Es una película que nos muestra la verdadera mentalidad del ser humano frente a situaciones de alta tensión, y lo fácil de la manipulación de su mente. Si alguna persona coherente hubiera estado allí, ya sabemos a quién tiraríamos primero a la niebla, y nos ahorraríamos dolores de cabeza.
El ambiente de la película nos ofrece, aunque falto de terror y de mucha preocupación, una espera algo aburrida, donde el propio tedio nos impulsa a quedarnos expectantes de qué criatura deforme aparecerá después. Rodeado de un escenario cotidiano, tal vez bien logrado, pero preferible resguardarse en un Mercadona por su comida casera y menos bolsas de pienso.
Debo confesar que es la típica película de entretenimiento, el clásico filme para pasar el rato (rato de dos horas). Pero con el final más realista que se puede apreciar en las películas del estilo. Un final bien pensado y una decisión que tomaríamos todos en aquella situación, podríamos llamarle límite.

Esta es una de las pocas películas del género Slasher, que se puede decir que está muy bien ambientada y con sentido. Nada de cosas raras, ni personajes ficticios. Es como algo así pasaría en la vida misma.
El cómico ingles, siempre sobresale por su extrañeza y su originalidad, es otro gran punto de esta entretenida película.

Sin palabras, casi entro en un catarro de proporciones épicas… Lo más interesante y rescatable de esta película, es la relación entre personajes y los problemas que ello conlleva. Debido a esto es igual realizar la película en una gruta, como en un McDonald’s.
Los antagonistas rescatan algo más de esta filmación, aunque se queda corto en diseño o originalidad de una especie, lo cual deja muchas preguntas sin respuesta debido a su origen.
Es un filme ideal para la hora de la siesta, por que el terror que se siente es algo tan visto y obvio, que uno termina durmiéndose.
Cumple todo de su género, pero no va más allá del mismo, lo que la hace tediosa.