La típica película italiana que aprovecha los géneros de moda en el momento, un exploit en toda regla, pero mínimamente cuidado.
En éste caso, no utilizan una sola trama, sino que mezclan cultos satánicos (el exorcista, la semilla del diablo), catástrofes (terremoto, aeropuerto), y un toque de cine negro, con la ambición del cargo en una gran empresa (el padrino), todo muy en boga en el 77, pero bien mezclado, bien rodado y bien argumentado, incluso las pistas que van dando con cuentagotas resultan intrigantes.
Lo más curioso es ver a kirk Douglas en una producción de éste tipo, pero después de ver a Michael Caine en las abejas asesinas, ya no me sorprendo de nada.
En fin: un film disfrutable si tienes en cuenta lo que es.