Vacaciones en el Infierno de Adrian Grunberg, es una película con una buena dirección que no se desvía, ni un solo instante, del tema en el que nos quieren situar. Desde que comienza esta cinta, prometiendo mucho y bueno, hasta que Driver (Mel Gibson) llega al boquete de su libertad, tendremos la coyuntura de disfrutar de este filme de género carcelario. Mel Gibson produce y escribe un guión donde interpreta al típico extranjero en una penitenciaría, llamada El Pueblito, donde sufrirá arresto y condena por el atraco de un banco y en el cual tendrá que lidiar con los penados del lugar. En su incesante y constante modalidad que nos regala esta cinta de acción de reclusión, pasaremos a meternos en la trama sin apenas darnos cuenta por su intensidad fílmica, sin que podamos detenernos en su travesía por la trena mexicana. Gibson lo borda haciendo un papelón justo a su medida, de héroe a medias ya que se trata de un delincuente, pues habiéndolo escrito para el le dió un temperamento muy acorde con su estado de gracia, para otro libreto interpretativo con éxito en su recorrido, ya consagrado, por el sin par sector del entretenimiento. El debut de Grunberg no podía haber sido más perfecto, contando con míticos actores como Gibson o Stormare, en este filme cargadito de narcóticos, corrupción, lenocinio y martirios, en el cual se presta a exteriorizar claramente con el empeño y ahínco de que guipemos lo corrompido de algunos presidios. En algunas ocasiones cruel y en otros momentos donosa, Vacaciones en el Infierno cuenta enteramente cumpliendo su misión nutriendonos de gran exactitud en su visionado.