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Críticas ordenadas por utilidad
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6
4 de septiembre de 2018
4 de septiembre de 2018
28 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta criminal reiniciación fílmica fue una de las primeras en la incontrolable avalancha de reboots/spin-offs/remakes originarios de clásicos de antaño o joyas modernas enfocados estratégicamente en un elenco femenino. Hace un par de años, cuando esta agreste noticia llegó a oídos de los desconfiados fanáticos, una vorágine de opiniones iniciaba un aún latente debate sobre los pros y los contras de seguir creando películas sobre bases ya utilizadas, reciclaje creativo. Dicha polémica se agravó justo cuando decidieron hacer público el nombre del realizador a cargo: Gary Ross. El director de “The Hunger Games” no conserva la misma experiencia ni vigorosidad detrás de las cámaras como la tiene Soderbergh y eso se ve en su nuevo filme pues es evidente lo mucho que se basó en la trilogía original para sacar adelante su visión y no perder el control en el camino de esta sencilla y pasajera historia. Su capacidad como narrador es suficiente para mantener en pie la idea, pero se extraña ese dinámico ritmo y precisión narrativa de las originales. Es por esto que Ross, quien se acredita como guionista junto a Olivia Milch, no plasma adecuadas adiciones creativas para enriquecer el universo de robos, no obstante, se aprecia una ligera mejora con respecto a las secuelas gracias a su desenvoltura y mediano facilismo desplegando la trama, consiguiendo un viaje bastante fresco y llevadero.
Uno de los mayores problemas es que estas intrépidas ladronas tienen prácticamente el camino libre, no hay un antagonista definido, en realidad, no hay uno, ni siquiera el personaje de James Corden consigue mantenerse en ese puesto y eso dificulta la construcción de verdadera intriga y emoción ante un suceso que cambie el rumbo de la narración, aun cuando las cosas se ponen feas, los más peligrosos enemigos son dos indiferentes agentes del FBI.
Hay extrañamente poca comedia, a decir verdad, el relato carecería de chispa cómica de no ser por un par de personajes secundarios y una que otra situación especialmente divertida. Estamos frente a una cinta que enfoca sus fuerzas plenamente en el planeamiento y ejecución del robo, aunque no consiga hacer del todo bien la tarea.
Numerosos son los garbosos cameos que desfilan por esta pasarela audiovisual, bien sea pertenecientes al mundo ficcional o de la farándula americana. Resulta confuso e inverosímil comprender en qué espacio se desarrolla, pues según lo que proyecta, se despliega en nuestro mundo pero con importantes cambios, pues por obvias razones ninguna de las actrices se interpreta a sí misma, siquiera Anne Hathaway con un rol que abría esa posibilidad, optando únicamente por aumentar sus costos de producción exhibiendo celebridades de gran nombre como Heidi Klum, Kim Kardashian, Common o Katie Holmes.
Aunque cueste creerlo, el personaje con mejor diseño y exposición es el de Sandra Bullock, hermana de Danny Ocean. A kilómetros de prisión y con veinte cuatro dólares en su poder, Debbie Ocean puede obtener lo que desee, sacar a relucir su sangre robando un almacén de cosméticos, hospedándose en un costoso hotel cinco estrellas, ser lo que ella es y por lo que ha sido y será reconocida. Una badass antiheroína que organiza la operación y la historia con seductora habilidad y arrogante carisma para entablar una buena conexión con la audiencia, ella es la cabecilla y su carácter rígido y calculador direcciona con perspicacia el plan. Bullock usa todas sus armas en esta ocasión pues hace ya un largo tiempo que no se le veía en un rol protagónico, ahora, regresa con una potencia aceptable y no olvida el talento por el que ha sido reconocida a lo largo de su carrera. Es curioso destacar que ya ha protagonizado una cinta junto a su gran amigo George Clooney, esta vez, recibiendo el testigo en uno de sus papeles más icónicos fortalece ese lazo profesional y personal que es perceptible en sus ficciones.
El soundtrack de Daniel Pemberton respeta las melodías de la original y pese a que emplea algunas en su score lo hace con pequeñas variaciones que encajan bien mientras las composiciones propias resaltan las escenas gracias al ritmo y candencia característicos de las heist movies más tradicionales, no hay refutación en que Pemberton hizo un gran trabajo para esta cinta.
“Ocean’s 8” de Gary Ross es una entretenida, difícilmente novedosa cinta de robos protagonizada por una elenco de estrellas femeninas que hubiera funcionado mejor como cinta independiente, no obstante, al calificarla como un spin-off de la trilogía de Steven Soderbergh dilata el abusivo uso de las herramientas que en esa época resultaban atractivas pero que hoy simplemente no terminan de complacer. Las actuaciones son deleitantes aún con el maltratado material que se les encarga, el guion es lacónico y directo en sus propósitos y ligero en la ejecución de los mismos, la dirección de Ross consigue levanta un filme veraniego medianamente glamuroso que satisface al público menos exigente que escapa de los litigantes rayos del sol. Sí Warner Bros. tiene en mente edificar una nueva franquicia sobre estas capaces Ocean’s ,debe reorganizar el esquema e implementar nuevos y diferentes movimientos para crear su propio universo criminal, no uno que vive bajo la sombra del Danny Ocean de Clooney.
Uno de los mayores problemas es que estas intrépidas ladronas tienen prácticamente el camino libre, no hay un antagonista definido, en realidad, no hay uno, ni siquiera el personaje de James Corden consigue mantenerse en ese puesto y eso dificulta la construcción de verdadera intriga y emoción ante un suceso que cambie el rumbo de la narración, aun cuando las cosas se ponen feas, los más peligrosos enemigos son dos indiferentes agentes del FBI.
Hay extrañamente poca comedia, a decir verdad, el relato carecería de chispa cómica de no ser por un par de personajes secundarios y una que otra situación especialmente divertida. Estamos frente a una cinta que enfoca sus fuerzas plenamente en el planeamiento y ejecución del robo, aunque no consiga hacer del todo bien la tarea.
