Proyas se arriesgó y eso es de agradecer, su obra es oscura pero el espectador asiste con una cierta "claridad" a sus intenciones y a la forma de expresarlas en pantalla. Sin pretender revolucionar las fórmulas de la ciencia ficción, Dark City nada sobre aguas conocidas y realiza algunas maniobras de interés, con distintos resultados.

Hay intriga y cabos sueltos a resolver que arman la trama: es un thriller, sin dudas. Hay un mundo bañado con una estética gótica sucia y en decadencia, ambientada sobre un futuro robótico. Resulta difícil despegarse de esa atmósfera reinante, esa cruda opacidad se transmite con una efectividad morbosa y la peli gana desde su puesta en escena. La complejidad del guión amaga con ser atractiva, porque realmente lo es, pero es justamente ese rebusque argumental el que termina por saturar peor que la atmósfera gótica, porque no cierra las idas y vueltas que la historia propuso y la obra trastabilla sin caer, eso sí, pero las patinadas igual son muy notorias.

Recomendable, distinta...en algunas cosas, insisto, porque la idea ya anidó en la mente de otros directores más antiguos. De todas formas, quedan invitados a la ciudad oscura para intentar ver algo más que una estética rica y empalagosa.