Dado el carisma y la fama que tiene la inexpugnable cárcel de Alcatraz, resulta interesante una película en la que un supuesto escapado de esa cárcel vuelve para ayudar a unos militares a entrar en ella y conseguir, así, recatar unos rehenes. Más interesante resulta si ese ex-prisionero resulta ser un agente de la inteligencia británica interpretado por el que fuera el primer agente 007. Lo que ya no resulta interesante es todo el esperpéntico show lleno de americanadas insufribles que acompaña a la misión del agente de su majestad.

Un militar muy condecorado decide juntarse con otros militares, robar unos misiles llenos de una toxima superdestructiva, secuestrar unos rehenes, y acampar en la antigua carcel federal de Alcatraz. Su intención, la de todos los zumbaos que quieren acabar con el mundo: pasta a cambio de que la humanidad no sufra sus iras. Para evitarlo, un grupo de soldados junto con un experto en armas químicas y guiados por la úncia persona que consiguió escaparse de la famosa cárcal se encaminaran a una misión llena de explosiones, tiros y demás elementos de las películas del estilo.

La idea central de la película está muy bien, pero le sobra la subtrama de la amenaza terrorista y le falta un guión algo mas ausente de frases tan impactantes como ridículas. Es que esa misma idea puede dar lugar a un guión más serio y mucho más creíble. También podrían haber sido un poco más fieles a la historia de la Roca; no es cierto que nadie se escapara, hubo tres prisioneros que lo hicieron. Por el resto, muy buenos efectos especiales, algunas escenas de acción muy bien conseguidas, y una musica que acompaña a la perfección.

Asunto aparte resulta el personaje que interpreta Nicolas Cage: la interpretación de ese actor es tan inexpresiva y forzada que resta todo tipo de carismas al que se supone que es uno de los personajes principales. Los otros dos actores protagonistas, Ed Harris y Sean Connery, impecables.