Numerosos son los garbosos cameos que desfilan por esta pasarela audiovisual, bien sea pertenecientes al mundo ficcional o de la farándula americana. Resulta confuso e inverosímil comprender en qué espacio se desarrolla, pues según lo que proyecta, se despliega en nuestro mundo pero con importantes cambios, pues por obvias razones ninguna de las actrices se interpreta a sí misma, siquiera Anne Hathaway con un rol que abría esa posibilidad, optando únicamente por aumentar sus costos de producción exhibiendo celebridades de gran nombre como Heidi Klum, Kim Kardashian, Common o Katie Holmes.
Aunque cueste creerlo, el personaje con mejor diseño y exposición es el de Sandra Bullock, hermana de Danny Ocean. A kilómetros de prisión y con veinte cuatro dólares en su poder, Debbie Ocean puede obtener lo que desee, sacar a relucir su sangre robando un almacén de cosméticos, hospedándose en un costoso hotel cinco estrellas, ser lo que ella es y por lo que ha sido y será reconocida. Una badass antiheroína que organiza la operación y la historia con seductora habilidad y arrogante carisma para entablar una buena conexión con la audiencia, ella es la cabecilla y su carácter rígido y calculador direcciona con perspicacia el plan. Bullock usa todas sus armas en esta ocasión pues hace ya un largo tiempo que no se le veía en un rol protagónico, ahora, regresa con una potencia aceptable y no olvida el talento por el que ha sido reconocida a lo largo de su carrera. Es curioso destacar que ya ha protagonizado una cinta junto a su gran amigo George Clooney, esta vez, recibiendo el testigo en uno de sus papeles más icónicos fortalece ese lazo profesional y personal que es perceptible en sus ficciones.
El soundtrack de Daniel Pemberton respeta las melodías de la original y pese a que emplea algunas en su score lo hace con pequeñas variaciones que encajan bien mientras las composiciones propias resaltan las escenas gracias al ritmo y candencia característicos de las heist movies más tradicionales, no hay refutación en que Pemberton hizo un gran trabajo para esta cinta.
“Ocean’s 8” de Gary Ross es una entretenida, difícilmente novedosa cinta de robos protagonizada por una elenco de estrellas femeninas que hubiera funcionado mejor como cinta independiente, no obstante, al calificarla como un spin-off de la trilogía de Steven Soderbergh dilata el abusivo uso de las herramientas que en esa época resultaban atractivas pero que hoy simplemente no terminan de complacer. Las actuaciones son deleitantes aún con el maltratado material que se les encarga, el guion es lacónico y directo en sus propósitos y ligero en la ejecución de los mismos, la dirección de Ross consigue levanta un filme veraniego medianamente glamuroso que satisface al público menos exigente que escapa de los litigantes rayos del sol. Sí Warner Bros. tiene en mente edificar una nueva franquicia sobre estas capaces Ocean’s ,debe reorganizar el esquema e implementar nuevos y diferentes movimientos para crear su propio universo criminal, no uno que vive bajo la sombra del Danny Ocean de Clooney.

4,6
17.171
9
3 de enero de 2018
3 de enero de 2018
30 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Erin Gilbert ( Kristen Wiig ) trabaja como profesora en la Universidad de Columbia, mientras Abby continua estudiando lo paranormal junto a una peculiar ingeniera, la Dr. Jillian Holtzmann (Kate McKinnon), no obstante los fantasmas del pasado volverán para atormentar a Erin. Al enterarse que Abby a re-publicado el libro en plataformas digitales tales como Amazon sin su autorización, decide reencontrarse con su compañera para que elimine de la red el tormentoso libro que posiblemente volverá a arruinar su vida. Abby acepta con solo una condición: Guiarlas a un museo en Nueva York donde poderosas fuerzas sobrenaturales se han evidenciado, este, el lugar inicial para una serie de conspiraciones que liberara a todos los espíritus vengativos de la ciudad. Una trama inicial muy prometedora y sugestiva que asombrara hasta a los mas escépticos con lo mejor de un filme veraniego.
Todos recordamos con afecto y nostalgia la comedia sobrenatural de 1984 dirigida y producida por Ivan Reitman, la cual dejo una huella imborrable en la cultura pop global y se convirtió en una referencia obligada para los productos corporativos de la actualidad. Si bien, estamos en la era de retomar ideas ("Mad Max: Fury Road" - "Ben-Hur") y aparentemente las producciones de Hollywood se esta quedando obsoletas, sin embargo, esto no significa que todos los reboots realizados han sido un fiasco. 1984 quedo atrás, y las nuevas generaciones merecen conocer las bases del cine, por lo cual, "Ghostbusters" de Paul Feig es un completo deleite. El reboot ofrece algunas venias a la original - es obvio, se inspiraron en ella - pero la atmósfera es diferente, el equipo es diferente, el espíritu es diferente, así que debe ser evaluada como un producto individual, no como la copia barata que nos han vendido los detractores.
La relación entre el nuevo equipo es latente, gloriosa y poderosa; proyectando su aniquilante poder en cada fotograma. Lo que hace novedoso y entretenido el avanzar de la película no es su guion en sí, es la analogía de sus personajes, las diferentes y descomunales actitudes de su protagonistas, cada uno luchando escena a escena por predominar, pero es inviable declarar a el ganador, es como un frenético crescendo. Ya hemos visto el dominio que McCarthy posee para el genero de la comedia, con el filme cómico del año pasado "Spy", "Bridesmaids" del 2011 (dirigidas por Feig), o incluso, este año con "The Boss"; una mujer con un humor tan singular y atrevido que se ha convertido en la dama humorística de la década en el mundo del cine, soy un gran admirador y afuera el mundo la alaba; con tanto potencial, no es de extrañar su desempeño en su ultima cinta, carcajadas infinitas. Kristen Wiig va por el mismo camino, y a pesar de no sobresalir tanto como lo hace Melissa, el dúo actúa de maravilla y mantienen de pie el filme de principio a fin, con su sobrenatural forma de hacer reír y también llorar.
