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Críticas ordenadas por utilidad
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6,4
4.644
5
6 de enero de 2018
6 de enero de 2018
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una mujer de la limpieza es testigo del asesinato de una mujer en el lujoso Hotel Nile de El Cairo. Encargan investigar el caso a uno de los policías más corruptos de toda la ciudad, posiblemente para que se olvide pronto del asunto y no salgan a la luz el nombre del verdadero asesino.
El sueco de origen egipcio Tarik Saleh escribe y dirige esta cinta policíaca y corrupta desde el comienzo hasta el final, que ha obtenido premios en festivales tan importantes como los de Sundance y Valladolid, inaugurando el Maratón de Cine del Actual 2018 de Logroño durante la mágica noche de Reyes. El relato se desarrolla en la éxotica El Cairo durante el comienzo de 2011, que vive momentos de tensión política y ese nerviosismo del pueblo en las calles también se palpa en la cinta. El protagonista absoluto es el detective Noredin, interpretado por el actor Fares Fares, que vive obsesionado con amasar todo el dinero que pueda, quizás para abandonar algún día la ciudad y la vida interior tan miserable que lleva. Ese personaje de anti héroe total que interpreta le viene como anillo al dedo pero en un momento dado algo le golpea dentro para dejarse de corruptelas y comportarse como el más vigoroso de los policías, poder esclarecer el asunto y llevar a la cárcel a los culpables. Muestra la dura vida en la calle de la clase media-baja, que lucha por sobrevivir día a día de la jungla en la que se ha convertido, entre otras causas por el mirar para otro lado de la policía y de la gente de poder. La película tiene buenos propósitos, comienza con fuerza y el final también golpea duro y seco en el estómago al espectador, pero se pierde por el camino en su agonía y extrema lentitud y hay tanto gallo en el mismo corral que uno acaba desconectando de los personajes y deseando que lo que tenga que pasar pase cuanto antes y acabe ya la tortura. Un buen policía dentro de un sistema corrupto es tan ineficaz como malos policías con gobiernos válidos. El pueblo siempre pierde.
Sacapuntas de oro: La lúgrube y tenue fotografía que muestra con tino las miserias y los bajos fondos de los suburbios de todas las grandes ciudades. La fortaleza de la testigo y su capacidad para agarrarse a un clavo ardiendo porque sabe que a peor no puede ir. Ese aire a viñetas de cómic que respira la cinta y el Lucky Luke con pitillo incluido del protagonista. La escena del espejo.
Sacapuntas de madera: El desconocimiento del conflicto egipcio hace que pierdas un poco de perspectiva de lo que te están contando. No me parece adecuado mostrar en la gran pantalla a un tío que se pasa todas y cada una de las secuencias fumando. Realmente no se nos muestra de forma profunda el interior del protagonista y el por qué de su forma de comportarse. La parte central de la película es demasiado lenta y aburrida y pasar realmente pasa poco.
Nota: 5 Sacapuntas.
El sueco de origen egipcio Tarik Saleh escribe y dirige esta cinta policíaca y corrupta desde el comienzo hasta el final, que ha obtenido premios en festivales tan importantes como los de Sundance y Valladolid, inaugurando el Maratón de Cine del Actual 2018 de Logroño durante la mágica noche de Reyes. El relato se desarrolla en la éxotica El Cairo durante el comienzo de 2011, que vive momentos de tensión política y ese nerviosismo del pueblo en las calles también se palpa en la cinta. El protagonista absoluto es el detective Noredin, interpretado por el actor Fares Fares, que vive obsesionado con amasar todo el dinero que pueda, quizás para abandonar algún día la ciudad y la vida interior tan miserable que lleva. Ese personaje de anti héroe total que interpreta le viene como anillo al dedo pero en un momento dado algo le golpea dentro para dejarse de corruptelas y comportarse como el más vigoroso de los policías, poder esclarecer el asunto y llevar a la cárcel a los culpables. Muestra la dura vida en la calle de la clase media-baja, que lucha por sobrevivir día a día de la jungla en la que se ha convertido, entre otras causas por el mirar para otro lado de la policía y de la gente de poder. La película tiene buenos propósitos, comienza con fuerza y el final también golpea duro y seco en el estómago al espectador, pero se pierde por el camino en su agonía y extrema lentitud y hay tanto gallo en el mismo corral que uno acaba desconectando de los personajes y deseando que lo que tenga que pasar pase cuanto antes y acabe ya la tortura. Un buen policía dentro de un sistema corrupto es tan ineficaz como malos policías con gobiernos válidos. El pueblo siempre pierde.
