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Críticas ordenadas por utilidad
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6
31 de mayo de 2023
31 de mayo de 2023
72 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay ocasiones en las que toca ser iconoclasta. Hasta con la HBO. Terminas una serie de la plataforma más prestigiosa, una ficción que medios especializados y redes sociales te vendían como la panacea y que al final resulta -en tu opinión- ser un meh en toda regla. Te das de bruces contra la corriente mayoritaria y llegado a ese punto no sabes si de verdad no has sabido apreciar la calidad del producto o si realmente esa súper serie que te vendían es tan insulsa y artificial como lo que tú piensas. No te desanimes con la primera opción. Decántate por la segunda. No era tan buena como decían. Para mí ese chasco ha sido Succession (J. Armstrong; 2018-2023). Una serie de televisión que acabo de terminar y que hoy vengo a criticar negativamente mientras aún la tengo fresca.
Succession es a día de hoy el producto estrella de la HBO. Debutó en la plataforma de streaming en junio del 2018 y a lo largo de estos cinco años ha abarcado un total de cuatro temporadas y 39 episodios. La última entrega llegó a nuestros televisores, ordenadores, móviles -o lo que sea que uséis- el pasado lunes. Todo el mundo pensaba que iba a ser renovada, al menos, por una quinta temporada. Pero finalmente el creador de la serie, Jesse Armstrong, decidió finiquitarla en esta cuarta entrega. Algo que no sabían ni los propios actores hasta que terminaron el rodaje. Un primer palo: la mayoría de sus episodios están escritos por su creador y dirigidos por Mark Mylod. Decisión que no me gusta. Echo en falta mayor riqueza y matices en la puesta en escena. Comprendo que el showrunner no quisiera perder el control sobre su producción, pero creo que una mayor rotación le hubiese favorecido.
Al grano. Succession es una serie ambientada en el mundo corporativo. Nos cuenta fundamental y casi exclusivamente -apenas tiene tramas secundarias- las luchas de poder entre los miembros de una familia por hacerse con el mando de la empresa familiar. Una empresa llamada Waystar RoyCo que resulta ser uno de los conglomerados mediáticos más importantes a nivel mundial. Waystar posee canales de TV, periódicos, parques temáticos, cruceros, etc. Está claro que Armstrong busca por esa parte parodiar a grandes corporaciones norteamericanas como Fox o Disney. Esta empresa ficticia está dominada por el patriarca del clan familiar, un viejo tiburón de los negocios llamado Logan Roy que está ferozmente interpretado por el siempre malvado Brian Cox.
El patriarca tiene cuatro hijos: Connor -Alan Ruck-, Kendall -Jeremy Strong-, Siobhan -Sarah Snook- y Roman -Kieran Culkin, sí, el hermano de Macaulay-. Connor, que es el primogénito, no está muy interesado en el negocio familiar. Pero los otros tres quieren heredar el trono de su padre cueste lo que cueste, traicionando a quien sea para conseguirlo. Durante los 39 capítulos se suceden las puñaladas por la espalda, las acusaciones, los cambios de bando y un sinfín de artimañas con tal de ser el nuevo CEO de Waystar. A mi en todo momento las dinámicas entre hermanos y padre se me hacen poco creíbles y tremendamente artificiales. Creo que a la serie, como comentaba unos párrafos atrás, le falta envite y gancho en su puesta en escena. Como no tiene esas cualidades, las dinámicas de los personajes -el contenido- terminan lastradas por una escenografía -el continente- plana y poco imaginativa.
Succession son sus personajes. Y la mayoría son bastante repelentes. Además del jefe y sus hijos me gustaría mencionar a Tom -Matthew Macfadyen-, el marido de Siobhan, que es un trepa de cuidado que juega un papel destacado de principio a fin. Por detrás tenemos un desfile de secundarios con muchas tragaderas. A mí no me gusta casi ninguno. Y en una serie que fía todo a las actuaciones y la personalidad de sus personajes, si estos no te atraen, es fácil que desfallezca todo el conjunto. Con sus protagonistas uno funciona más por rechazo que por querencia. Y en todo este tinglado solo hay un chaval que me despierte esta última. El que me ánima a seguir dándole al play en mis ratos libres. Se trata del espigado Greg -Nicholas Braun-, un pariente de segundo grado del patriarca que entra en la empresa de rebote y lentamente gana influencia. Él va perdiendo su condición de buena persona a medida que crece su ambición, pero su naturalidad es un plus que me engancha. Pongan un Greg en cada serie.
Además del bueno de Gregory, aparto también de la quema la maravillosa partitura de los títulos de crédito y, en general, magnífica banda sonora dramática de Nicholas Britell. Salvables son también algunas porciones. Escenas geniales que se me han quedado grabadas en la mente *en el spoiler*
Conclusión
A pesar de estos últimos halagos, Succession no ha cumplido mis expectativas. Me ha parecido sobrevalorada desde su punto de partida hasta su -¿grotesco?- desenlace. Del episodio uno al treintainueve. La he visto en dos meses y la he terminado porque creía que en algún momento iba a pegar un salto en emoción y calidad, pero no ha sido así. Sus lances dramáticos son tendenciosos e irrelevantes. Es difícil empatizar con ellos. Con esta ficción metí la mano en la cesta de las series pensando que sacaba la mejor manzana golden y al final resultó tener un gusano dentro.
