Es la segunda vez que la veo, y la perspectiva que el tiempo da, me hace valorarla de otra manera a como lo haría la primera.

A medida que la película avanza, la espiral de violencia se acentúa, desaparecen las reglas, incluso las normas básicas. Las noches se reducen a salidas, sexo, alcohol, drogas, velocidad. Durante aquel verano, las circunstancias cambian, los amigos, los afectos. Todos parecen sumidos en el mas absoluto descontrol, hasta que por fin, surge la tragedia.

Durante la hora y media que dura, Historias del Kronen, va hundiéndose en los aspectos más mundanos del cine quinqui, sin que, según mi criterio, pueda engrosar sus filas por derecho.

Jordi Mollá, a lo largo de los más de 20 años que han trascurrido, aprendió a impulsar con maestría su carrera, convirtiéndose en un actor de probada solvencia. Juan Diego Botto, por el contrario ha perdido frescura, transformándose en un actor muy limitado, al interpretar de manera lineal, cada uno de los proyectos que llegan a sus manos.