Sorprendente película de 1967, con una adaptación del gran Truman Capote, que da un salto de modernidad en el mundo del cine, presentándonos el más terrorífico de los géneros: el del crimen cometido por un loco sin ningún tipo de estructura. Entre medias, vemos una precuela (por decirlo de algún modo), de Pulp Fiction.

Los flashbacks están hechos de una manera muy actual. Esta historia, sin duda, no se ha devaluado con el tiempo. Las referencias al cine del pasado: “El Tesoro de Sierra Madre”, o la búsqueda del tesoro de Chaplin en Alaska, son un homenaje de Truman Capote a su más ferviente pasión: el cine.

Las referencias finales a los pasajes de la Biblia nos hacen reflexionar sobre la conveniencia del perdón. Antes, nos sentimos cómplices con un asesino despiadado que se nos presenta cercano, carnal. Tullido, con las cicatrices de su pierna aún frescas, nos hace creer, aún sabiendo el desenlace que al menos intercederá para que no maten a la menor, a la que salva de una violación premortal. No es más que una plasmación de la complejidad que encierra una soberbia película.