Rowan North (Neil Casey) ejecuta un villano singularmente extraño. Un chico inspirado en el libro de Abby y Erin que desea vengarse del mundo que alguna vez lo considero raro, es parte de la mezcla heterogénea desarrollada alrededor de la película; su calidad es proporcional al avance del filme - sus formas finales son fantásticas, sera una agradable sorpresa para los fans -. North también se encarga de guiar a Patty Tolan ( Leslie Jones ) al equipo, una mujer afroamericana que trabaja en el subterráneo de Nueva York pide ayuda a las cazafantasmas para posteriormente inudar a la audiencia de risas y momentos excepcionales. Holtzmann (Kate McKinnon) es la reina. Ella retrata a una loca ingeniera, con un par de tornillos flojos pero con puntos fuertes y bien representados en las escenas correspondientes. Perfecto e ideal complemento al equipo, no es la adición tonta que suelta comentarios absurdos e irritantes, ese papel cayo a manos de otro. Holtzman es el cerebro de la operación, constantemente hace mejoras de sus armas, su tecnología y sus escudos, un personaje especial. Hemsworth ha intentado incursionar en el mundo de la comedia, tuvo un pequeño cameo el año pasado con "Vacation", pero esta vez, se atrevió a ser el secretario de las 'Cazafantasmas', Kevin, un joven con gafas sin lentes y con pantalones infantiles irrumpe en la vida del cuarteto para llenarlo de comentarios hasta cierto punto graciosos, pero Feig lo supo controlar y no excedió este recurso hasta el final. Personajes, criaturas, fantasmas y canciones de la original son perfectamente implantadas por Feig y su equipo, cosa que los amantes de la original amaran, yo lo hice.
Los efectos especiales son irreales, obviamente, hubiera sido mejor que Feig no se basara tanto en la original, pero igual alcanza a ser su marca propia y dejar su firma en cada fotograma. Con colores de neón, rayos y humo, "Ghostbusters" hizo que el nuevo equipo masacrara a los fantasmas y adversidades presentes en la historia. Múltiples cameos fueron utilizados, pero el menos sorprendente y satisfactorio fue el de Bill Murray, quien apareció de manera amarga y sin nada de su humor en la inicial, era otro personaje pero debió replantear su papel.
Paul y su equipo han hecho un trabajo extravagante, un rompecabezas minuciosamente armado que solamente flaquea en pequeños e invisibles aspectos, nada es superfluo ni mal gastado, es simplemente "Ghostbusters". Confieso, al escuchar la canción insignia de la franquicia sentí nostalgia, pero luego de ver el resultado final digo con confianza: "Esto valió la pena". 1984 tiene lo suyo, pero 2016 grita calidad. Mas allá del propósito del filme (entretener), la extensión de la película y en especial el final luego de los créditos es una clara analogía a la revocatoria de la voz femenina en un mundo misógeno y discriminatorio, las chicas dicen: "Lo hemos logrado" y satisfactoriamente ellas lo han logrado con honores.
Todos recordamos con afecto y nostalgia la comedia sobrenatural de 1984 dirigida y producida por Ivan Reitman, la cual dejo una huella imborrable en la cultura pop global y se convirtió en una referencia obligada para los productos corporativos de la actualidad. Si bien, estamos en la era de retomar ideas ("Mad Max: Fury Road" - "Ben-Hur") y aparentemente las producciones de Hollywood se esta quedando obsoletas, sin embargo, esto no significa que todos los reboots realizados han sido un fiasco. 1984 quedo atrás, y las nuevas generaciones merecen conocer las bases del cine, por lo cual, "Ghostbusters" de Paul Feig es un completo deleite. El reboot ofrece algunas venias a la original - es obvio, se inspiraron en ella - pero la atmósfera es diferente, el equipo es diferente, el espíritu es diferente, así que debe ser evaluada como un producto individual, no como la copia barata que nos han vendido los detractores.
La relación entre el nuevo equipo es latente, gloriosa y poderosa; proyectando su aniquilante poder en cada fotograma. Lo que hace novedoso y entretenido el avanzar de la película no es su guion en sí, es la analogía de sus personajes, las diferentes y descomunales actitudes de su protagonistas, cada uno luchando escena a escena por predominar, pero es inviable declarar a el ganador, es como un frenético crescendo. Ya hemos visto el dominio que McCarthy posee para el genero de la comedia, con el filme cómico del año pasado "Spy", "Bridesmaids" del 2011 (dirigidas por Feig), o incluso, este año con "The Boss"; una mujer con un humor tan singular y atrevido que se ha convertido en la dama humorística de la década en el mundo del cine, soy un gran admirador y afuera el mundo la alaba; con tanto potencial, no es de extrañar su desempeño en su ultima cinta, carcajadas infinitas. Kristen Wiig va por el mismo camino, y a pesar de no sobresalir tanto como lo hace Melissa, el dúo actúa de maravilla y mantienen de pie el filme de principio a fin, con su sobrenatural forma de hacer reír y también llorar.
Rowan North (Neil Casey) ejecuta un villano singularmente extraño. Un chico inspirado en el libro de Abby y Erin que desea vengarse del mundo que alguna vez lo considero raro, es parte de la mezcla heterogénea desarrollada alrededor de la película; su calidad es proporcional al avance del filme - sus formas finales son fantásticas, sera una agradable sorpresa para los fans -. North también se encarga de guiar a Patty Tolan ( Leslie Jones ) al equipo, una mujer afroamericana que trabaja en el subterráneo de Nueva York pide ayuda a las cazafantasmas para posteriormente inudar a la audiencia de risas y momentos excepcionales. Holtzmann (Kate McKinnon) es la reina. Ella retrata a una loca ingeniera, con un par de tornillos flojos pero con puntos fuertes y bien representados en las escenas correspondientes. Perfecto e ideal complemento al equipo, no es la adición tonta que suelta comentarios absurdos e irritantes, ese papel cayo a manos de otro. Holtzman es el cerebro de la operación, constantemente hace mejoras de sus armas, su tecnología y sus escudos, un personaje especial. Hemsworth ha intentado incursionar en el mundo de la comedia, tuvo un pequeño cameo el año pasado con "Vacation", pero esta vez, se atrevió a ser el secretario de las 'Cazafantasmas', Kevin, un joven con gafas sin lentes y con pantalones infantiles irrumpe en la vida del cuarteto para llenarlo de comentarios hasta cierto punto graciosos, pero Feig lo supo controlar y no excedió este recurso hasta el final. Personajes, criaturas, fantasmas y canciones de la original son perfectamente implantadas por Feig y su equipo, cosa que los amantes de la original amaran, yo lo hice.
