor normal, no tóxico.
Desde sus relaciones familiares con un padre maltratador, un hermano cortado por el mismo patrón y una madre sumisa; pasando por sus relaciones de instituto para acabar con sus relaciones de amistad. Ella siempre, siempre, se siente menos de lo que es.
Puede que entender la forma de actuar de su madre llegue a resultar imposible, pero es una mujer bajo un síndrome de Estocolmo, una mujer incapaz de defender a su hija, primero por la influencia de su marido para seguir con la de su hijo.

Ambos personajes, incluyendo a todos los secundarios, se pasan más de la mitad del tiempo a la defensiva. ‘Tu eres más listo. No, yo lo soy más’. Si algo tengo que criticar, sería esto sin pensarlo dos veces. Llega a ser muy irritante.

Algo que me ha llamado mucho la atención es que él muestra sus sentimientos en forma de te quiero en más de una ocasión, mientras que ella, a pesar de ser la que más lo siente, se lo calla.

Llega a parecer en ciertos momentos que lo único real en sus vidas es el vínculo con el otro. Creo que eso es lo que los engancha y los mantiene unidos.

Adoro ver cómo esta serie tiene un desenlace agridulce. Como espectadora, en este tipo de series siempre espero que el final me complazca, que sea feliz. Pero en este caso me ha parecido el final perfecto para dos personas que finalmente se dan cuenta de que tener una relación sana, lo es todo. Y así lo demuestran con sus decisiones, ella siendo sincera y él siendo valiente. Cuando vean el final entenderán lo que les digo.

En resumen: esta serie de una única temporada me ha hecho feliz durante unos dos escasos días que he tardado en verla y eso, al final, es lo que busco en el entretenimiento. Véanla, por favor, no se arrepentirán.
5 de marzo de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me gustaría extenderme demasiado desgranando cada retazo de esta mini serie remember, así que lo intentaré.

Cuando empecé a ver estos 4 nostálgicos capítulos, sentí cómo mi mundo Gilmore se desmoronaba. Había perdido toda esperanza. Fue entonces cuando llegó el otoño, y resurgí de mis cenizas como el ave Fénix.
Esperaba mucho y a la vez nada. Pero sincerándome conmigo misma, quería lágrimas, recuerdos, historias que contar y discutir con mis amigos más fans. Esperaba un poco de esto y un poco de aquello.
Y lo obtuve, vaya si lo obtuve.

He vuelto a envolverme de Stars Hollow, de su gente, de sus historias, del trío Gilmore, de los amores que invaden sus vidas, de lo que fue de ellas y de lo que podría ser. Y me ha invadido la nostalgia.

Es apoteósico el momento en el que, durante el otoño, Lorelai llama a su madre para contarle la historia que ella tanto anhelaba durante el invierno sobre su padre, el maravilloso Richard Gilmore.
No podía haberme imaginado mejor forma de homenajear al gran Edward Herrmann.
No sé cómo tratar el tema, pero lo que han hecho los guionistas con Emily Gilmore, a diferencia de parecerme horrible, me parece que la han convertido en el personaje cuyo viaje me ha gustado más, y eso que en ciertos momentos durante la serie original, llegué a odiarla. Ya era hora de cambiar mi opinión sobre ella.

Creedme que lo he intentado, pero no puedo dejar de mencionar a Robert, Colin y Finn y su histriónica 'Brigada de la vida y la muerte', cuyo culmen viene de la mano de 'With a Little Help from my friends'. No podría haberse elegido mejor canción.

He echado de menos ciertas cosas, como ver más a Dean, Jess, Lane, el trobador del pueblo, Kirk o Sookie. Y de más otras, como la absurda obsesión de Rory por Logan. Pero no me quiero detener en nimiedades, porque al final lo único que saco en claro es que he disfrutado como una enana volviendo a ver a este estupendo dúo de inteligentes y excéntricas mujeres en acción.

Muchos dirán que es una serie que no cuenta nada, vacía, costumbrista y con trazos profundamente elitistas. Y en cierto modo lo es. Nunca sabría cómo describirla, pero es que es eso y mucho más.
Es la serie de toda una vida, de amor, de risa, de tristeza, de referencias culturales, pero sobre todo humana. Muy humana.

Gracias por estos años chicas, hasta siempre.
4 de marzo de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sabría por donde empezar a describir esta maravillosa serie. Tengo tanto que decir...
Lo primero es que no entiendo el por qué de no haberle dado un globo de oro a la fabulosa Lauren Graham. Ni el por qué de ser una serie tan sumamente infravalorada, no lo merece.
Una vez dicho esto, ya puedo empezar con lo que tengo que decir.

Dejar atrás esta serie, como cada vez que termino alguna muuuuy larga, me crea un vacío existencial difícil de llenar, hasta que claro, descubro la siguiente serie que pueda ser mi mantra durante las próximas semanas. Pero siendo sincera conmigo misma, Las Chicas Gilmore ha supuesto un antes y un después. Echando la vista atrás, me ha acompañado durante largos años, porque no se si os pasaba a los demás, pero cada vez que ponía Cosmo, ahí estaban. Y muchos años después he descubierto el por qué de tanta historia. Es una serie sublime.

No logro entender cómo una historia tan simple de madre soltera e hija ha podido llegar a calarme tan hondo. Desde el principio hasta el final todo se hace notar: un guión maravilloso, conversaciones que quitan el hipo, referencias cinematográficas, literarias y culturales que crean una envidia infinita (queriendo llegar a ser madre e hija, todo a la vez), dos Lorelai, una Paris histriónica y para el recuerdo, los 3 amores de Rory, Luke's, unos abuelos de lo más pedante, unos estupendos Kirk, Michelle, Sookie y Lane, sin poder olvidarme de unas nunca desperdiciadas Ms Patty y Babette. Pero sobre todo, no podré olvidar nunca Stars Hollow.

Haber terminado la serie supone para mi decir adiós a ese pequeño pero maravilloso pueblo, con todo lo que ello conlleva. Es decir adiós a las absurdas fiestas, a las reuniones del pueblo, al mal humor de Luke, a la hilarante Lorelai, a los amores perdidos, a la adicción al café, al hecho de que coman como posesas sin llegar a ganar un gramo de peso, a las infinitas noches tragándome capítulo tras capítulo. Es decir adiós a ese pueblo en el que toda la vida tendré el anhelo de haber crecido.

Es decir adiós a una era.
¡Larga vida a Las chicas Gilmore!
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