Una película encerrada en una cajita de música.
Absolutamente visual, como un gran vídeo clip, por momentos recargadamente barroca, aún así tanto en su banda sonora como en su imagen no tienen desperdicio.
Si hablamos de las actuaciones, Keira Knightley, no desentona pero aburre, será porque se ha transformado en la fémina fetiche de este director (Joe Wright, recordado por Expiación y Orgullo y Prejuicio entre otros) pero además por ser la cara de moda de cuanta película de época hay. Ese motivo en lo personal hace que todas sus caracterizaciones se peguen y sean todas muy parecidas.
Del otro lado Jude Law disfrazado de un feo Karenin, en un personaje limitado en la película de quien se podría haber sacado un poco mas, lindo o feo es un buen actor aunque un poco british para un clásico ruso. En el personaje de Vronsky un desconocido actor Aaron Taylor Jonhson que no le sobra y ni le falta, llega con lo justo.
La película como dije antes parece un cuento de Disney para adultos, se mezcla con la fantasía el lujo y escenarios inmejorables, con una mezcla que no llega al musical de Moulin Rouge, ó al romanticismo del Fantasma de la Opera, pero de alguna manera ó por lo antedicho logra que la veamos.