Los efectos especiales son irreales, obviamente, hubiera sido mejor que Feig no se basara tanto en la original, pero igual alcanza a ser su marca propia y dejar su firma en cada fotograma. Con colores de neón, rayos y humo, "Ghostbusters" hizo que el nuevo equipo masacrara a los fantasmas y adversidades presentes en la historia. Múltiples cameos fueron utilizados, pero el menos sorprendente y satisfactorio fue el de Bill Murray, quien apareció de manera amarga y sin nada de su humor en la inicial, era otro personaje pero debió replantear su papel.
Paul y su equipo han hecho un trabajo extravagante, un rompecabezas minuciosamente armado que solamente flaquea en pequeños e invisibles aspectos, nada es superfluo ni mal gastado, es simplemente "Ghostbusters". Confieso, al escuchar la canción insignia de la franquicia sentí nostalgia, pero luego de ver el resultado final digo con confianza: "Esto valió la pena". 1984 tiene lo suyo, pero 2016 grita calidad. Mas allá del propósito del filme (entretener), la extensión de la película y en especial el final luego de los créditos es una clara analogía a la revocatoria de la voz femenina en un mundo misógeno y discriminatorio, las chicas dicen: "Lo hemos logrado" y satisfactoriamente ellas lo han logrado con honores.

6,7
25.765
8
23 de septiembre de 2018
23 de septiembre de 2018
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Incredibles 2” es una película importante, una secuela inteligente que expande su universo animado mediante una historia radicalmente diferente que refresca la escena moderna tanto de la animación como de los superhéroes. Aun cuando hemos visto en pantalla tramas impulsadas por un cambio de roles entre hija y madre (“Freaky Friday”), criminal y chica pesada ( “The Hot Chick”) o amigo casado y amigo soltero (“The Change-Up”), la mayoría de estos intercambios de vida eran provocados por algún tipo de objeto mágico o hechizo, ya sea una galleta de la fortuna, un par de pendientes u orinar en una fuente sagrada, esta vez, son los mismos personajes los que se ven obligados a trocar actividades para no ahogarse, un tema de supervivencia monetaria que les compele a hacer grandes esfuerzos. Poner al narcisista y en cierto grado machista Bob Parr / Mr. Incredible en jaque ante el fabuloso nuevo trabajo de su esposa es una arriesgada jugada de los escritores que, incluso si suena cliché, capacita a la historia a predicar que las labores de la casa y de la familia no son nada fáciles y que no son tarea de un solo miembro.
Claramente la madre es el personaje que recibe principal atención y tratamiento, alguien que se ve forzada a dejar a un lado a sus hijos y esposo por tiempo indefinido para hacer legal lo ilegal. Hay un discurso y un debate ficcional fuerte y jugoso en el asunto de la legalización de los superhéroes, un propósito que pasa por varios obstáculos dignos de discusión. Helen, siendo el nuevo punto focal en la trama, se convierte felizmente en uno de los mayores pros de la secuela pues son insuficientes las películas animadas que sitúan a una mujer en el papel protagonista con tan valiosa destreza argumental. Es un gran paso para la representación femenina en el mundo audiovisual ver no solo como una mujer acapara toda la historia sino también como trastocan la estereotipada concepción de madre; de igual forma, muy pocas decisiones se siente sintéticas u ofensivas ya que el relato se toma el tiempo correcto para el característico planteamiento y desarrollo de Bird en la parte visual y narrativa, un balance en donde la parte cómica tiene lugar, principalmente, en casa, mientras los acontecimientos más serios entre las calles de esta gran urbe. En un momento determinado Voyd, un personaje con aires de Kristen Stewart al que pone voz Sophia Bush, cuestiona a Elastigirl sobre cómo es posible que pueda nivelar su vida como héroe y su vida familiar, y aunque nunca es resuelta por la heroína, el mismo filme se encarga de responder no solo su caso, sino el de cada miembro de la familia.
Mención de honor para un par de emblemáticos personajes que tienen derecho a ser parte de la cultura popular moderna del cine de animación. Es correcto, es la odiosamente encantadora Edna Mode, la cual, irónicamente, se roba el show completamente al igual que en el primer filme con su diseñadora colérica y súper rica gracias al fabuloso trabajo de los escritores. Pero con Jack-Jack, quien soporta sobre sus pequeños hombros los mejores gags, se forma una dupla explosiva, en cuestiones de comedia por supuesto. No es sorpresa que ya se insinúan proyectos propios para algunos de ellos dos, sin embargo, Disney tiene las cosas bien claras, y eso nos alegra.
La animación no está en los mismo niveles de detalle de las grandes proezas visuales de la compañía, pero no se debe a un trabajo mediocre y mal hecho, es porque la cinta toma lugar minutos después del primer largometraje, es decir, deciden permanecer en la misma línea temporal de hace 14 años, defendiendo las texturas y estilos de animación, manteniéndose plenamente fieles a la sencillez de los rasgos proyectados en esa época, un mundo en donde el realismo no tiene que ser parte de la ecuación. Hay pocos paisajes con los que sacar jugo a las imágenes, por el contrario, la película mantiene configuraciones urbanísticas para desplegar la mayoría de la trama. Secuencias verdaderamente llamativas para al ojo pueden ser contadas con los dedos de una mano, en cuanto a la fotografía, se encuentran solo un par de significativos cuadros, el mejor: Bob subiendo las escaleras agotado con sus dos hijos varones en brazos, una proeza que encuentra belleza en lo emocional.
