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Voto de seagal4ever:
7
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18.542
Drama
Cuatro años antes, los Tiburones de Miami, dirigidos por el entrenador D'Amato (Al Pacino), habían ganado dos campeonatos consecutivos, pero ahora sólo consiguen acumular derrotas. Además, el público escasea y los antiguos ídolos están en el ocaso de sus carreras, particularmente Jack "Cap" Rooney (Dennis Quaid), que a sus 39 años se aferra desesperadamente a lo poco que le queda como jugador profesional. Por otra parte, son frecuentes ... [+]
30 de noviembre de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espectacular y efectista radiografía sobre el fútbol americano realizada por el polémico Oliver Stone y que cuenta con un reparto de auténtico lujo encabezado por Al Pacino. El filme (escrito por el propio Stone y el reputado John Logan) sigue los pasos de un ficticio equipo de fútbol americano que se encuentra en horas bajas en la liga y que a duras penas va a lograr clasificarse para los play off de la competición. Para mayor desgracia de la hinchada, el quarterback titular, todo un ídolo local, se lesiona, y su sustituto corre la misma suerte. Será entonces cuando entre en escena el segundo suplente, un chaval que de repente se encuentra con todo el equipo a sus espaldas y que, sorprendentemente, resulta ser un auténtico fuera de serie que no tarda en ser encumbrado por los medio de comunicación.
Hay dos elementos de esta película que a simple vista destacan por encima del resto: el espectacular reparto y el montaje. Sobre el primero, poco que añadir. Basta con echar una ojeada a los créditos para encontrar más de media docena de actores de primerísima fila, si bien es cierto que en aquella época algunos de ellos no eran ni la sombra de lo que son hoy (Jaime Foxx es el ejemplo más evidente).
El montaje sí que merece una mención especial. De hecho, por simple curiosidad, estuve esperando durante los créditos para ver quién había sido el pobre hombre que había tenido que montar todo el embolao. Lógicamente, me encontré con que los montadores eran nada menos que cuatro personas, algo total y absolutamente insólito y desproporcionado para cualquier filme corriente. Una auténtica barbaridad que, sin embargo, en vista del nivel de complejidad de la película en este aspecto, se antoja necesario.
Hay dos elementos de esta película que a simple vista destacan por encima del resto: el espectacular reparto y el montaje. Sobre el primero, poco que añadir. Basta con echar una ojeada a los créditos para encontrar más de media docena de actores de primerísima fila, si bien es cierto que en aquella época algunos de ellos no eran ni la sombra de lo que son hoy (Jaime Foxx es el ejemplo más evidente).
El montaje sí que merece una mención especial. De hecho, por simple curiosidad, estuve esperando durante los créditos para ver quién había sido el pobre hombre que había tenido que montar todo el embolao. Lógicamente, me encontré con que los montadores eran nada menos que cuatro personas, algo total y absolutamente insólito y desproporcionado para cualquier filme corriente. Una auténtica barbaridad que, sin embargo, en vista del nivel de complejidad de la película en este aspecto, se antoja necesario.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El número de planos es extremadamente alto y la cadencia entre uno y otro es de apenas un par de segundos en el mejor de los casos, y en los momentos de acción llega a ser incluso más veloz. Lo que a algunos les puede parecer excesivo o grotesco (justificadamente, por otro lado), he de reconocer que personalmente me ha fascinado. Me parece de una espectacularidad enorme y, además, logra dotar al conjunto de un gran número de matices gracias a los innumerables ángulos y posiciones a través de los cuales accedemos a la acción.
Este montaje juega en detrimento de la historia, que queda un poco desdibujada en un segundo plano o, mejor dicho, que no termina de estar explotada completamente. El filme muestra, de manera bastante acertada, aunque sin duda algo exagerada y bajo la subjetiva mirada de los autores, todo el microcosmos que rodea a un equipo de fútbol americano y a sus futbolistas y demás miembros del equipo técnico. Es, como mencioné al principio, una especie de radiografía a todos los niveles, desde el técnico hasta las altas esferas, rozando incluso los ámbitos políticos, estratégicos y económicos.
Destacar también la banda sonora del filme, compuesta por un inmenso número de canciones de grupos de música electrónica, rap y rock alternativo. Resulta de lo más apropiada, y encaja a la perfección con la historia y el trepidante montaje.
Como pequeño defecto, remarcar que la estética de videoclip continuo puede llegar a ser un tanto cargante en determinados momentos. Y los personajes resultan bastante planos la mayoría de ellos. Por ejemplo, la evolución de la personalidad de Willie Beamen (Jamie Foxx) está demasiado forzada: nadie puede creerse esa transformación de chico rebelde a bellísima persona en tan sólo unos días.
La imagen que siempre me viene a la cabeza cuando pienso en esta película es la del jugador que pierde el ojo. Es un instante que apenas dura más de cinco segundos, pero es tan, como decirlo, impactante... Ver el globo ocular con su nervio óptico en el suelo, en medio del campo de fútbol impresiona de verdad. Y todo ello mientras el comentarista (el propio Oliver Stone) suelta esa gran frase que he empleado para titular esta crítica. El momento cumbre, sin duda.
Así pues, muy estimable título del señor Stone que será recordado por encima de todo por su acelerado y trepidante montaje. Al margen de él, el filme logra transmitir una continua sensación de adrenalina durante las escenas de partido y resulta un acercamiento de lo más gratificante al (no demasiado conocido) mundo del fútbol americano. ¿Para cuándo una buena película sobre el mundo del fútbol "europeo"? No será porque no haya público potencial...
Este montaje juega en detrimento de la historia, que queda un poco desdibujada en un segundo plano o, mejor dicho, que no termina de estar explotada completamente. El filme muestra, de manera bastante acertada, aunque sin duda algo exagerada y bajo la subjetiva mirada de los autores, todo el microcosmos que rodea a un equipo de fútbol americano y a sus futbolistas y demás miembros del equipo técnico. Es, como mencioné al principio, una especie de radiografía a todos los niveles, desde el técnico hasta las altas esferas, rozando incluso los ámbitos políticos, estratégicos y económicos.
Destacar también la banda sonora del filme, compuesta por un inmenso número de canciones de grupos de música electrónica, rap y rock alternativo. Resulta de lo más apropiada, y encaja a la perfección con la historia y el trepidante montaje.
Como pequeño defecto, remarcar que la estética de videoclip continuo puede llegar a ser un tanto cargante en determinados momentos. Y los personajes resultan bastante planos la mayoría de ellos. Por ejemplo, la evolución de la personalidad de Willie Beamen (Jamie Foxx) está demasiado forzada: nadie puede creerse esa transformación de chico rebelde a bellísima persona en tan sólo unos días.
La imagen que siempre me viene a la cabeza cuando pienso en esta película es la del jugador que pierde el ojo. Es un instante que apenas dura más de cinco segundos, pero es tan, como decirlo, impactante... Ver el globo ocular con su nervio óptico en el suelo, en medio del campo de fútbol impresiona de verdad. Y todo ello mientras el comentarista (el propio Oliver Stone) suelta esa gran frase que he empleado para titular esta crítica. El momento cumbre, sin duda.
Así pues, muy estimable título del señor Stone que será recordado por encima de todo por su acelerado y trepidante montaje. Al margen de él, el filme logra transmitir una continua sensación de adrenalina durante las escenas de partido y resulta un acercamiento de lo más gratificante al (no demasiado conocido) mundo del fútbol americano. ¿Para cuándo una buena película sobre el mundo del fútbol "europeo"? No será porque no haya público potencial...