Un último apunte. Me parece ridículo que Succession le haya arrebatado durante este lustro los premios a series mucho mucho mejores, coetáneas suyas, como Better Call Saul. No sé si es porque el lobby de HBO presiona más a los electores que la ATN pero desde luego que en la próxima gala de los Emmy las aventuras del fanfarrón Jimmy McGill deberían tener mayor consideración que las de los melodramáticos Roy.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2023/05/succession-una-serie-sobrevalorada-y.html?sc=1685564194308#c6210676001634537161
Succession es a día de hoy el producto estrella de la HBO. Debutó en la plataforma de streaming en junio del 2018 y a lo largo de estos cinco años ha abarcado un total de cuatro temporadas y 39 episodios. La última entrega llegó a nuestros televisores, ordenadores, móviles -o lo que sea que uséis- el pasado lunes. Todo el mundo pensaba que iba a ser renovada, al menos, por una quinta temporada. Pero finalmente el creador de la serie, Jesse Armstrong, decidió finiquitarla en esta cuarta entrega. Algo que no sabían ni los propios actores hasta que terminaron el rodaje. Un primer palo: la mayoría de sus episodios están escritos por su creador y dirigidos por Mark Mylod. Decisión que no me gusta. Echo en falta mayor riqueza y matices en la puesta en escena. Comprendo que el showrunner no quisiera perder el control sobre su producción, pero creo que una mayor rotación le hubiese favorecido.
Al grano. Succession es una serie ambientada en el mundo corporativo. Nos cuenta fundamental y casi exclusivamente -apenas tiene tramas secundarias- las luchas de poder entre los miembros de una familia por hacerse con el mando de la empresa familiar. Una empresa llamada Waystar RoyCo que resulta ser uno de los conglomerados mediáticos más importantes a nivel mundial. Waystar posee canales de TV, periódicos, parques temáticos, cruceros, etc. Está claro que Armstrong busca por esa parte parodiar a grandes corporaciones norteamericanas como Fox o Disney. Esta empresa ficticia está dominada por el patriarca del clan familiar, un viejo tiburón de los negocios llamado Logan Roy que está ferozmente interpretado por el siempre malvado Brian Cox.
El patriarca tiene cuatro hijos: Connor -Alan Ruck-, Kendall -Jeremy Strong-, Siobhan -Sarah Snook- y Roman -Kieran Culkin, sí, el hermano de Macaulay-. Connor, que es el primogénito, no está muy interesado en el negocio familiar. Pero los otros tres quieren heredar el trono de su padre cueste lo que cueste, traicionando a quien sea para conseguirlo. Durante los 39 capítulos se suceden las puñaladas por la espalda, las acusaciones, los cambios de bando y un sinfín de artimañas con tal de ser el nuevo CEO de Waystar. A mi en todo momento las dinámicas entre hermanos y padre se me hacen poco creíbles y tremendamente artificiales. Creo que a la serie, como comentaba unos párrafos atrás, le falta envite y gancho en su puesta en escena. Como no tiene esas cualidades, las dinámicas de los personajes -el contenido- terminan lastradas por una escenografía -el continente- plana y poco imaginativa.
Succession son sus personajes. Y la mayoría son bastante repelentes. Además del jefe y sus hijos me gustaría mencionar a Tom -Matthew Macfadyen-, el marido de Siobhan, que es un trepa de cuidado que juega un papel destacado de principio a fin. Por detrás tenemos un desfile de secundarios con muchas tragaderas. A mí no me gusta casi ninguno. Y en una serie que fía todo a las actuaciones y la personalidad de sus personajes, si estos no te atraen, es fácil que desfallezca todo el conjunto. Con sus protagonistas uno funciona más por rechazo que por querencia. Y en todo este tinglado solo hay un chaval que me despierte esta última. El que me ánima a seguir dándole al play en mis ratos libres. Se trata del espigado Greg -Nicholas Braun-, un pariente de segundo grado del patriarca que entra en la empresa de rebote y lentamente gana influencia. Él va perdiendo su condición de buena persona a medida que crece su ambición, pero su naturalidad es un plus que me engancha. Pongan un Greg en cada serie.
Además del bueno de Gregory, aparto también de la quema la maravillosa partitura de los títulos de crédito y, en general, magnífica banda sonora dramática de Nicholas Britell. Salvables son también algunas porciones. Escenas geniales que se me han quedado grabadas en la mente *en el spoiler*
Conclusión
A pesar de estos últimos halagos, Succession no ha cumplido mis expectativas. Me ha parecido sobrevalorada desde su punto de partida hasta su -¿grotesco?- desenlace. Del episodio uno al treintainueve. La he visto en dos meses y la he terminado porque creía que en algún momento iba a pegar un salto en emoción y calidad, pero no ha sido así. Sus lances dramáticos son tendenciosos e irrelevantes. Es difícil empatizar con ellos. Con esta ficción metí la mano en la cesta de las series pensando que sacaba la mejor manzana golden y al final resultó tener un gusano dentro.
Un último apunte. Me parece ridículo que Succession le haya arrebatado durante este lustro los premios a series mucho mucho mejores, coetáneas suyas, como Better Call Saul. No sé si es porque el lobby de HBO presiona más a los electores que la ATN pero desde luego que en la próxima gala de los Emmy las aventuras del fanfarrón Jimmy McGill deberían tener mayor consideración que las de los melodramáticos Roy.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2023/05/succession-una-serie-sobrevalorada-y.html?sc=1685564194308#c6210676001634537161
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Escenas geniales como como cuando al final de la primera temporada a Roman se le estrella el satélite, o cuando Logan flaquea en un paseo con Kendall y el personaje de Adrien Brody o, por último, cuando Greg tiene que despedir a cientos de personas por videoconferencia. También me gustaron mucho capítulos concretos, como el de la noche electoral.

