Haz click aquí para copiar la URL
España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Drama Sexo, drogas y peligrosos desafíos a la muerte en las calles de Madrid. "Kronen" es la cervecería donde se reúne un grupo de amigos con pocas expectativas vitales, jóvenes que aprovechan la noche para vivir sus aventuras de la forma más excitante posible. Cualquier placer, ya sea la velocidad, la música o las drogas les sirve para exprimir las noches de verano intentando pasárselo bien hasta el alba. El líder natural es Carlos, un joven ... [+]
3 de octubre de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No comparto, porque no lo entiendo, uno de los argumentos más aducidos en contra de “Historias del Kronen”, convertido de hecho en lugar común, casi mantra comodón; esto es, que no representa a toda la juventud —española y de los noventa, imagino que se querrá decir—. El propio Montxo Armendáriz reconocía abiertamente que ni siquiera lo pretendía —imagino que tampoco José Ángel Mañas, autor de la novela en que se basa la película—, con que poco, ningún sentido les encuentro a las encendidas demandas de tanto paladín del holismo. Los protagonistas son una banda de pijos ¿Y qué? Quien quiera canis tiene dieciséis ediciones de Gran Hermano a su entera disposición. Y lo que te rondaré, morena.
Hablando en términos estrictamente cinematográficos, sí estoy de acuerdo en que las interpretaciones resultan francamente mejorables, cuando no —algunas— horrísonas, rayanas en la penuria de “Al salir de clase” o —creo que me estoy pasando, pobres chavales— “Nada es para siempre”. En cualquier caso, no sería justo exigir al debutante las tablas de un José María Pou; además, Juan Diego Botto y Jordi Mollá mantienen el tipo y hasta se asientan con el paso del metraje, o será que acaba uno por acostumbrarse a su vocalización morosa, agravada encima por el deficiente sonido directo.
“Historias del Kronen” es, en fin, una recreación bastante correcta de cierto tipo de nihilismo, a caballo entre la desidia crónica y el hedonismo radical, característico de la ―mal llamada― post adolescencia, cuyas difusas fronteras se extienden hoy casi hasta la cuarentena. Insisto que parece haber a quienes irrita sobremanera que los descerebrados que la recorren no tengan que atracar estancos para sufragarse el vicio. Se atreven incluso a tildarla de escasamente realista. No queda sino recordarles que hay vida fuera del cine quinqui, y que la juventud de la próspera España del ladrillo se parecía —se parece— mucho más a Carlos y compañía de lo que su cansina necesidad de coartadas sociológicas ―”sociologistas”, de hecho― les permite ver.
Carorpar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow