Película bastante particular, inicia con Martha (extraordinaria actuación de Anna Svierkier) una anciana acusada de brujería huyendo de sus captores, ella le pide a Absalón que la salve sabiendo que él había salvado antes a otra bruja, madre de su actual esposa.

Él se niega pero esa situación comienza a despertar en el pastor un sentimiento de angustia, al estar casado con la hija de una bruja (de una u otra forma con la idea de que el mal está en ella), lo que hace que su situación con Dios sea incomoda.

Paralelamente a esto, su hijo que recién regresa de un viaje comienza a tener una relación algo apasionada con su madrastra, Ana, la hija de la bruja. Es así como en un momento tenemos a Absalón meditando con Dios por sus acciones, y a su hijo meditando con su madrastra y teniendo acción.

En fin, Dreyer consigue una atmósfera inquietante y sórdida, aumentada en los minutos finales por esa tormenta que se avecinaba y que traía consigo una desgracia. Un film pausado, con rostros fríos y miradas penetrantes.