Sacapuntas de oro: La lúgrube y tenue fotografía que muestra con tino las miserias y los bajos fondos de los suburbios de todas las grandes ciudades. La fortaleza de la testigo y su capacidad para agarrarse a un clavo ardiendo porque sabe que a peor no puede ir. Ese aire a viñetas de cómic que respira la cinta y el Lucky Luke con pitillo incluido del protagonista. La escena del espejo.
Sacapuntas de madera: El desconocimiento del conflicto egipcio hace que pierdas un poco de perspectiva de lo que te están contando. No me parece adecuado mostrar en la gran pantalla a un tío que se pasa todas y cada una de las secuencias fumando. Realmente no se nos muestra de forma profunda el interior del protagonista y el por qué de su forma de comportarse. La parte central de la película es demasiado lenta y aburrida y pasar realmente pasa poco.
Nota: 5 Sacapuntas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Más críticas de películas en mi blog, El Sacapuntas del Cine.

6,1
4.293
5
5 de enero de 2018
5 de enero de 2018
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una familia acomodada francesa está pasando por una mala racha. Fallece uno de sus miembros, la empresa familiar sufre un suceso que puede tener nefastas consecuencias y la salud del patriarca cada día se debilita más.
El idolatrado director y guionista austríaco Michael Haneke nos presenta a los miembros de una familia burguesa y empresaria como una cuadrilla con profundas infelicidades, claro ejemplo de que el dinero no lo es todo, ni tan siquiera de que sea capaz de ayudar. Cada uno con una fachada exterior poderosa pero por dentro unos huesos de barro y paja que anuncian derribo inminente. El drama de los eternos sueños sin cumplir por haber tenido que hacer algo por obligación, del no saber qué hacer con tu vida cuando los focos se apagan, el dolor mal disimulado de una niña que mataría por llamar la atención de su padre. Sí, de todo esto y de más se habla en este film pero lo hace de una forma monótona y uniforme que golpea con vigor en la paciencia del pobre espectador. Ultimamente me pregunto el sentido de las películas que alargan su duración sin motivo aparente y que caerán en el olvido del público (salvo de los fans más acérrimos) a los cinco minutos de abandonar la sala, cuando si fuesen cortos o medio metrajes tal vez estaríamos hablando de obras maestras. Porque sí, es evidente que todos somos infelices de alguna forma u otra y cometemos miles de fallos, algunos intencionados, pero no nos apetece vernos reflejados en la pantalla cual espejos giratorios. La vida no es cine, al menos de momento.
Sacapuntas de oro: La detallada disección de la naturaleza humana y de su oscuro comportamiento. Su nexo de unión con la esencial Amour. La vibrante escena del hijo en la pista de baile. El momento peluquero a domicilio.
Sacapuntas de madera: Me niego a pensar que todas las familias tienen una doble vida como se empeñan en mostrarnos los cineastas. Demasiadas ideas en el aire, demasiadas palabras vacías, demasiadas tareas a medias. No porque te rodees de actores de campanillas harás una película mejor. El “encuadrado” comienzo pone de los nervios.
Nota: 5,5 Sacapuntas.
