¿Recuerdan ustedes la famosa escena de "Regreso al futuro" donde Michael J. Fox se ponía a interpretar guitarra en mano el pegadizo y desenfadado tema de "Johnny B. Goode" de Chuck Berry hasta el desvarío más absoluto? Descontrol y desenfreno finales con el actor rebozándose por los suelos ante la atónita mirada de propios y extraños. Pues ese ambiente es el que se respira cuando vemos "Abierto hasta el amenecer", una película realmente diferente que mezcla con habilidad el cine de terror y el gore más explícito con el thriller a lo road movie en un ambiente de absoluta ordinariez y anarquía.

Se nota que por ahí ha pasado la mano de Tarantino en forma de guionista, pariendo diálogos irrespetuosos y sobrados de mala educación. Todo en esta película desprende un hedor a habitación cerrada, a zapatillas polvorientas de adolescente en celo que no se ha cambiado los calcetines en semana y media, donde lo irreverente se torna en costumbre y el cuidado de las formas en excepcional. Geniales interpretaciones de un George Clooney luciendo tatuaje y virilidad de auténtico espalda plateada y de un Tarantino haciendo de perturbado lunático al que produce el mismo placer empuñar una pistola y volar una sesera que olisquear unas bragas cuanto más sucias mejor. Némesis de un Harvey Keitel, educado y firme creyente en la palabra y acto de Dios, a quien aquí se utiliza en último término para aprovechar y darle una vuelta más de tuerca a la blasfemia global de la cinta y poder así, dirección y guión mediante, defecarse en todo aquello que huela a religión y teísmo.

El resultado final se saborea en su plenitud en la segunda mitad de la cinta, una vez que los protagonistas dan con sus huesos en ese bar de carretera lleno de camioneros, moteros, alcohol, drogas, sexo, sudor y suciedad. La descripción más gráfica de lo que es un bar de mala muerte lo encontraremos aquí, donde el libertinaje más abyecto campa a sus anchas sin escrúpulos ni tapujos para delicia de todos los que deseen encontrar ese microclima alejado de la civilización más elemental. Ahí dentro el olor a urinario y a camiseta húmeda se dispara, la cerveza y la saliva se mezclan con el sudor y la grasa axilar y genital y las normas se desvanecen para que todo dios y lo que no es dios se acabe desmadrando de la forma más irracional una vez que "la Sayek" nos ha hecho el mítico baile de la serpiente. Así que recomendaría que no mantengas las expectativas que la peli te ha ido creando durante la primera mitad de la historia porque creerás que alguien te ha cambiado de repente el canal de la tele o por un momento te has dormido y te has perdido lo que ha hecho girar 90º el sentido de la cinta. No te preocupes si eso te pasa, porque creo que nos ha pasado a todos los que la hemos visto. Tampoco intentes entenderlo, así que simplemente disfruta si te gusta ese tipo de escenas que vendrán. Vomita si quieres, ríete si quieres o apaga la tele si quieres. Cualquier cosa que hagas la entenderé y la compartiré.

A mí al menos me gustó...