Quizás merecía una puntuación mejor, pero Huella terminó mutilando mi estómago: es una de las pelis más indigeribles que he visto. Es bien sabido que Oriente no hace pelis de terror: las regurjita. Es tanto lo que tienen para ofrecernos a nivel de violencia explícita e implícita que parecen no quererse guardar nada.

Se inicia la peli. Cámaras cerradas sobre un bote y el prota de turno llegando a...un hotel prostibulario perdido en medio de la nada. El busca a Mokoko, una antigua prostituta que lo enamoró, y parece que la única persona que sabe sobre ella es otra trabajadora...desfigurada. Aquí se inicia un desfile de situaciones e imágenes literalmente grotescas, fuertes, exigen cada una de ellas un paladar a prueba de fuego, y no exagero. Sobre estas mismas escenas saturadas se nutre la peli, que por otro lado posee como argumento una historia clásica narrada convencionalmente. Presente y flash back; de nuevo al presente y nuevo flash back: Huella se rehace una y otra vez, pero no varía en sus ocurrencias, no le interesa tampoco.
De la tortura, la mutilación y el dolor Huella se hace concreta mostrándolo TODO, nada al libre imaginario del espectador. Desde lo más cínico y perverso que pueda haber visto en pantalla, Huella lo muestra TODO.

Por último, pero para resaltar, es esa extraña mezcla que ofrece esta peli, porque por detrás de todo su gore y su miedo(no siempre bien logrado) se transpira desde el guión y ciertas imágenes un aire a cuento de hadas pueril e inofensivo. Esto es adrede, no podía ser menos, lo cual le otorga algunos puntillos. Sin salvarla, eso sí, del fiasco general.