A pesar de tener dos años escasos podría parecer vieja porque la historia se basa en Facebook y no en el enjambre de redes suciales (sic) que sirven a los seres humanos para incomunicarse peor que antes, y no es que uno abogue por las relaciones analógicas, que tampoco.

Pero el ejercicio de la Binoche, -si alguien se merece el artículo delante en el mundo de la farándula es ella-, para dar vida a una película con muchos cartelitos de Whatsapp y posts de la red de Zukerberg, es inaudito. Y el paso sutil de puesta en escena, -maquillaje y fotografía, sobre todo-, de cuando está en casa atendiendo su relación con un joven navegante sentimentalmente inexperto a cuando vive fuera de sí misma, lacerada por una relación truncada es apasionante de ver.

La historia tiene un giro de guion en el último tercio y gana. Hasta ahí se desenvuelve con cierta pesadez pero acelera hasta un final abierto que no se merece un reventón, es decir, eso que los influencers más cursis llaman un spoiler.

Cada día más sabia, mejor actriz y más sugerente, flirtea con su edad a la vez que ironiza con el declive de una mujer cuando pierde su juventud y se enfrenta a la atracción que su pareja siente por la juventud más lacerante. Y no es la primera vez, véase Viaje a Sils María.

Muy bien secundada por la terapeuta que la sirve de espejo, François Civil, tenemos que reconocer, que como Cortázar por Glenda Jackson, sufrimos una poderosa debilidad por este mujer, una actriz que ha sido incluso capaz de sobrevivir a Isabel Coixet, lo que tiene mucho mérito.
alfonso
http://www.delgadalinearoja.com/2021/01/clara-y-claire.html