6,7
6.876
10
30 de septiembre de 2023
30 de septiembre de 2023
28 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras varios meses en los que la cartelera ha sido un sofocante páramo de calidad, repleta de películas mediocres, viene el otoño y con ello la mejor época para ir al cine. En este último tercio del año aterrizan de golpe todos los estrenos buenos y acudir a las salas vuelve a ser un plan pleno y satisfactorio. Una de las primeras cintas que se ha estrenado en esta vorágine otoñal es de la que vengo a hablar hoy. Se trata de la española Cerrar los ojos (Víctor Erice, 2023), que llegó el pasado 29 de septiembre a nuestros cines después de su polémico paso por el Festival de Cannes. Esta nueva película es fantástica de principio a fin y desde ya puede considerarse una obra maestra del cine español.
Para hablar de Cerrar los ojos es fundamental comentar, de entrada, la figura de su director, porque este es un trabajo de autor planificado y ejecutado al milímetro. Él es Víctor Erice, un cineasta vasco que comenzó su carrera en los años setenta con la poética y alabada El espíritu de la colmena (1973), la continuó en la siguiente década con la extraña El sur (1983), para luego pasarse al documental con El sol del membrillo (1992) y retirarse del mundo de los largometrajes hasta ahora, realizando su magistral vuelta con 83 años a sus espaldas. Una vuelta por todo lo alto en la que trae bajo el brazo, a modo de testamento, la mejor obra de su peculiar carrera.
Cerrar los ojos cuenta la historia de un actor de cine -llamado Julio Arenas- que desaparece inexplicablemente en los años 90 mientras está grabando una película de aventuras. Transcurridas dos décadas se sigue sin saber absolutamente nada de su paradero, ni siquiera de si está vivo o muerto. Es entonces cuando la acción se desplaza al año 2012. En ese momento un programa de televisión sobre personas desaparecidas decide hacer un reportaje acerca del caso. Se trata de descifrar qué pasó con Arenas. Con ese fin la periodista recurre a Miguel Garay, el mejor amigo de Julio y director de la película mencionada al inicio. De ahí en adelante, Garay se obsesiona con el tema y se erige como el protagonista de la trama. A lo largo de Cerrar los ojos este hombre intenta descifrar qué es lo que le pasó a su amigo. Con este planteamiento claramente metafílmico y dramático, la historia ahonda en su nudo en cuestiones como la memoria, la nostalgia, el amor y la amistad.
En el reparto principal del film se encuentran los actores Manolo Solo en el papel de Miguel Garay y José Coronado en el de Julio Arenas. Ambos intérpretes alcanzan un nivel espléndido y bordan los mejores trabajos de su carrera. Por otra parte, en el elenco secundario destaca Ana Torrent como la hija de Julio. Una elección cargada de simbolismo ya que Torrent debutó en el cine con siete años en la primera película de Erice, y aparece cinco décadas después en el canto de cisne de este.
El único defecto de Cerrar los ojos es su exceso de metraje, pero a cambio nos ofrece un océano de virtudes: una historia brillante con mucho sentimiento, iluminación y encuadres exquisitos, actuaciones prodigiosas, escenas para el recuerdo y, sobre todo, un final redondo, circular y perfecto. Me ha resultado fascinante el paralelismo establecido entre la desaparición de un actor de corte clásico y la pérdida del formato analógico y la costumbre de ver el cine en salas. Una equivalencia que se mantiene constante en la trama hasta su catártico epílogo. En todos los sentidos Cerrar los ojos es una absoluta delicia, y hasta el momento la considero la mejor película estrenada este año en el cine, junto a Las ocho montañas (Felix Van Groeningen y Charlotte Vandermeersch, 2022).
Conclusión
Cerrar los ojos -un título que no es casual- es una película de género dramático y de cierta intriga que será considerada en el futuro una obra imprescindible del cine español de este siglo. Todo un canto al séptimo arte que de manera enigmática sumerge al espectador en una trama que mantiene su interés de principio a fin. En ella destacan las actuaciones y la puesta en escena, repleta de elementos costumbristas.
Aún siendo una obra maestra, no es una película para todo el mundo, ya que exige paciencia y mucha atención. Sin embargo, es muy recomendable y estoy seguro que en las próximas galas de premios obtendrá un merecido reconocimiento y el aplauso unánime de todo el que la vea con los mismos ojos fascinados con los que yo lo he hecho.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2023/09/cerrar-los-ojos-obra-maestra-del-cine.html
Para hablar de Cerrar los ojos es fundamental comentar, de entrada, la figura de su director, porque este es un trabajo de autor planificado y ejecutado al milímetro. Él es Víctor Erice, un cineasta vasco que comenzó su carrera en los años setenta con la poética y alabada El espíritu de la colmena (1973), la continuó en la siguiente década con la extraña El sur (1983), para luego pasarse al documental con El sol del membrillo (1992) y retirarse del mundo de los largometrajes hasta ahora, realizando su magistral vuelta con 83 años a sus espaldas. Una vuelta por todo lo alto en la que trae bajo el brazo, a modo de testamento, la mejor obra de su peculiar carrera.
