Pocos años después de terminada la Guerra de Vietnam, Stanley Kubrick decidió realizar un film sobre este conflicto y volver a retratar su visión de la guerra y mostrar su panfleto antibelicista. Full Metal Jacket se divide claramente en dos partes, una primera en la que vemos el entrenamiento de los marines y una segunda que se centra ya en el conflicto en sí.

Los primeros 45 minutos en donde vemos cómo los reclutas comienzan a recibir su formación es simplemente inmejorable, las acciones se centran en un puñado de ellos, especialmente en Leonard (Vincent D’Onofrio), un tipo gordinflón que por su inoperancia es constantemente humillado por el sargento Hartman (R. Lee Ermey).

En la segunda parte del film, ya en plena guerra, la trama sigue al marine “Joker” Davis (Matthew Modine), que fue otro de los que se ve al inicio en su formación, él fue asignado como periodista en una publicación del ejército y está deseoso de ver acción en el campo de batalla.

El mensaje antibélico está retratado de forma esplendorosa, mostrando la única cara que tienen las guerras, que es la cara de la desolación y degeneración del ser humano, además de las repercusiones en contra de las sociedades a las que atañe.

Algunos momentos de comedia que la hacen muy llevadera, en especial en la primera parte, el ritmo con el que arranca y las desfachateces que vemos son brutales, además de la transformación del personaje de Leonard. Así mismo, cuando la trama se pone seria se maneja una gran tensión, propia de un realizador de la calidad de Kubrick.

Full Metal Jacket es un tremendo film, con una estética muy bien cuidada, dirigida de forma esplendida y elegante, con actuaciones formidables, una gran selección musical a cargo de Abigail Mead y momentos realmente inolvidables.