El idolatrado director y guionista austríaco Michael Haneke nos presenta a los miembros de una familia burguesa y empresaria como una cuadrilla con profundas infelicidades, claro ejemplo de que el dinero no lo es todo, ni tan siquiera de que sea capaz de ayudar. Cada uno con una fachada exterior poderosa pero por dentro unos huesos de barro y paja que anuncian derribo inminente. El drama de los eternos sueños sin cumplir por haber tenido que hacer algo por obligación, del no saber qué hacer con tu vida cuando los focos se apagan, el dolor mal disimulado de una niña que mataría por llamar la atención de su padre. Sí, de todo esto y de más se habla en este film pero lo hace de una forma monótona y uniforme que golpea con vigor en la paciencia del pobre espectador. Ultimamente me pregunto el sentido de las películas que alargan su duración sin motivo aparente y que caerán en el olvido del público (salvo de los fans más acérrimos) a los cinco minutos de abandonar la sala, cuando si fuesen cortos o medio metrajes tal vez estaríamos hablando de obras maestras. Porque sí, es evidente que todos somos infelices de alguna forma u otra y cometemos miles de fallos, algunos intencionados, pero no nos apetece vernos reflejados en la pantalla cual espejos giratorios. La vida no es cine, al menos de momento.
Sacapuntas de oro: La detallada disección de la naturaleza humana y de su oscuro comportamiento. Su nexo de unión con la esencial Amour. La vibrante escena del hijo en la pista de baile. El momento peluquero a domicilio.
Sacapuntas de madera: Me niego a pensar que todas las familias tienen una doble vida como se empeñan en mostrarnos los cineastas. Demasiadas ideas en el aire, demasiadas palabras vacías, demasiadas tareas a medias. No porque te rodees de actores de campanillas harás una película mejor. El “encuadrado” comienzo pone de los nervios.
Nota: 5,5 Sacapuntas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Más críticas de películas en mi blog, El Sacapuntas del Cine.
15 de enero de 2017
15 de enero de 2017
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez acabada la II Guerra Mundial, cientos de soldados alemanes deben realizar una última misión antes de volver a sus casas: Encontrar y desactivar las miles de bombas escondidas bajo la arena de las playas danesas.
El director Martin Zandvliet escribe y dirige una película dura y sofocante pero auténtica y necesaria. Es un pasaje de la historia desconocido. Ya no hay fusiles ni tanques apuntando al enemigo. Ahora el peligro está enterrado y hay que tentarlo, rodearlo y desactivarlo. Una penosa tarea desarrollada por jóvenes en unas condiciones penosas, adolescentes que se encuentran en medio de la nada más absoluta y sin ninguna escapatoria posible. Cada paso en falso puede tener un trágico resultado, cada mínimo error se multiplica por infinito. Niños secuestrados, pagando un alto precio por una guerra a la que han sido obligados a alistarse. Mientras los que dirigen desde sus despachos disfrutaban ya del final de la contienda. Porque en las guerras solo existen dos tipos de personas: las que van al campo de batalla a morir y las que ordenan desde arriba, sin mancharse, y que al final de cada día cenan un plato caliente y duermen en cama limpia. Muy buena elección para la tarde del día de Reyes en el Teatro Bretón de Logroño, en el Festival Actual. Aplausos conmovedores al final del pase.
Lo mejor: La calma tensa con la que ves la película, agonizante. La luminosa fotografía. Empatizas con todos los personajes. El papel del sargento interpretado por Roland Møller se merece todos los premios del panorama cinéfilo.
Lo peor: La escena del perro es cruel y gratuita. Conocer años después estos pasajes de la historia hacen que se tambaleen tus planteamientos sobre los vencidos y vencedores de las guerras. Ni todo era tan negro antes, ni todo es tan blanco ahora.
Nota: 7,5 Sacapuntas.
