No soy un apasionado de David Lean. Aunque reconozco su maestría en encuadres. Además de un estilo refinado en puesta en escena y estilísticamente virtuoso en planos, movimientos de cámara, etc.
Aquí, la dividiría en 2 partes. Visualmente. Dónde Lean demuestra su talento, con pasajes de enorme belleza visual. Y secuencias portentosas.
En conjunto montada con habilidad. No hay que olvidar que fue montador muchos años, antes que empezara a dirigir. Su fuerte no son los guiones y aquí lo vuelve a demostrar.
Aunque en casi 3 horas el argumento es un tanto pobre. Tampoco lo voy a ceñir a una excursión a unas cuevas. Un juicio y una historia de amor. Hay cierto tratamiento interesante del ya caduco colonialismo británico. Aunque sin ser especialmente incisivo. Nunca fue un gran crítico del sistema y menos del Inglés.
La parte final. Justo después del juicio. Se me empalaga y sinceramente no aporta nada a la historia.
Judy Davis, en especial está preciosa en su papel, por esa belleza y magnetismo que desprende. Alec Guinness, el mito de Lean, grotesco en el papel de Bramman, rozando la ridiculez.
Algunos personajes un poco maniqueos y desdibujados. Las 2 damas, son el plato fuerte de la historia a nivel de personajes definidos y creíbles. Cómo interpretativo.
Para ser su testamento fílmico, es un notable ejemplo de arte visual. De parámetros del cine llamado o mal llamado clásico. Muy para amantes de lo nostálgico.
Rodada con mucho gusto y puesta en escena de las que ya no se filman.
Muy aconsejable si te dejas llevar por las imágenes...