Cerrar los ojos cuenta la historia de un actor de cine -llamado Julio Arenas- que desaparece inexplicablemente en los años 90 mientras está grabando una película de aventuras. Transcurridas dos décadas se sigue sin saber absolutamente nada de su paradero, ni siquiera de si está vivo o muerto. Es entonces cuando la acción se desplaza al año 2012. En ese momento un programa de televisión sobre personas desaparecidas decide hacer un reportaje acerca del caso. Se trata de descifrar qué pasó con Arenas. Con ese fin la periodista recurre a Miguel Garay, el mejor amigo de Julio y director de la película mencionada al inicio. De ahí en adelante, Garay se obsesiona con el tema y se erige como el protagonista de la trama. A lo largo de Cerrar los ojos este hombre intenta descifrar qué es lo que le pasó a su amigo. Con este planteamiento claramente metafílmico y dramático, la historia ahonda en su nudo en cuestiones como la memoria, la nostalgia, el amor y la amistad.
En el reparto principal del film se encuentran los actores Manolo Solo en el papel de Miguel Garay y José Coronado en el de Julio Arenas. Ambos intérpretes alcanzan un nivel espléndido y bordan los mejores trabajos de su carrera. Por otra parte, en el elenco secundario destaca Ana Torrent como la hija de Julio. Una elección cargada de simbolismo ya que Torrent debutó en el cine con siete años en la primera película de Erice, y aparece cinco décadas después en el canto de cisne de este.
El único defecto de Cerrar los ojos es su exceso de metraje, pero a cambio nos ofrece un océano de virtudes: una historia brillante con mucho sentimiento, iluminación y encuadres exquisitos, actuaciones prodigiosas, escenas para el recuerdo y, sobre todo, un final redondo, circular y perfecto. Me ha resultado fascinante el paralelismo establecido entre la desaparición de un actor de corte clásico y la pérdida del formato analógico y la costumbre de ver el cine en salas. Una equivalencia que se mantiene constante en la trama hasta su catártico epílogo. En todos los sentidos Cerrar los ojos es una absoluta delicia, y hasta el momento la considero la mejor película estrenada este año en el cine, junto a Las ocho montañas (Felix Van Groeningen y Charlotte Vandermeersch, 2022).
Conclusión
Cerrar los ojos -un título que no es casual- es una película de género dramático y de cierta intriga que será considerada en el futuro una obra imprescindible del cine español de este siglo. Todo un canto al séptimo arte que de manera enigmática sumerge al espectador en una trama que mantiene su interés de principio a fin. En ella destacan las actuaciones y la puesta en escena, repleta de elementos costumbristas.
Aún siendo una obra maestra, no es una película para todo el mundo, ya que exige paciencia y mucha atención. Sin embargo, es muy recomendable y estoy seguro que en las próximas galas de premios obtendrá un merecido reconocimiento y el aplauso unánime de todo el que la vea con los mismos ojos fascinados con los que yo lo he hecho.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2023/09/cerrar-los-ojos-obra-maestra-del-cine.html

7,0
10.893
9
10 de noviembre de 2023
10 de noviembre de 2023
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Saben aquell que diu que son dos amigos que se encuentran en un bar... Saben aquell que diu de un tío que va al oculista... Saben aquell que diu de una mujer que le dice a su compañera… Ese saben aquell era la forma tan característica con la que el humorista Eugenio Jofra comenzaba todos sus chistes. Dos palabras que se grabaron a fuego en la memoria de los españoles de los años 80 y 90, cuando este hombre se convirtió en un auténtico fenómeno de masas. Un comediante a la altura de los más grandes que mostró siempre un cariz reconocible al público: gafas ahumadas, crucifijo, cigarro, vodka naranja y ropa negra. Ahora, más de veinte años después de su prematura muerte, ha llegado a los cines la película que traslada su vida a la pantalla. Un biopic titulado Saben aquell (David Trueba, 2023) que condensa el ascenso a la fama de este ex joyero barcelonés que hizo llorar de risa al público mientras algo más oscuro le consumía en sus adentros.
La sincera y modélica narración de estos acontecimientos hubiese naufragado con actores que no estuvieran a la altura del desafío. Pero ese no es el caso. El director David Trueba dio con la tecla adecuada en el cásting. Para el papel de Eugenio seleccionó a otro David, David Verdaguer, que logra una mímesis perfecta, tanto en lo físico como en lo hablado. Y en el papel de Conchita está Carolina Yuste, que realiza una caracterización igual de satisfactoria, con un registro menos encorsetado. Más allá del dúo protagonista, Els Dos, el resto del reparto realiza un buen trabajo, tampoco muy exigente, porque el peso de la trama lo lleva el matrimonio.
En esta película lo que vemos en pantalla es lo que realmente sucedió. Apenas hay licencias poéticas. Esto se debe a que el guión de la misma está basado en la biografía escrita por el hijo mayor de Eugenio y Conchita, que vivió aquellos momentos agridulces y cuyo personaje en la película adquiere un notable peso dramático en el último tramo de la narración. Más allá del libreto y las actuaciones, todo funciona en Saben aquell. La recreación de la época es magnífica, una atmósfera muy lograda. Y el director moldea una narración fluida con escenas especialmente inspiradas, como la aparición de Nino Bravo o el llanto final de Eugenio en su coche, cuando se dirige a una actuación la misma noche del funeral de su mujer. Un final que veréis, además, es circular.
Finalmente, esta película tiene una cualidad muy apreciada: la sutileza. Se hace fácil comprender los sentimientos y las motivaciones de los personajes sin necesidad de forzar esa empatía. Todo viene implícito y se entiende, un gran logro de su director David Trueba, que tiene buena mano para este tipo de relatos. A veces un gesto, un suspiro, una mirada... dice más que cualquier palabra. El terreno queda bien sembrado y la película termina antes de la terrible caída a los infiernos del humorista, ya desnortado y alicaído, algo que se contaba de manera muy explícita en el documental Eugenio (2018).