El director Martin Zandvliet escribe y dirige una película dura y sofocante pero auténtica y necesaria. Es un pasaje de la historia desconocido. Ya no hay fusiles ni tanques apuntando al enemigo. Ahora el peligro está enterrado y hay que tentarlo, rodearlo y desactivarlo. Una penosa tarea desarrollada por jóvenes en unas condiciones penosas, adolescentes que se encuentran en medio de la nada más absoluta y sin ninguna escapatoria posible. Cada paso en falso puede tener un trágico resultado, cada mínimo error se multiplica por infinito. Niños secuestrados, pagando un alto precio por una guerra a la que han sido obligados a alistarse. Mientras los que dirigen desde sus despachos disfrutaban ya del final de la contienda. Porque en las guerras solo existen dos tipos de personas: las que van al campo de batalla a morir y las que ordenan desde arriba, sin mancharse, y que al final de cada día cenan un plato caliente y duermen en cama limpia. Muy buena elección para la tarde del día de Reyes en el Teatro Bretón de Logroño, en el Festival Actual. Aplausos conmovedores al final del pase.
Lo mejor: La calma tensa con la que ves la película, agonizante. La luminosa fotografía. Empatizas con todos los personajes. El papel del sargento interpretado por Roland Møller se merece todos los premios del panorama cinéfilo.
Lo peor: La escena del perro es cruel y gratuita. Conocer años después estos pasajes de la historia hacen que se tambaleen tus planteamientos sobre los vencidos y vencedores de las guerras. Ni todo era tan negro antes, ni todo es tan blanco ahora.
Nota: 7,5 Sacapuntas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Más críticas de películas en mi blog, El Sacapuntas del Cine.

6,6
47.852
4
30 de enero de 2017
30 de enero de 2017
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hombre con 23 tipos diferentes de personalidad secuestra a tres chicas adolescentes por orden de la personalidad número 24, que aún no se ha manifestado pero que está apunto de hacerlo.
M. Night Shyamalan, que sigue con la graciosa costumbre de aparecer en todas sus películas, escribe y dirige un thriller psicológico áspero y difícil de digerir por la crudeza de lo que trata, pero se queda en un intento con poco fuste y en una oportunidad perdida. Venía de filmar una pequeña obra maestra como La Visita, que mezclaba terror con comedia, por la cual parecía resurgir de sus cenizas, pero esta nueva cinta deja mucho que desear, a mi no me sedujo y eso que iba deseando caer en sus redes y dejarme llevar, pero salí un poco decepcionado y con la sensación de haber perdido dos horas de mi tiempo. Tiene muchos momentos tediosos en los que no pasa nada y mira que tenía buenos mimbres para haber sido una película inolvidable sobre este tipo de personas, tan poco tratados y llevados a la gran pantalla. He leído críticas que dicen que James McAvoy hace un papel brillante pero con el caramelo que tenía entre sus manos para interpretar, cualquier actor hubiera hecho un trabajo para ser recordado durante años (me imagino, por poner un ejemplo, a Christian Bale interpretando este papel y me entran sudores fríos…) y la joven Anya Taylor Joy da vida a una chica que con poner cara de póquer y de misterio ya tenía al público ganado, y es lo que hace, punto. La que se merece un aplauso y el reconocimiento pleno es la doctora, interpretada por la veterana Betty Buckley, una roba planos de muchos kilates que sí borda su trabajo y que repite con el director hindú tras El Incidente. En definitiva, nos muestra esbozos, simples bocetos de las personas con personalidad múltiple, con historias tan espectaculares para llevar al cine que este intento es un disparo muy alejado de la diana, y eso que tiraba a un metro de ella.
Lo mejor: El guiño final a una de sus primeras películas, hay quién incluso piensa que es una sorprendente y silenciosa continuación de aquella. Las altas capacidades de este tipo de personas, tan acojonantes (y acongojantes) que llegan a escribir a la vez con las dos manos textos diferentes en distintas lenguas y que puedan ser vistos y tratados como superhéroes en vez de como enfermos. La historia que arrastra la chica desde niña y esa mirada a la mujer policía, que lo dice todo.