“Incredibles 2” de Brad Bird es una continuación inusual, pues conoce como trasmutar en un filme muy actual con un molde que respeta el universo creado hace ya catorce años. Indubitadamente, sus mayores cualidades las encuentra en el aplaudible protagonismo femenino, el lúcido montaje que balance comedia y drama como solo Pixar lo sabe hacer, un soundtrack más que absorbente y un tratamiento narrativo hechizador que sencillamente no sería posible sin la gran facultad de Bird, el monumental grupo de trabajo y el increíble cast vocal liderado por Craig T. Nelson, Holly Hunter, Samuel L. Jackson y Catherine Keener. Llena de mensajes de representación, igualdad, familia y actualidad, esta divertida comedia familiar es un paso hacia adelante para la animación y el género de superhéroes y otro fantástico bombazo de una compañía que honra sus grandes joyas de antaño, que se adapta y empuja sus nuevas obras hacia adelante con herramientas modernas que no pasan por encima de sus raíces.
Claramente la madre es el personaje que recibe principal atención y tratamiento, alguien que se ve forzada a dejar a un lado a sus hijos y esposo por tiempo indefinido para hacer legal lo ilegal. Hay un discurso y un debate ficcional fuerte y jugoso en el asunto de la legalización de los superhéroes, un propósito que pasa por varios obstáculos dignos de discusión. Helen, siendo el nuevo punto focal en la trama, se convierte felizmente en uno de los mayores pros de la secuela pues son insuficientes las películas animadas que sitúan a una mujer en el papel protagonista con tan valiosa destreza argumental. Es un gran paso para la representación femenina en el mundo audiovisual ver no solo como una mujer acapara toda la historia sino también como trastocan la estereotipada concepción de madre; de igual forma, muy pocas decisiones se siente sintéticas u ofensivas ya que el relato se toma el tiempo correcto para el característico planteamiento y desarrollo de Bird en la parte visual y narrativa, un balance en donde la parte cómica tiene lugar, principalmente, en casa, mientras los acontecimientos más serios entre las calles de esta gran urbe. En un momento determinado Voyd, un personaje con aires de Kristen Stewart al que pone voz Sophia Bush, cuestiona a Elastigirl sobre cómo es posible que pueda nivelar su vida como héroe y su vida familiar, y aunque nunca es resuelta por la heroína, el mismo filme se encarga de responder no solo su caso, sino el de cada miembro de la familia.
Mención de honor para un par de emblemáticos personajes que tienen derecho a ser parte de la cultura popular moderna del cine de animación. Es correcto, es la odiosamente encantadora Edna Mode, la cual, irónicamente, se roba el show completamente al igual que en el primer filme con su diseñadora colérica y súper rica gracias al fabuloso trabajo de los escritores. Pero con Jack-Jack, quien soporta sobre sus pequeños hombros los mejores gags, se forma una dupla explosiva, en cuestiones de comedia por supuesto. No es sorpresa que ya se insinúan proyectos propios para algunos de ellos dos, sin embargo, Disney tiene las cosas bien claras, y eso nos alegra.
La animación no está en los mismo niveles de detalle de las grandes proezas visuales de la compañía, pero no se debe a un trabajo mediocre y mal hecho, es porque la cinta toma lugar minutos después del primer largometraje, es decir, deciden permanecer en la misma línea temporal de hace 14 años, defendiendo las texturas y estilos de animación, manteniéndose plenamente fieles a la sencillez de los rasgos proyectados en esa época, un mundo en donde el realismo no tiene que ser parte de la ecuación. Hay pocos paisajes con los que sacar jugo a las imágenes, por el contrario, la película mantiene configuraciones urbanísticas para desplegar la mayoría de la trama. Secuencias verdaderamente llamativas para al ojo pueden ser contadas con los dedos de una mano, en cuanto a la fotografía, se encuentran solo un par de significativos cuadros, el mejor: Bob subiendo las escaleras agotado con sus dos hijos varones en brazos, una proeza que encuentra belleza en lo emocional.
“Incredibles 2” de Brad Bird es una continuación inusual, pues conoce como trasmutar en un filme muy actual con un molde que respeta el universo creado hace ya catorce años. Indubitadamente, sus mayores cualidades las encuentra en el aplaudible protagonismo femenino, el lúcido montaje que balance comedia y drama como solo Pixar lo sabe hacer, un soundtrack más que absorbente y un tratamiento narrativo hechizador que sencillamente no sería posible sin la gran facultad de Bird, el monumental grupo de trabajo y el increíble cast vocal liderado por Craig T. Nelson, Holly Hunter, Samuel L. Jackson y Catherine Keener. Llena de mensajes de representación, igualdad, familia y actualidad, esta divertida comedia familiar es un paso hacia adelante para la animación y el género de superhéroes y otro fantástico bombazo de una compañía que honra sus grandes joyas de antaño, que se adapta y empuja sus nuevas obras hacia adelante con herramientas modernas que no pasan por encima de sus raíces.
3 de enero de 2018
3 de enero de 2018
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
DeMonaco evoluciona satisfactoriamente su descabellada saga, la tercera entrega de "The Purge" se concentra en complacer el cruento capricho del público y el deleite critico sobre las problemáticas socio-económicas predilectas para la critica especializada, asimismo, saca ventaja del acontecimiento político que sacude al país actualmente y usufructúa el solicitado 4 de Julio para su pre-estreno.
A pesar de acarrear un temática en común, James DeMonaco ha enfatizado en dar personalidad propia a cada cinta y por lo visto "Election Year" va mas allá argumental y visualmente; integra nuevas ideas como el turismo criminal, la no protección a personalidades gubernamentales y por supuesto el énfasis en la atmósfera política y humana.
