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Voto de Felipe Critic:
9
Dunkerque
Voto de Felipe Critic:
9
Bélico. Drama Año 1940, en plena 2ª Guerra Mundial. En las playas de Dunkerque, cientos de miles de soldados de las tropas británicas y francesas se encuentran rodeados por el avance del ejército alemán, que ha invadido Francia. Atrapados en la playa, con el mar cortándoles el paso, las tropas se enfrentan a una situación angustiosa que empeora a medida que el enemigo se acerca. (FILMAFFINITY)
8 de enero de 2018
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Christopher Nolan es uno de los casi inexistentes realizadores que mantienen latente la expectación con cada nuevo estreno, es así que, tres años después de su último trabajo, levanta una carta de amor hacia el cine de guerra, una mega-producción que resalta, en letras mayúsculas, un espectáculo que prescinde de diálogos, siquiera, episódicamente. Narrativamente es su película menos intelectual y ambiciosa con respecto a su catálogo dorado liderado por “Interstellar” y “Inception”, sin embargo, desde el inicio, la historia que hila “Dunkirk” se siente cálida en su frialdad, él nos introduce dentro del desalmado relato con propiedad. El enfoque dado genera parcialidad en las opiniones del espectador, puesto que plantea una tripleta de tramas en paralelo: la perspectiva alemana desde sus aviones de la fuerza aérea, el punto de vista de la embarcación independiente de un veterano y el trayecto de los protagonistas a través de la tragedia, un trio de soldados que viven en carne propia su Divina Comedia. Siendo un hombre erudito en la selección de tonos y objetivos para sus psicológicas historias, su mayor fortaleza radica en su forma de ejecución, aquí, Nolan exhibe un nuevo registro, uno más fácil de seguirle el paso: la narración de los hechos en imágenes.

El primer cuadro es la mejor carta de presentación, que servirá como patrón, para una cinta que respira intensidad. La película conjura paisajes superlativos, la secuencia de apertura es la entrada de una hipnosis artística atronadora, un desfile de encuadres magníficos fortalecidos por un majestuoso 70mm y cámaras IMAX, los colores y las sombras explícitas en las imágenes son, de lejos, quienes encabezan la historia. Tomas aéreas funcionales desde ángulos insospechados, explosiones y balaceras que perforan nuestros sentidos, efectos digitales respetuosos y cuasi inapreciables que ratifican el compromiso de convertir una entrada de cine en un absoluta experiencia visceral. Claro que el cine de Nolan no va estar exento de alegorías y metáforas por intermedio de las imágenes; la agrisada espuma que trae la fuerte marea del océano es un sinónimo de la suciedad humana, el encuadre del soldado despojándose de su vestimenta y dirigiéndose abatido hacia su propia muerte retrata derrota y orgullo, los cadáveres que se entierran por el resoplido del viento, las inacabables filas de hombres en busca de “salvación”, la paleta de azules y verdes de la escena en donde los soldados presencian pávidos un inminente ataque, el trio de soldados contemplando la nada, los cuerpos regresando a la orilla, el convenio entre dos hombres que sepultan a un inocente bajo la áspera arena o los encuadres perfectos de Kenneth Branagh y Tom Hardy son composiciones oníricas que hablan a través de los colores, las sombras, la iluminación y el montaje, una clase maestra de cinematografía y fotografía. Hace mucho tiempo el séptimo arte no entregaba tanta adrenalina y fibra justificada en una cinta de corte no comercial, un triunfo artístico y técnico. Alístense, porque “Dunkirk” trascenderá.

Hans Zimmer, fiel mosquetero del director, regresa recargado y listo para alzarse con unos merecidos galardones a cuesta de sus partituras musicales que no únicamente comprenden obligaciones atmosféricas, estas intentan emular la estresante melodía de una cuenta regresiva, el atómico efecto de artefactos explosivos, el meteórico latido cardiaco o la deficiencia de oxigeno en los mártires, una lista de cadencias que dotan de fuerza y tensión a la escena como ningún otro filme bélico. Las maravillas del señor Zimmer cobran mayor fuerza con el excelente trabajo en la sala de edición de sonido, que acompañado del tono Shepard, son emocionantes. Ensordecedores son los disparos que se conjugan con las partituras musicales, el crepitar del fuego, el castañeo de los dientes de un soldado, los gritos de ayuda bajo el agua o el sobrevuelo de las naves sobre nuestras cabezas provocan una de las más completas experiencias cinemáticas.

Jamás olvidare “Dunkirk”, la obra que hizo que perdiera la virginidad de los cines IMAX, dos palabras: alucinante y memorable.

Rostros familiares retornan en el reparto, haciendo gala de sus altas capacidades actorales. Hardy, Rylance y Murphy gobiernan el cast netamente masculino, comprensible debido al contexto de los acontecimientos. Cada quien le ofrece a su personaje el brío y personalidad requerida para allanar el seguir de la historia. Loables y premiables son las actuaciones de los recién llegados Fionn Whitehead, Jack Lowden y el nuevo solista Harry Styles en la piel de niños con uniformes de guerra. En efecto, Whitehead y Styles hacen un debut poderoso que les permite quedarse en el radar de directores de calidad, asimismo, los posiciona en un panorama de prestigio interpretativo.

¿Qué palabras un ser humano podría proferir al terminar la función de “Dunkirk”? Cuando el logo de Warner y Syncopy, bañados por un azul claro, se unifican con las melodías de guerra, mis sentimientos y sensaciones explotaron de placer por el trabajo de Christopher Nolan, creador de cine con profundos fundamentos y objetivos. Rebosante de complejos y magnánimos componentes técnicos, actuaciones inteligentes y conmovedoras, una banda sonora tremenda y el inconfundible y siempre bienvenido toque de Nolan, “Dunkirk” se convierte en una de las mejores experiencia cinematográfica de lo que va del año, asimismo, su función de entretener a lo largo de dos horas con luces y piruetas queda relegada ante la trasmisión de un mensaje de paz, unidad y solidaridad, tres constituyentes no presentes en nuestra anatomía. ¿Acaso creías que uno de los mayores discursos de guerra de la historia—promulgado por el político británico Winston Churchill—recitado por el protagonista se ceñía meramente a la circunstancia del filme?
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