Conclusión
Saben aquell me ha parecido una gran película. Muy acertada en todos sus aspectos. La historia que cuenta -aún triste- es bastante bonita. Además, está aderezada por una montonera de chistes, porque al fin y al cabo es la biografía de un humorista. En ella destacan las magníficas actuaciones de su dúo protagonista y la gran combinación de relato y puesta en escena. Lo que ya eran fans disfrutarán y los que no lo conocían descubrirán la figura de un humorista clave y figura pública de la España de hace varias décadas.
Muy recomendable para todos los públicos, creo que esta producción logrará varias nominaciones en los Premios Goya en aspectos técnicos -porque la recreación es muy buena- y tendrá además bastantes posibilidades de un Goya a mejor actor principal para David Verdaguer. Más allá de los galardones, se agradece ver una película así: sencilla, de buen gusto, equilibrada... De lo mejor de este año.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2023/11/saben-aquell-biopic-sincero-y-modelico.html
La sincera y modélica narración de estos acontecimientos hubiese naufragado con actores que no estuvieran a la altura del desafío. Pero ese no es el caso. El director David Trueba dio con la tecla adecuada en el cásting. Para el papel de Eugenio seleccionó a otro David, David Verdaguer, que logra una mímesis perfecta, tanto en lo físico como en lo hablado. Y en el papel de Conchita está Carolina Yuste, que realiza una caracterización igual de satisfactoria, con un registro menos encorsetado. Más allá del dúo protagonista, Els Dos, el resto del reparto realiza un buen trabajo, tampoco muy exigente, porque el peso de la trama lo lleva el matrimonio.
En esta película lo que vemos en pantalla es lo que realmente sucedió. Apenas hay licencias poéticas. Esto se debe a que el guión de la misma está basado en la biografía escrita por el hijo mayor de Eugenio y Conchita, que vivió aquellos momentos agridulces y cuyo personaje en la película adquiere un notable peso dramático en el último tramo de la narración. Más allá del libreto y las actuaciones, todo funciona en Saben aquell. La recreación de la época es magnífica, una atmósfera muy lograda. Y el director moldea una narración fluida con escenas especialmente inspiradas, como la aparición de Nino Bravo o el llanto final de Eugenio en su coche, cuando se dirige a una actuación la misma noche del funeral de su mujer. Un final que veréis, además, es circular.
Finalmente, esta película tiene una cualidad muy apreciada: la sutileza. Se hace fácil comprender los sentimientos y las motivaciones de los personajes sin necesidad de forzar esa empatía. Todo viene implícito y se entiende, un gran logro de su director David Trueba, que tiene buena mano para este tipo de relatos. A veces un gesto, un suspiro, una mirada... dice más que cualquier palabra. El terreno queda bien sembrado y la película termina antes de la terrible caída a los infiernos del humorista, ya desnortado y alicaído, algo que se contaba de manera muy explícita en el documental Eugenio (2018).
Conclusión
Saben aquell me ha parecido una gran película. Muy acertada en todos sus aspectos. La historia que cuenta -aún triste- es bastante bonita. Además, está aderezada por una montonera de chistes, porque al fin y al cabo es la biografía de un humorista. En ella destacan las magníficas actuaciones de su dúo protagonista y la gran combinación de relato y puesta en escena. Lo que ya eran fans disfrutarán y los que no lo conocían descubrirán la figura de un humorista clave y figura pública de la España de hace varias décadas.
Muy recomendable para todos los públicos, creo que esta producción logrará varias nominaciones en los Premios Goya en aspectos técnicos -porque la recreación es muy buena- y tendrá además bastantes posibilidades de un Goya a mejor actor principal para David Verdaguer. Más allá de los galardones, se agradece ver una película así: sencilla, de buen gusto, equilibrada... De lo mejor de este año.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2023/11/saben-aquell-biopic-sincero-y-modelico.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A pesar de ser la biografía de un humorista, Saben aquell es un relato en clave esencialmente dramática. La narración se inicia en la Barcelona de finales de los años 60. Eugenio Jofra es un ciudadano ordinario, un joyero que crea colgantes, pulseras y demás bisutería fina. A sus veintitantos años ya tiene la vida planificada y está a punto de casarse con su novia. Pero el destino tiene preparados otros planes para él. Un día como cualquier otro, su existencia da un vuelco cuando ve actuar a una joven cantante cuya aura le atrae enormemente. Ella se llama Conchita y el deseo es mutuo. Eugenio y Conchita comienzan a salir juntos e incluso forman un dúo musical con el que se ganan la vida, llamado Els Dos. Olvidados amores pasados y ya consolidados como pareja, estos dos actúan de bar en bar. Sin embargo, con ese trabajo a duras penas pueden mantener a sus hijos. El giro de 180º llega cuando Conchita tiene que ausentarse de varias actuaciones. Es en ese momento cuando Eugenio, en vez de cantar solo, ofrece como alternativa un monólogo de chistes. Y su éxito es inmediato.
Pragmáticamente, él y su esposa toman la decisión de renunciar a la música y centrarse en la comedia. Estamos en los años del aperturismo. Tras la muerte de Franco, el ocio nocturno explota cámbricamente y la noche de Barcelona se llena de ciudadanos en busca de diversión. El momento es perfecto y el show de Eugenio se convierte en toda una revelación. Miles de personas van a verle, se suceden las grabaciones en casete y las apariciones en televisión. No obstante, cuando todo marchaba bien, la tragedia llama a la puerta de la familia. A su mujer Conchita le detectan cáncer de mama. Su deterioro de salud coincide con el éxito profesional de su marido y a partir de ahí la película adquiere un tono triste y a la vez hermoso, un equilibrio difícil de lograr y propio del mejor cine.