Frank Grillo retoma su personaje de "Anarchy", el ex-agente de policía Leo Barnes, quién encabeza el grupo de seguridad especial de la polémica candidata a la presidencia, Charlie Roan (Elizabeth Mitchell), la cual proclama y anhela la suspensión permanente de la Purga anual. "¡Nadie más merece morir!", muchas personas (generalmente pertenecientes a las clases sociales menos favorecidas - Florida -) defienden y respaldan sus propuestas, por el contrario, sus adversarios planifican eliminar el lió de raíz. Conciben un mundo distopico embellecido con sanguinolentas secuencias de asesinato, no obstante, dicha utopía esta realmente cerca de dejar de serlo. Roan obedece sus ideales y determina pasar la noche de la exterminación igual que todos los demás, dentro de su propia casa, sin embargo, la protección es traicionada, así que Barnes y Roan se verán enfrentados a salvar sus vidas, paseando dentro un infierno de carne y hueso. La misión de Barnes: Mantener viva a la senadora, a costa de su propia vida; La misión de Roan: Jugar limpiamente y ganar la elecciones sin el desquicio de sus competidores. Luego de la 'home invasion', el filme transcurre con intimidantes y retorcidas secuencias como danzas diabólicas alrededor de hombres ahorcados en un lúgubre árbol o familias atadas encima de un carro y cruelmente asesinadas con manguales, un 'survival' mejor diseñado que en las previas entregas.
Anualmente, desde las 7:00 P.M. del 21 de marzo hasta las 7:00 A.M. del 22 de marzo, cualquier crimen es legal, todo centro de atención publico esta suspendido hasta el amanecer. El año de las elecciones trae consigo el desmantelamiento del verdadero objetivo de la aparente catarsis, liquidar a las personas más pobres (entre ellos, algunos protagonistas) y absorber el capital de seguros médicos, pensiones y demás de los fallecidos, enriqueciendo ilegalmente a los Nuevos Padres Fundadores de América. El gobierno manipula las mentes de los débiles y camuflan sus deshonestas intenciones como una necesidad de limpiar sus almas, ¿Limpiar sus almas con violencia?
Visualmente impactante, "Election Year" impregna de hiperrealismo visual acompañado de una no tan ingeniosa narrativa; su potencial para crear atmósferas angustiantes y el efecto de vulnerabilidad que siente la senadora es proporcionado por brillantes luces de neón, mascaras con personalidades importantes en el país norteamericano, estrambóticos trajes como el vestido de novia acompañado por la mascara con dientes de sierra en donde se lee "KISS ME", un traje de oso café e incluso, el monumento de Abraham Lincoln bañado en sangre y ardiendo en llamas. Verdugos celebrando infantilmente la depuración, un hombre musculoso empapado de sangre, un extravagante decapitamiento mediante la medieval guillotina ( excelente manejo de luces), un desfile de máscaras iconoclastas, pandillas y justicieros representan teatralmente un trato modesto pero un tanto desatinado a semejante argumento.
Por tercera vez, DeMonaco alza la bandera del éxito, con un marcado maniqueísmo y representaciones de los grupos étnicos foráneos, "Election Year" explora nuevos y peligrosos terrenos y va mas allá que sus antecesoras, con marcados temas actuales y visuales extenuantes, es el guion el que roza lo irrisorio, evidente incluso en la tan insólita premisa. Como película de horror es predecible y regularmente logra convertirse en un gore de Eli Roth, sin embargo, funciona bastante bien como un filme sociopolítico, encajando a la perfección para estas fechas (periodo de elecciones, Hollywood tiene todo minuciosamente cronometrado). Los Padres de La Patria nos esperan un año más, aunque, por lo que parece, tendremos que depurar con feroces deseos este ultimo año. ¡Que Dios Los Bendiga!
A pesar de acarrear un temática en común, James DeMonaco ha enfatizado en dar personalidad propia a cada cinta y por lo visto "Election Year" va mas allá argumental y visualmente; integra nuevas ideas como el turismo criminal, la no protección a personalidades gubernamentales y por supuesto el énfasis en la atmósfera política y humana.
Frank Grillo retoma su personaje de "Anarchy", el ex-agente de policía Leo Barnes, quién encabeza el grupo de seguridad especial de la polémica candidata a la presidencia, Charlie Roan (Elizabeth Mitchell), la cual proclama y anhela la suspensión permanente de la Purga anual. "¡Nadie más merece morir!", muchas personas (generalmente pertenecientes a las clases sociales menos favorecidas - Florida -) defienden y respaldan sus propuestas, por el contrario, sus adversarios planifican eliminar el lió de raíz. Conciben un mundo distopico embellecido con sanguinolentas secuencias de asesinato, no obstante, dicha utopía esta realmente cerca de dejar de serlo. Roan obedece sus ideales y determina pasar la noche de la exterminación igual que todos los demás, dentro de su propia casa, sin embargo, la protección es traicionada, así que Barnes y Roan se verán enfrentados a salvar sus vidas, paseando dentro un infierno de carne y hueso. La misión de Barnes: Mantener viva a la senadora, a costa de su propia vida; La misión de Roan: Jugar limpiamente y ganar la elecciones sin el desquicio de sus competidores. Luego de la 'home invasion', el filme transcurre con intimidantes y retorcidas secuencias como danzas diabólicas alrededor de hombres ahorcados en un lúgubre árbol o familias atadas encima de un carro y cruelmente asesinadas con manguales, un 'survival' mejor diseñado que en las previas entregas.
Anualmente, desde las 7:00 P.M. del 21 de marzo hasta las 7:00 A.M. del 22 de marzo, cualquier crimen es legal, todo centro de atención publico esta suspendido hasta el amanecer. El año de las elecciones trae consigo el desmantelamiento del verdadero objetivo de la aparente catarsis, liquidar a las personas más pobres (entre ellos, algunos protagonistas) y absorber el capital de seguros médicos, pensiones y demás de los fallecidos, enriqueciendo ilegalmente a los Nuevos Padres Fundadores de América. El gobierno manipula las mentes de los débiles y camuflan sus deshonestas intenciones como una necesidad de limpiar sus almas, ¿Limpiar sus almas con violencia?