Lo peor: ¿Por qué el 99% de los thrillers y las películas de miedo acaban con los supervivientes dentro de una ambulancia con las puertas abiertas y coches de policía alrededor? Es para hacérselo mirar. De las 23+1 personalidades sólo se manifiestan 5, demasiado pocas, lo que habla de la dejadez y poco riesgo que asume el guión con todo el potencial que tenía por experimentar.
Nota: 4 Sacapuntas.
M. Night Shyamalan, que sigue con la graciosa costumbre de aparecer en todas sus películas, escribe y dirige un thriller psicológico áspero y difícil de digerir por la crudeza de lo que trata, pero se queda en un intento con poco fuste y en una oportunidad perdida. Venía de filmar una pequeña obra maestra como La Visita, que mezclaba terror con comedia, por la cual parecía resurgir de sus cenizas, pero esta nueva cinta deja mucho que desear, a mi no me sedujo y eso que iba deseando caer en sus redes y dejarme llevar, pero salí un poco decepcionado y con la sensación de haber perdido dos horas de mi tiempo. Tiene muchos momentos tediosos en los que no pasa nada y mira que tenía buenos mimbres para haber sido una película inolvidable sobre este tipo de personas, tan poco tratados y llevados a la gran pantalla. He leído críticas que dicen que James McAvoy hace un papel brillante pero con el caramelo que tenía entre sus manos para interpretar, cualquier actor hubiera hecho un trabajo para ser recordado durante años (me imagino, por poner un ejemplo, a Christian Bale interpretando este papel y me entran sudores fríos…) y la joven Anya Taylor Joy da vida a una chica que con poner cara de póquer y de misterio ya tenía al público ganado, y es lo que hace, punto. La que se merece un aplauso y el reconocimiento pleno es la doctora, interpretada por la veterana Betty Buckley, una roba planos de muchos kilates que sí borda su trabajo y que repite con el director hindú tras El Incidente. En definitiva, nos muestra esbozos, simples bocetos de las personas con personalidad múltiple, con historias tan espectaculares para llevar al cine que este intento es un disparo muy alejado de la diana, y eso que tiraba a un metro de ella.
Lo mejor: El guiño final a una de sus primeras películas, hay quién incluso piensa que es una sorprendente y silenciosa continuación de aquella. Las altas capacidades de este tipo de personas, tan acojonantes (y acongojantes) que llegan a escribir a la vez con las dos manos textos diferentes en distintas lenguas y que puedan ser vistos y tratados como superhéroes en vez de como enfermos. La historia que arrastra la chica desde niña y esa mirada a la mujer policía, que lo dice todo.
Lo peor: ¿Por qué el 99% de los thrillers y las películas de miedo acaban con los supervivientes dentro de una ambulancia con las puertas abiertas y coches de policía alrededor? Es para hacérselo mirar. De las 23+1 personalidades sólo se manifiestan 5, demasiado pocas, lo que habla de la dejadez y poco riesgo que asume el guión con todo el potencial que tenía por experimentar.
Nota: 4 Sacapuntas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Más críticas de películas en mi blog, El Sacapuntas del cine.