Pragmáticamente, él y su esposa toman la decisión de renunciar a la música y centrarse en la comedia. Estamos en los años del aperturismo. Tras la muerte de Franco, el ocio nocturno explota cámbricamente y la noche de Barcelona se llena de ciudadanos en busca de diversión. El momento es perfecto y el show de Eugenio se convierte en toda una revelación. Miles de personas van a verle, se suceden las grabaciones en casete y las apariciones en televisión. No obstante, cuando todo marchaba bien, la tragedia llama a la puerta de la familia. A su mujer Conchita le detectan cáncer de mama. Su deterioro de salud coincide con el éxito profesional de su marido y a partir de ahí la película adquiere un tono triste y a la vez hermoso, un equilibrio difícil de lograr y propio del mejor cine.
7
15 de abril de 2023
15 de abril de 2023
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy vengo a hablar de una película que vi ayer en el cine y me pareció grata y entretenida. Se trata de AIR (Ben Affleck, 2023), un relato sobre la creación de la marca Air Jordan, esa lucrativa colaboración entre el mejor baloncestista de todos los tiempos y la empresa de ropa deportiva Nike. La cinta llegó a las salas españolas el 5 de abril, miércoles santo. Entre vacaciones y tal, era difícil sacar un momento para verla, pero este fin de semana ha sido ideal para acercarse al cine y presenciar esta entretenida crónica pop, apadrinada por el conocido tándem de estrellas Matt Damon - Ben Affleck; el primero como protagonista; el segundo en la dirección.
Como apuntaba en las primeras líneas, AIR es una película sobre una marca de ropa. Sin embargo, la aproximación que se hace al género es muy distinta a la practicada en otros films como La casa Gucci (R. S., 2021) o El hilo invisible (P. T. A., 2017). Si bien en aquellos se utilizaba el mundo de la moda como una excusa para contar historias más profundas, en AIR la ropa lo es todo; es el principio, el final y la razón de ser de la película. De hecho, a lo largo de las casi dos horas de metraje, no llegamos a saber casi ningún aspecto personal de la vida de los protagonistas, y la mayor parte de la trama se desarrolla en las oficinas de Nike en Oregón. Todo va sobre moda, baloncesto y negocios, con la idea del sueño americano presente en cada rincón de la trama.
Más allá de vendernos la cultura del esfuerzo y la meritocracia, AIR no busca hacer pensar, remover conciencias o hallar recovecos oscuros en la historia. Desde la primera escena, al ritmo del Money for Nothing de los Dire Straits sabemos que al cine hemos venido a disfrutar y no a comernos la cabeza.
En cuanto al reparto, como decía antes, al protagonista lo interpreta Matt Damon. Su personaje se llama Sonny Vaccaro y es el ojeador de Nike baloncesto. En el resto de papeles destacados tenemos a Viola Davis como la madre de Michael Jordan, a Jason Bateman como el jefe del departamento de Vaccaro, al delirante Chris Tucker como relaciones públicas de la marca y a Ben Affleck, que además de dirigir se reserva un papel en la historia como el presidente de Nike. Un cásting bastante acertado, aunque se echan en falta personajes que aporten contrapuntos al relato, porque si bien es divertido y ameno, también se puede calificar de lineal y predecible.
Al verla, que nadie espere una película sobre Michael Jordan repleta de alucinantes escenas de baloncesto. AIR es más bien el relato de un puñado de perdedores que con valor y perseverancia sacan su sueño adelante. Es una obra hecha para disfrutar; con diálogos ágiles, música de la buena y un diseño de producción que nos recuerda lo mucho que molaban los años 80. Tras los títulos de crédito, no saldrás del cine conmovido o dándole vueltas a la cabeza, solamente satisfecho por haber presenciado una historia amena. Algo que se echa en falta en estos tiempos en los que las obras estúpidas y/o pretenciosas colonizan la cartelera.
Conclusión
Esta película me parece de lo más atractivo de la cartelera actual y creo que es muy recomendable, sobre todo para la gente que le molan las marcas de ropa deportiva. Se puede atragantar si no conoces bien el contexto del guión; es decir, hay que tener algo de cultura general de los 80 y, sobre todo, de baloncesto. Dejando eso a un lado, es una muy buena opción para ver en el cine con amigos en un ambiente distendido.
La producción, que en un primer momento se iba a estrenar exclusivamente en Prime Video, está teniendo un rendimiento en salas por debajo de lo esperado, aunque aceptable. Su mayor hándicap es que quizás está destinada a un público muy específico. No obstante, la película es buena y desde aquí le apuntamos un tanto a la sociedad Damon - Affleck, que desde que sorprendieron al mundo con la conmovedora El indomable Will Hunting (G.V. S., 1997) no han dejado de aportar cosas buenas a la industria.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2023/04/air-entretenida-y-pintoresca-historia.html
Como apuntaba en las primeras líneas, AIR es una película sobre una marca de ropa. Sin embargo, la aproximación que se hace al género es muy distinta a la practicada en otros films como La casa Gucci (R. S., 2021) o El hilo invisible (P. T. A., 2017). Si bien en aquellos se utilizaba el mundo de la moda como una excusa para contar historias más profundas, en AIR la ropa lo es todo; es el principio, el final y la razón de ser de la película. De hecho, a lo largo de las casi dos horas de metraje, no llegamos a saber casi ningún aspecto personal de la vida de los protagonistas, y la mayor parte de la trama se desarrolla en las oficinas de Nike en Oregón. Todo va sobre moda, baloncesto y negocios, con la idea del sueño americano presente en cada rincón de la trama.
