Lo de siempre, filmado con el mismo despliegue de medios habitual, y dirigida a ese público limitado intelectualmente que encentra en estos trabajos una bonita salida a sus ansias de efectos, armas y guerras de malos y buenos en un sinsentido...

A por ella que sois muchos y para complaceros no hace falta demasiado... Esto es como las novelas venezolanas, pero en macho. El mismo guión repetido una y otra vez, con personajes clónicos y la caja aumentando que es el fin último de estas superproduciones. Si siempre comemos patatas pensaremos que son buenas y nos alimentan, estas son vuestras patatas... QUE RICAS....
Un generoso 3

La primera mitad, es disparatada, irónica, divertida, fresca y muy, muy entretenida... La segunda mitad se convierte en una sucesión de gags, cada uno menos sugerente, al intentar teñirse de comedia al uso. Pero un "uso" lamentablemente muy usado.

¿Como valorarla? Pues no creo que pueda darle más de un 5, ni tampoco menos.

IMPORTANTE: Si tenéis dudas sobre ella, podéis ver el trailer, pero CUIDADO, tal vez después no queráis ir al cine... la cuentan casi en su totalidad.

Muestra el imperio del fango de un agente de alta protección, que actúa según le sale de la conciencia. Escenas trabajadas con ritmo de película,que muestran esa calidad perversa servidora y sagaz; de la que tan necesitados estábamos.
Al enfrentarnos a ella, es como si convirtiéndonos en espectadores poderosos y temerarios; el personaje de Richard Madden, parece que no enseñara, que ya no tenemos nada que perder.

Qué mal hacemos permitiendo crecer la sospecha en la entraña de quien nos ha protegido.

En el momento que la vi, pecisamente cuando se estrenó, me sorprendió su narrativa novedosa, visualmente te atrapaba, estaba muy bien contada y se vivía en la calle un presente que allí quedaba reflejado con asombrosa maestría.

Hace algunos años la revisé y me di cuenta que había envejecido. Pero quiero votarla como lo haría si hubiera podido entonces. Todavía conservo la entrada de cine...

Un 7

Fotografía magistral: la escena donde se despeña Alvaro Vizcaino (Alain Hernández) es de una impactante belleza y sublime majestuosidad...

Pronto el interés va decreciendo; Hugo Stuven rellena minutos con cuestiones ajenas, porque el proyecto, indiscutiblemente no daba para un largo convencional.
Diálogos sin calado, actuaciones que esquilman la historia y un ritmo escasamente uniforme, van desalojando la simpatía del espectador hacia el personaje. Pequeñas escenas cotidianas, hubieran ayudado a gestionar nuestro apego, antes del inicio...

Los preestrenos en Hollywood servían para observar las reacciones del público y si no eran favorables, corregir diversos errores e incluso realizar un último montaje.