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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
5
Thriller. Intriga En la inauguración del festival de cine de Cannes, una famosa y extravagante supermodelo luce un valioso body de diamantes. Laura Ash utiliza toda su astucia para seducir a la modelo y robarle la joya, pero traiciona a su banda, al huir con el botín. Durante su fuga, encuentra a una mujer idéntica a ella, la cual, tras la muerte de su marido y de su hija, se suicida. Laura decide adoptar su identidad para salir de Francia y empezar una nueva vida. (FILMAFFINITY) [+]
26 de mayo de 2009
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que De Palma es un maestro del cine, que devora pelis mucho más que cualquier crítico y que lo vuelca a su obra con un despliegue escénico/narrativo admirable es algo que difícilmente alguien pueda negar. No obstante, Femme Fatale es una ensalada de frutas caras, de esas relucientes que dan ganas de llevárselas a la boca sin más pero cuando uno lo hace nota con amargura que no todo lo que brilla está fresco.

Empieza la peli y la cantidad de recursos narrativos que se ponen en juego hace babear a más de un director. Se trata de un robo, un atraco múltiple mediante una cámara que se desplaza con seductora soltura por cada uno de los implicados, especialmente sobre la acción de una Rebecca tan Fatale como inverosímil desde su papel, no porque lo desarrolle de mala manera sino porque sus actos son tan enrevesados que cuesta creer que una persona razone de esa manera. La mujer traiciona a todos, intercambia su identidad hasta que un fotógrafo se interpone en su camino: un Banderas que roza tanto lo bobo como lo picaresco pero sin entrar de lleno en ningun perfil. La trama se divide en situaciones independientes, algunas innecesarias y la peli se va decantando hacia el género del espionaje con vueltas de tuercas que cierran demasiado a medias hasta llegar a un desenlace que se transmite como sutil pero derrama tosquedad.

Sin ser una mala obra, Femme...trastabilla, se sobra a sí misma y se nota. Se pavonea tantas veces frente al espectador que, como toda mujer bella pero histérica, termina por hastiar.
Juan Rúas
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