Visualmente impactante, "Election Year" impregna de hiperrealismo visual acompañado de una no tan ingeniosa narrativa; su potencial para crear atmósferas angustiantes y el efecto de vulnerabilidad que siente la senadora es proporcionado por brillantes luces de neón, mascaras con personalidades importantes en el país norteamericano, estrambóticos trajes como el vestido de novia acompañado por la mascara con dientes de sierra en donde se lee "KISS ME", un traje de oso café e incluso, el monumento de Abraham Lincoln bañado en sangre y ardiendo en llamas. Verdugos celebrando infantilmente la depuración, un hombre musculoso empapado de sangre, un extravagante decapitamiento mediante la medieval guillotina ( excelente manejo de luces), un desfile de máscaras iconoclastas, pandillas y justicieros representan teatralmente un trato modesto pero un tanto desatinado a semejante argumento.
Por tercera vez, DeMonaco alza la bandera del éxito, con un marcado maniqueísmo y representaciones de los grupos étnicos foráneos, "Election Year" explora nuevos y peligrosos terrenos y va mas allá que sus antecesoras, con marcados temas actuales y visuales extenuantes, es el guion el que roza lo irrisorio, evidente incluso en la tan insólita premisa. Como película de horror es predecible y regularmente logra convertirse en un gore de Eli Roth, sin embargo, funciona bastante bien como un filme sociopolítico, encajando a la perfección para estas fechas (periodo de elecciones, Hollywood tiene todo minuciosamente cronometrado). Los Padres de La Patria nos esperan un año más, aunque, por lo que parece, tendremos que depurar con feroces deseos este ultimo año. ¡Que Dios Los Bendiga!

6,6
31.065
9
13 de septiembre de 2018
13 de septiembre de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo es verdad. El psicológicamente brutal e inquietante debut como director de Ari Aster es una proeza de cine sobrenatural conjurada a partir de una óptica convincente que recoge del espiritismo, la demonología y la nigromancia una mitología lo suficientemente perturbadora como para incomodarnos profundamente con uno de los filmes de horror independientes mejor elaborados a nivel visual y de escritura del nuevo siglo. Es poco decir que se te queda bajo la piel tan pronto como los créditos ruedan, dejándote un mal agüero y una inseguridad inusual hoy en día en el cine que desaparecerá con un siniestro cloqueo. La más oscura perversidad se esconde tras caras familiares.
Poco conocido en el mundo audiovisual mainstream, Aster— Nueva York, 1987 —empezó a labrarse un nombre dentro del medio con sus valerosos y bizarros cortometrajes (“The Strange Thing About the Johnsons”), aquellos que fueron suficiente aliciente para que la productora A24 le concediera su apoyo para dar su tenebroso gran salto al mundo del celuloide. Acreditándose como único director y guionista— una garantía infrecuente teniendo en cuenta los increíbles frutos,— este cineasta americano, absoluto nuevo punto de mira para los grandes estudios, consolida su idea y carrera con solvencia apabullante, seguridad exquisita y tranquilidad necesaria para dejar a todos sin cabeza; es magistral el manejo que tiene de las herramientas cinematográficas que posee, perceptible con cada controlada y llena de significado escena en la que el dominio de cámara, guion y actores se convierten en asideros cardinales para conferir tremendo impacto a una tragedia familiar oscuramente penetrante vista desde afuera, pero inquisitivamente traumatizante con una revisión mucho más aguda en la que yace una historia de perdida, perdón, cordura, familia, unión y, lo mejor de todo, demonios humanos e inhumanos.
A grandes rasgos, el primer gran paso corresponde a la excelente escritura de la historia. Como buena cinta de horror de los últimos años, la savia argumental es hallada en el instante en que se explore bajo la superficie, el tesoro del que se habla está en el contenido metafórico de la obra, envuelto por la tenebrosidad e inquietud que hilvana el filme. Este encierra un fuerte e intrínseco enfoque nigromántico entorno al mundo espiritual, pues, de hecho, este es el principal propulsor de la trama; asimismo, amén de ese delicioso y siempre atrayente tema de base, tiene lugar un drama familiar pesimista y poderoso, por el que cruza concienzudamente la sanidad mental, el dolor de la pérdida, las cadenas familiares, el peso de ser parte de un grupo y la responsabilidad que conlleva estar dentro de este. Pero también como buen filme de horror de los últimos años, el filme debe funcionar igual de bien si se le evalúa desde el exterior, y aquí todos los elementos están en el orden preciso para quebrantar los nervios hasta del más reticente espectador, por supuesto, la paciencia surge como principal requisito. En esa área es donde mejor trabaja. Ya desde el inicio se instaura qué clase de atmosfera manejará el cineasta a lo largo del filme, como por ejemplo lo hizo con maestría David Robert Mitchell en “It Follows.” La escena de apertura con un paneo a través de la habitación de trabajo de Annie, la protagonista, insta a sumergirnos en su pequeña casa embrujada, un lugar en donde la muerte sí significa muerte. Ese es un recurso que la película respeta, demostrándolo con la importancia que el espectador requiere, pues a diferencia de “It Comes At Night” de Edward Shults y de la misma casa productora, las escenas más crudas no caen tarde o temprano en una especie de visión o pesadilla, el relato las trata como una significante e irreversible realidad, es el destino del juego.
El filme, como un todo, es una experiencia espeluznante y constantemente impactante, sin embargo, siendo objetivos y selectivos, hay cerca de cinco secuencias sencillamente premiables, cuadros con un ritmo y un factor sorpresa tan patéticamente horroroso que te deja con la boca abierta de par en par por más de un minuto entero, ciertamente no comprendes con claridad por qué acaba de suceder eso, pero unas vez estés lo suficientemente ligado a los personajes y a la mitología, ese estado de shock adquiere sentido. En tales secuencias, se aprecia el gran cariño y respeto a los grandes y raramente recordados clásicos del horror a través de venias narrativas, sin embargo, “Annabelle: Creation” vino a mi mente en el momento en el que todos, literalmente, perdemos la cabeza; obviamente el filme de Edward Shults también gana reminiscencias; “The Killing of a Sacred Deer” en su natural capacidad de perturbar en un dos por tres o el increíble debut de época de Robert Eggers con “The VVitch: A New-England Folktale”, con la cual mantiene semejanzas muy cercanas.