Más allá de vendernos la cultura del esfuerzo y la meritocracia, AIR no busca hacer pensar, remover conciencias o hallar recovecos oscuros en la historia. Desde la primera escena, al ritmo del Money for Nothing de los Dire Straits sabemos que al cine hemos venido a disfrutar y no a comernos la cabeza.
En cuanto al reparto, como decía antes, al protagonista lo interpreta Matt Damon. Su personaje se llama Sonny Vaccaro y es el ojeador de Nike baloncesto. En el resto de papeles destacados tenemos a Viola Davis como la madre de Michael Jordan, a Jason Bateman como el jefe del departamento de Vaccaro, al delirante Chris Tucker como relaciones públicas de la marca y a Ben Affleck, que además de dirigir se reserva un papel en la historia como el presidente de Nike. Un cásting bastante acertado, aunque se echan en falta personajes que aporten contrapuntos al relato, porque si bien es divertido y ameno, también se puede calificar de lineal y predecible.
Al verla, que nadie espere una película sobre Michael Jordan repleta de alucinantes escenas de baloncesto. AIR es más bien el relato de un puñado de perdedores que con valor y perseverancia sacan su sueño adelante. Es una obra hecha para disfrutar; con diálogos ágiles, música de la buena y un diseño de producción que nos recuerda lo mucho que molaban los años 80. Tras los títulos de crédito, no saldrás del cine conmovido o dándole vueltas a la cabeza, solamente satisfecho por haber presenciado una historia amena. Algo que se echa en falta en estos tiempos en los que las obras estúpidas y/o pretenciosas colonizan la cartelera.
Conclusión
Esta película me parece de lo más atractivo de la cartelera actual y creo que es muy recomendable, sobre todo para la gente que le molan las marcas de ropa deportiva. Se puede atragantar si no conoces bien el contexto del guión; es decir, hay que tener algo de cultura general de los 80 y, sobre todo, de baloncesto. Dejando eso a un lado, es una muy buena opción para ver en el cine con amigos en un ambiente distendido.
La producción, que en un primer momento se iba a estrenar exclusivamente en Prime Video, está teniendo un rendimiento en salas por debajo de lo esperado, aunque aceptable. Su mayor hándicap es que quizás está destinada a un público muy específico. No obstante, la película es buena y desde aquí le apuntamos un tanto a la sociedad Damon - Affleck, que desde que sorprendieron al mundo con la conmovedora El indomable Will Hunting (G.V. S., 1997) no han dejado de aportar cosas buenas a la industria.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2023/04/air-entretenida-y-pintoresca-historia.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La de AIR es una trama simple y basada en hechos reales. A mediados de los 80, la división de baloncesto de Nike era un pezqueñín en un mercado dominado por Converse y Adidas. El protagonista, que es uno de los hombres que trabajaba en esa sección -interpretado por Matt Damon-, tras comerse mucho la cabeza, decide acometer una revolución. Dejar de patrocinar a jugadores mediocres y apostar todo el presupuesto del departamento para vestir de Nike al recién aterrizado en la NBA Michael Jordan. Este es un suceso que se podría haber contado con dos brochazos, en veinte minutos. No obstante, el buen hacer de Ben Affleck en la dirección le insufla vida al mismo. Affleck añade a esa simple historia discusiones entre empleados, viajes para convencer a la familia, referencias a la vida en los 80... y mucha buena música. Y entre pitos y flautas, cogiendo un poco de aquí y de allá, le sale una peli entretenida.
7
20 de diciembre de 2022
20 de diciembre de 2022
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras trece años de espera la semana pasada llegó a las carteleras, en estreno mundial, la película Avatar: El sentido del agua (James Cameron, 2022). Todo un espectáculo visual previsto en principio para el año 2015 pero que se aplazó todo este tiempo por los caprichos megalómanos de su director, que se convenció de que lo mejor era hacer toda una saga de este universo. Tendencia que por otra parte se ha consolidado en el cine de esta última década tras los bombazos de taquilla de dinastías como Los Vengadores, Star Wars o Spiderman; las gallinas de los huevos de oro de los grandes estudios de producción. Al fin y al cabo el cine en su mayor vertiente es un negocio del que come mucha gente y es necesario que sea cuanto más rentable mejor, algo que todos debemos asumir aunque a veces vaya en contra de la calidad del producto.
La película está impecablemente hecha, aunque cuesta entrar en ella. Esto se debe a que la trama se aborda de manera ingenua, es decir, que narra la historia sin volver a introducirte en el mundo y en los personajes, dando por hecho que aún tienes frescos en la mente los acontecimientos de la primera, como si no hubiesen pasado nada menos que trece años entre medias. Aviso por si alguien va a verla después de leer mi reseña que tenga presente esto. Pasada la primera hora el crescendo funciona muy bien y el tramo último se disfruta mucho, pues es muy muy entretenido. Cameron siempre ha sido un cineasta con gran sentido del espectáculo. Por cierto que el clímax final se desarrolla en una nave que se hunde en el mar, a lo Titanic (íd., 1997).
