Esta serie la seguí desde niño cuando tenían a estos animales o monstruos con sus poderes, atributos y debilidades. Pikachú el roedor eléctrico que acompaña incansablemente a Ash junto con los demás pokémones y sus metamorfosis que atravesaban. Lo acompañan la antípatica Misty y Brooke con sus respectivos pokémones aunque la mayoría de veces están de espectadores.
Las luchas para ser el maestro Pokémon fueron intensas para cumplir poco a poco y creía ingenuamente que eran 151 pokémones acompañadas de rap pop para memorizarlas.
La parte graciosa, se lo llevan el petardo combo del equipo Rocket (la vanidosa Jessic y el pueril James) y el pokémon parlanchín Mewth y el pokémon parásito Wobbopheth que no sabe ni de maternidad de gallinas. Siempre hacen la patética presentación aunque improvisando y siempre les va como perros en misa volando en pura parafraseando: "¡¡¡¡¡El equipo Rocket ha sido vencido otra vez!!!!".
No obstante, se cambió el elenco y aparecen nuevos pokémones y con el pasar del tiempo se volvió agotador sin ton ni son. No sé si se acabó la serie, ojalá que sí, ya que tuve que soportarlo tanto serie como artículos mercantilizados y de colección. Insisto, la serie no da para más lo que poco a poco se ha ido desmontando en otros animés del momento con las mismas cosmologías aunque hay varios sinónimos: kit, cosmos o chacra. Por lo tanto, retíren la serie por lo sano para darle un nuevo respiro a las otras series que quieren su cuarto de hora y un nuevo modo de hacer un nuevo ánime.