6,3
1.096
4
3 de enero de 2018
3 de enero de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un matrimonio recibe la brutal noticia de que su hijo soldado ha fallecido en acto de servicio. Cada uno se lo tomará de una forma diferente hasta que de nuevo llaman a su puerta para anunciarles otro acontecimiento todavía más insólito…
Tras unos primeros treinta minutos brillantes por extenuantes y dramáticos, el interés por lo que me están contando va disminuyendo a velocidad de vértigo y sólo al final remonta otra vez un poco el vuelo, pero en líneas generales la película no llega al aprobado. ¿De qué sirve arrasar en Festivales de medio mundo si luego no tienes ese plus para empatizar con el espectador de a pie? He aquí un claro ejemplo y la prueba más inequívoca es que no hubo ni un solo aplauso al acabar su proyección, la que inauguraba las sesiones matinales de la Filmoteca Rafael Azcona del Actual 2018. El director Samuel Maoz dirige y escribe un dramón, con unos personajes con profundas heridas del pasado que no les dejan avanzar, que narra muy bien la psicología y el interior del ser humano, pero que cuando intenta ir más allá y mostrar el exterior, se pierde en subrayar lo evidente sin dejar al espectador un ápice de imaginación. Los padres son interpretados por los aquí desconocidos Lior Ashkenazi y Sarah Adler (¿Solo yo les saco parecidos más que razonables con Steve Carrell y con Charlotte Gainsbourg respectivamente?) que se enamoraron perdidamente de jóvenes y ahora malviven con la tristeza de la pérdida y sin saber qué hacer con su vida. En definitiva, la película trata de mostrarnos lo absurdo de las guerras y de muchas de las decisiones que tomamos, que quedarán marcadas a fuego en nuestra piel y en lo más hondo de nuestro ser. Aunque el mensaje está muy bien, la falta de ritmo condena a la película a un lugar apartado en el pozo de nuestra memoria. Sitio para otra.
Sacapuntas de oro: La interpretación del padre es impecable y sus momentos con los soldados son impagables. La reconciliación de los padres una vez pasada la tormenta es un canto a las segundas oportunidades, tan olvidadas hoy en día.
Sacapuntas de madera: Lo que ocurre en el puesto fronterizo, salvo el sobrecogedor incidente con la lata, es aburrido hasta decir basta. Me falta algo tan imprescindible como ahondar en la historia con la hija. Ritmo lento y cansino.
Nota: 4 Sacapuntas.
Tras unos primeros treinta minutos brillantes por extenuantes y dramáticos, el interés por lo que me están contando va disminuyendo a velocidad de vértigo y sólo al final remonta otra vez un poco el vuelo, pero en líneas generales la película no llega al aprobado. ¿De qué sirve arrasar en Festivales de medio mundo si luego no tienes ese plus para empatizar con el espectador de a pie? He aquí un claro ejemplo y la prueba más inequívoca es que no hubo ni un solo aplauso al acabar su proyección, la que inauguraba las sesiones matinales de la Filmoteca Rafael Azcona del Actual 2018. El director Samuel Maoz dirige y escribe un dramón, con unos personajes con profundas heridas del pasado que no les dejan avanzar, que narra muy bien la psicología y el interior del ser humano, pero que cuando intenta ir más allá y mostrar el exterior, se pierde en subrayar lo evidente sin dejar al espectador un ápice de imaginación. Los padres son interpretados por los aquí desconocidos Lior Ashkenazi y Sarah Adler (¿Solo yo les saco parecidos más que razonables con Steve Carrell y con Charlotte Gainsbourg respectivamente?) que se enamoraron perdidamente de jóvenes y ahora malviven con la tristeza de la pérdida y sin saber qué hacer con su vida. En definitiva, la película trata de mostrarnos lo absurdo de las guerras y de muchas de las decisiones que tomamos, que quedarán marcadas a fuego en nuestra piel y en lo más hondo de nuestro ser. Aunque el mensaje está muy bien, la falta de ritmo condena a la película a un lugar apartado en el pozo de nuestra memoria. Sitio para otra.
Sacapuntas de oro: La interpretación del padre es impecable y sus momentos con los soldados son impagables. La reconciliación de los padres una vez pasada la tormenta es un canto a las segundas oportunidades, tan olvidadas hoy en día.
Sacapuntas de madera: Lo que ocurre en el puesto fronterizo, salvo el sobrecogedor incidente con la lata, es aburrido hasta decir basta. Me falta algo tan imprescindible como ahondar en la historia con la hija. Ritmo lento y cansino.
Nota: 4 Sacapuntas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
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