A la película se le augura un taquillazo de los gordos, aunque dudo que alcance los números de su predecesora, que es la cinta más taquillera de todos los tiempos -sin ajustar la inflación-. Es evidente que en todos estos años la industria del cine ha cambiado mucho y el modelo de consumo ya no es el que era. Aun con todo, Cameron, en un acto de fe sin precedentes decidió grabar la tercera película de la saga y partes de la cuarta confiando en su instinto de tiburón de Hollywood. Esperemos que todas ellas, incluida la quinta y última -prevista para 2028-, lleguen a ver la luz.
A mí me ha gustado bastante dentro de su género, el de las películas con estética de videojuego. Personalmente yo siempre he tenido absoluta predilección por los actores de carne y hueso y en esta aparecen aún muchos menos que en la primera. No obstante, hay que reconocer que Avatar: El sentido del agua es todo un prodigio de la animación digital aunque en proporción es mucho menos revolucionaria que lo que fue su predecesora. La película argumentalmente no tiene mucho más que analizar, está hecha para disfrutar no para remover conciencias, aunque incluye un claro mensaje ecologista. Es simplemente ponerse las gafas 3D y disfrutar con un buen cubo de palomitas.
Conclusión
La película a mí me ha gustado. Repito, no es el tipo de contenido que me vuelva loco pero es una obra sin pretensiones filosóficas hecha para disfrutar a lo grande. Y cumple su cometido. Creo que es importante que se alcancen las expectativas y la película triunfe en taquilla para demostrar que el cine tradicional todavía no ha dicho su última palabra. Así que os animo a todos a verla.
En el apartado de premios de momento ha logrado nominaciones a mejor película de drama y mejor dirección en los Globos de Oro y se ha introducido en el prestigioso top diez de mejores películas del año de la National Board of Review. Entre la crítica profesional había menor expectación y la acogida está siendo de todos los colores. Creo que lo mejor es ir al cine y sacar vuestras propias conclusiones.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/12/avatar-el-sentido-del-agua-el-esperado.html
La película está impecablemente hecha, aunque cuesta entrar en ella. Esto se debe a que la trama se aborda de manera ingenua, es decir, que narra la historia sin volver a introducirte en el mundo y en los personajes, dando por hecho que aún tienes frescos en la mente los acontecimientos de la primera, como si no hubiesen pasado nada menos que trece años entre medias. Aviso por si alguien va a verla después de leer mi reseña que tenga presente esto. Pasada la primera hora el crescendo funciona muy bien y el tramo último se disfruta mucho, pues es muy muy entretenido. Cameron siempre ha sido un cineasta con gran sentido del espectáculo. Por cierto que el clímax final se desarrolla en una nave que se hunde en el mar, a lo Titanic (íd., 1997).
A la película se le augura un taquillazo de los gordos, aunque dudo que alcance los números de su predecesora, que es la cinta más taquillera de todos los tiempos -sin ajustar la inflación-. Es evidente que en todos estos años la industria del cine ha cambiado mucho y el modelo de consumo ya no es el que era. Aun con todo, Cameron, en un acto de fe sin precedentes decidió grabar la tercera película de la saga y partes de la cuarta confiando en su instinto de tiburón de Hollywood. Esperemos que todas ellas, incluida la quinta y última -prevista para 2028-, lleguen a ver la luz.
A mí me ha gustado bastante dentro de su género, el de las películas con estética de videojuego. Personalmente yo siempre he tenido absoluta predilección por los actores de carne y hueso y en esta aparecen aún muchos menos que en la primera. No obstante, hay que reconocer que Avatar: El sentido del agua es todo un prodigio de la animación digital aunque en proporción es mucho menos revolucionaria que lo que fue su predecesora. La película argumentalmente no tiene mucho más que analizar, está hecha para disfrutar no para remover conciencias, aunque incluye un claro mensaje ecologista. Es simplemente ponerse las gafas 3D y disfrutar con un buen cubo de palomitas.
Conclusión
La película a mí me ha gustado. Repito, no es el tipo de contenido que me vuelva loco pero es una obra sin pretensiones filosóficas hecha para disfrutar a lo grande. Y cumple su cometido. Creo que es importante que se alcancen las expectativas y la película triunfe en taquilla para demostrar que el cine tradicional todavía no ha dicho su última palabra. Así que os animo a todos a verla.
En el apartado de premios de momento ha logrado nominaciones a mejor película de drama y mejor dirección en los Globos de Oro y se ha introducido en el prestigioso top diez de mejores películas del año de la National Board of Review. Entre la crítica profesional había menor expectación y la acogida está siendo de todos los colores. Creo que lo mejor es ir al cine y sacar vuestras propias conclusiones.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/12/avatar-el-sentido-del-agua-el-esperado.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ya para entrar en materia, en Avatar: El sentido del agua -o Avatar 2, lo que ustedes prefieran- se sigue la historia de los protagonistas de la primera mucho tiempo después de la entrega original. El ex marine Jake Sully ahora tiene una familia de varios hijos, y alguno más adoptado, y vive pacíficamente en Pandora en convivencia con algunos humanos. La vida sigue su curso hasta que una nueva amenaza les acecha, aunque en realidad es una vieja amenaza: pues han clonado al malo de la primera entrega y ahora este busca venganza a sangre fría. Esta es una idea que me ha gustado bastante, la del villano eterno, aquel que aunque lo derrotes muchas veces siempre vuelve. Es una clara referencia a la película que hizo famoso a su director: Terminator (íd., 1984). Total, que como el malo persigue exclusivamente a la familia Sully, para no provocar daños colaterales él y su mujer toman la decisión de exiliarse en unos archipiélagos marinos en los que vivirán emocionantes aventuras acuáticas.
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