*Un héroe anónimo

John Nada (Roddy Piper) es un obrero que llega a la ciudad de Cleveland, Ohio en busca de oportunidades para progresar. Dice que cree en el sueño americano y planea seguirlo. Sus creencias se ven puestas en jaque una vez que descubre unos anteojos científicamente modificados. Estos le permiten distinguir a los humanos de unos alienígenas camuflados entre la población.

La construcción simbólica del personaje principal del relato es un punto por destacar dentro del film de John Carpenter. John Nada es lo que su nombre indica, un don nadie, un “John” cualquiera. Un personaje que llega a una ciudad para comenzar una nueva vida y se encuentra rápidamente trabajando en un puesto de obrero. Este trabajo que se le designa al personaje no es azaroso; John Nada es una hoja en blanco, tanto desde lo narrativo como desde lo actoral.

Piper encarna a un personaje tosco y de pocas palabras, a lo que ayuda su previa carrera como luchador de la WWE. Este hombre fuerte no es más que el símbolo de todo un sector obrero al que el personaje pertenece. La sociedad urbana en Están vivos se muestra sesgada y controlada por los medios de comunicación y la publicidad, y un obrero de clase baja es el que termina desarticulando, a base de fuerza física y un desinterés por el beneficio propio, la red de control que estos seres del espacio exterior construyeron.

*Cúpulas de poder

La construcción de los alienígenas, por otro lado, tiene un proceso simbólico similar. En el film no se explica de qué planeta vienen, o cómo se llama su especie. Simplemente son aliens que se camuflan entre la raza humana. En ese gesto de no explicar de más, que a primera vista podría parecer perezoso, se esconde una gran inteligencia por parte del guión de John Carpenter. No darle una entidad puntual a los seres espaciales hace que puedan trasladarse a cualquier otro ámbito de la Historia de la humanidad.

Se puede pensar a Están vivos como una crítica al gobierno de Ronald Reagan, que utiliza a un héroe de acción como parodia de tantos otros surgidos en este período (Schwarzenegger, Stallone, Chuck Norris, Van Damme, etc). También se puede trasladar al día de hoy; pensar en los algoritmos de internet y en la logística publicitaria hiper personalizada de Facebook junto a sus derivados, y no terminaría por ser una lectura errada.

*Conclusiones

Esta universalidad que construye Carpenter con el mundo de Están vivos (They Live) deja a la película en una posición atemporal. Sí, sucede a fines de los ochenta en Estados Unidos, pero puede suceder en cualquier otra sociedad en la que un sector minoritario controle de forma invisible a un sector mayoritario, y la historia terminaría por tener el mismo efecto. Además, la construcción que se hace desde el guion de John Nada, aquel héroe anónimo, representa de forma clara a los sectores trabajadores de una población subyugada por el poder de una élite alejada literalmente de los problemas de la Tierra.

Escrito por Joaquín Catalano