Muestra el imperio del fango de un agente de alta protección, que actúa según le sale de la conciencia. Escenas trabajadas con ritmo de película,que muestran esa calidad perversa servidora y sagaz; de la que tan necesitados estábamos.
Al enfrentarnos a ella, es como si convirtiéndonos en espectadores poderosos y temerarios; el personaje de Richard Madden, parece que no enseñara, que ya no tenemos nada que perder.

Qué mal hacemos permitiendo crecer la sospecha en la entraña de quien nos ha protegido.