No es una opinión hiperbolizada: Toni Collette sí merece un Oscar; el que necesite pruebas tan solo que compre un boleto de cine, el que necesite pruebas ponga especial atención a ese magnánimo monologo en el grupo de apoyo o a esa “habitual” discusión familiar en la mesa. Collette debe seguir siendo la cara de este filme ya que este es su filme con todo derecho, su tour-de-force ha llegado.
No hay duda de que “Hereditary” de Ari Aster es uno de los filmes del año debido a interpretaciones de otro planeta — hablando incluso de una posible nominación en los Premios de la Academia o los Globos de Oro, — una dirección inmejorable para un filme de horror y una historia de demonios, secretos y herencias que se coce a fuego lento, pero con una candencia esquizofrénica y psicológicamente efectiva que avanza a toda velocidad bajo la superficie como un ser reptante, anheloso de perjudicar nuestros sueños, y lo ha logrado. Visceralmente impredecible, visual y argumentalmente aterradora y narrativamente bien desarrollada, Ari Aster es el Robert Eggers del 2018 gracias a uno de los filmes más terroríficos del año y de la década.
Poco conocido en el mundo audiovisual mainstream, Aster— Nueva York, 1987 —empezó a labrarse un nombre dentro del medio con sus valerosos y bizarros cortometrajes (“The Strange Thing About the Johnsons”), aquellos que fueron suficiente aliciente para que la productora A24 le concediera su apoyo para dar su tenebroso gran salto al mundo del celuloide. Acreditándose como único director y guionista— una garantía infrecuente teniendo en cuenta los increíbles frutos,— este cineasta americano, absoluto nuevo punto de mira para los grandes estudios, consolida su idea y carrera con solvencia apabullante, seguridad exquisita y tranquilidad necesaria para dejar a todos sin cabeza; es magistral el manejo que tiene de las herramientas cinematográficas que posee, perceptible con cada controlada y llena de significado escena en la que el dominio de cámara, guion y actores se convierten en asideros cardinales para conferir tremendo impacto a una tragedia familiar oscuramente penetrante vista desde afuera, pero inquisitivamente traumatizante con una revisión mucho más aguda en la que yace una historia de perdida, perdón, cordura, familia, unión y, lo mejor de todo, demonios humanos e inhumanos.
A grandes rasgos, el primer gran paso corresponde a la excelente escritura de la historia. Como buena cinta de horror de los últimos años, la savia argumental es hallada en el instante en que se explore bajo la superficie, el tesoro del que se habla está en el contenido metafórico de la obra, envuelto por la tenebrosidad e inquietud que hilvana el filme. Este encierra un fuerte e intrínseco enfoque nigromántico entorno al mundo espiritual, pues, de hecho, este es el principal propulsor de la trama; asimismo, amén de ese delicioso y siempre atrayente tema de base, tiene lugar un drama familiar pesimista y poderoso, por el que cruza concienzudamente la sanidad mental, el dolor de la pérdida, las cadenas familiares, el peso de ser parte de un grupo y la responsabilidad que conlleva estar dentro de este. Pero también como buen filme de horror de los últimos años, el filme debe funcionar igual de bien si se le evalúa desde el exterior, y aquí todos los elementos están en el orden preciso para quebrantar los nervios hasta del más reticente espectador, por supuesto, la paciencia surge como principal requisito. En esa área es donde mejor trabaja. Ya desde el inicio se instaura qué clase de atmosfera manejará el cineasta a lo largo del filme, como por ejemplo lo hizo con maestría David Robert Mitchell en “It Follows.” La escena de apertura con un paneo a través de la habitación de trabajo de Annie, la protagonista, insta a sumergirnos en su pequeña casa embrujada, un lugar en donde la muerte sí significa muerte. Ese es un recurso que la película respeta, demostrándolo con la importancia que el espectador requiere, pues a diferencia de “It Comes At Night” de Edward Shults y de la misma casa productora, las escenas más crudas no caen tarde o temprano en una especie de visión o pesadilla, el relato las trata como una significante e irreversible realidad, es el destino del juego.
El filme, como un todo, es una experiencia espeluznante y constantemente impactante, sin embargo, siendo objetivos y selectivos, hay cerca de cinco secuencias sencillamente premiables, cuadros con un ritmo y un factor sorpresa tan patéticamente horroroso que te deja con la boca abierta de par en par por más de un minuto entero, ciertamente no comprendes con claridad por qué acaba de suceder eso, pero unas vez estés lo suficientemente ligado a los personajes y a la mitología, ese estado de shock adquiere sentido. En tales secuencias, se aprecia el gran cariño y respeto a los grandes y raramente recordados clásicos del horror a través de venias narrativas, sin embargo, “Annabelle: Creation” vino a mi mente en el momento en el que todos, literalmente, perdemos la cabeza; obviamente el filme de Edward Shults también gana reminiscencias; “The Killing of a Sacred Deer” en su natural capacidad de perturbar en un dos por tres o el increíble debut de época de Robert Eggers con “The VVitch: A New-England Folktale”, con la cual mantiene semejanzas muy cercanas.
No es una opinión hiperbolizada: Toni Collette sí merece un Oscar; el que necesite pruebas tan solo que compre un boleto de cine, el que necesite pruebas ponga especial atención a ese magnánimo monologo en el grupo de apoyo o a esa “habitual” discusión familiar en la mesa. Collette debe seguir siendo la cara de este filme ya que este es su filme con todo derecho, su tour-de-force ha llegado.
No hay duda de que “Hereditary” de Ari Aster es uno de los filmes del año debido a interpretaciones de otro planeta — hablando incluso de una posible nominación en los Premios de la Academia o los Globos de Oro, — una dirección inmejorable para un filme de horror y una historia de demonios, secretos y herencias que se coce a fuego lento, pero con una candencia esquizofrénica y psicológicamente efectiva que avanza a toda velocidad bajo la superficie como un ser reptante, anheloso de perjudicar nuestros sueños, y lo ha logrado. Visceralmente impredecible, visual y argumentalmente aterradora y narrativamente bien desarrollada, Ari Aster es el Robert Eggers del 2018 gracias a uno de los filmes más terroríficos del año y de la década.
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