Uno de los episodios más conocidos y relevantes de la 2ª Guerra Mundial (por cuanto supuso la decisiva incorporación de los norteamericanos al conflicto) en una aproximación que parece querer erigirse en la obra definitiva sobre el tema a partir de la acumulación de clichés fijados previamente por el cine. La historia combina los ribetes románticos de films como “De aquí a la eternidad” (convenientemente remozados para el gusto adolescente actual) con la vertiente espectacular e histórica de títulos como “Tora, Tora, Tora” o “30 segundos sobre Tokio”. Ante la nimiedad de su propuesta dramática (basada en el más tópico triángulo amoroso), lo más destacable del film recae en su deslumbrante puesta en escena, apoyada en un gran despliegue de medios técnicos, que se convierten en los reyes absolutos de la función. Como siempre en el cine de su director, el exceso es la marca de fábrica, en unos resultados francamente vistosos pero excesivamente trillados.