Una de las primeras películas del siempre interesante aunque también irregular Neil Jordan. Se trata de una interesante neo noir original bastante bien dirigido y mejor interpretado por un elenco en estado de gracia. Un Bob Hoskins espectacular y magistral, en uno de esos papeles de tipo pequeño pero con una mala leche que tira de espaldas pero con buen corazón. Este actor desgraciadamente desaparecido sabe inculcar a sus personajes ese mal carácter repleto de credibilidad que destila humanidad. El gran Michael Caine no le va a la zaga en este film.
En definitiva, un interesantísimo retrato de los bajos fondos londinenses, de esa suciedad, mezclado con una terrible historia de amor, donde en la que la decepción y la desilusión terminan reinando, lo que hace que el film gane en realismo y en verosimilitud. Imposible no empatizar con el personaje de Bob Hoskins, que se siente arrastrado por un sentimiento de lealtad y deber que viene derivado de un amor incondicional que siente por una femme fatale que se aprovecha de su honradez y de integridad. Muy recomendable.