Cada película, o cada proyecto cinematográfico al que nos enfrentamos, nos cuenta algo con lo que podemos conectar, o no.

Debo reconocer que pocas veces encontré en el cine oriental, algo que me entusiasmase. Su cultura, su forma de rodar o mejor dicho, narrar visualmente una historia, no responde a lo que deseo ver.

Hacia la luz es una pequeña obra construida de secuencias donde se muestran detalles ínfimos, en los cuales se apoya permanentemente. Su percepción intimista, ciertamente confusa, parece mas interesada en tomar distancia con el espectador, que en ofrecerse coherente.

Tampoco comprendo tan elevada calificación global; me parece que nos encontramos ante una de esas, a las que el espectador mas singular, califica exageradamente, porque claro... si no se entiende, es que debe ser muy culta e importante.

En la parte técnica, ofrece una iluminación y fotografía magnífica, muy pulcra, bien perfilada. Aunque nadie va a ver una película por algo tan importante y a la vez poco trascendente.